¿Mike, es amor? © | Michael Jackson.

Capítulo 28: Problemas y mentiras

―¿Cómo estás? ¿En dónde estás? ―impacientemente pregunta mirando la ventanilla.

―Ya salí, estoy en el Hotel trabajando. ¿Podemos hablar después? 

Michael mira sorprendido a Hande que Tn había mentido. Hande solo mira en frente para que Michael terminara la llamada.

―¿En el Hotel? ¿Sí, en serio? ―con poca seguridad interroga para asomarse bien en la ventanilla―. Hablamos después.

Michael despeja su celular de su oído para colgar. Se mira confundido y Hande réplica una gran risa.

―En el Hotel ―dice de nuevo riéndose―. Anda, llama a Mark, y también pregúntale donde está. De hecho, ¿sabes qué? Mejor iré ―Inmediato abre la puerta Hande para ir allá. Michael la detiene del brazo.

―No Hande ―indica Michael para que no fuera allá―. Entra al carro y conduce ―fue lo último de lo que pudo decir en ese momento que Hande lo miró.

Se muerde sus labios Hande y se escucha el pequeño sonido de la puerta cerrándose. Toma las llaves de nuevo, y las gira para que el auto prendiera. Michael continuó mirando la ventanilla mientras Hande iba conduciendo.

Tomé parte de mi cabello y lo hice para atrás. Me estaba mordiendo las unas un poco, casi como segundos que lo hacia. Mark alcanzó a escuchar mis palabras que decía en celular, sabía que me llamaba Michael y que le mentí de nuevo. No había dicho nada, hasta que él se recargó con su codo en la mesa para mirarme.

―Sé bien, que metiste por nosotros. No fue correcto ―con sinceridad, hizo que quitara mi mano de mi boca y mirar otro lado―. Ni siquiera tienes tiempo de estar con Michael, y ahora solo tienes que lidiar con...

―No se trata de hablar de mi relación. Hablemos de Gonze.

Mark asiente un poco.

―¿Qué quieres que te diga Tn? Después de eso, no puede mirarme.

El aire desliza el cabello de Michael mientras mira el mar. Se encontraba serio y miraba solo una dirección. Hande sale de su carro y va directamente hacia él.

―¿Te das cuenta de lo que sucede? ―Se acerca más Hande para ponerse a un lado de él, pero no pudo y se puso enfrende de él para que lo escuchara―. ¿Te das cuenta de lo que viste?

Michael sigue mirando esa dirección y reacciona un poco mientras mira a Hande.

―Lo que acabo de ver... no significa nada para mí ―lo explicó para que quedara claro la pregunta que hizo Hande.

―Ella te mintió. No estaba en el Hotel,  ¡los vimos! ―advirtió ella exageradamente―. Los dos... ¡Los dos te han mentido! ¿Y no tiene sentido? ¡¿Qué te sucede?!

―¡No me estés precionando Hande! Debo pensar. Necesito analizar esto. Lo que tú estás creyendo. ¡No puede ser! Mark..., Mark y Tn. Hay una explicación, debe haberla.

―Mmm está bien ―dice molesta―. Tal vez están planeando tu fiesta de cumpleaños para estos dos meses.

Michael se queda callado y Hande lo mira mientras dice:

―Reacciona ―lo último que pudo decir mientras dejó de mirar a Michael. Camina ella para llegar a su carro, pero antes de eso, mira desde lejos a Michael y dice algo por última ves―. ¿Vienes?

Michael escucha eso y no emite ningún comentario.

Unos de los policías abre la puerta del carro y salen todos para ir a la estación desesperados. Halil se queda ahí parado en las puertas. Zerha y Riza entran a la primera ventanilla para preguntar los datos que eran sobre su hijo.

―Está por allá ―dice Zehra.

―Buen día, ¿James Yilmaz se encuetra aquí? Ah-ah es mi hijo.

―Espere ―era lo único que pudo decir el policía mientras los miró que estaban preocupados. Mientras el policía checó los datos, los miró para indicarlos―. Escuchen, bajen las escsleras y esperen ahí. Los van a llamar.

―¿Todo está bien? ¿Sigue vivo?

―¿Esto se ve como un Hospital? Bajen las escaleras y ahí los llamarán ―indica de nuevo el policía.

―Está bien ―afirma un poco preocupado―. No debería de estar pasando, Dios mío.

―Todo va a estar bien Riza ―comenta Zehra con tranquilidad.

―No sé qué decirte, es tan lógico lo que acabas de decirme. Le dejas a un auto a un hombre, y ni siquiera lo conoces. ¿Te volviste loco? ―lo exalta con enojo su padre. Michael sólo lo estaba escuchando mientras caminaban por atrás de ellos.