32°

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(Vuelve a narrar Sook.)

Abro los ojos, la cabeza me duele a horrores y siento el cuerpo pesado. La luz que me sorprende nada más abrir los ojos me ciega durante unos segundos.

Intento sentarme en la cama pero no puedo, los brazos no me responden del todo y, cuando miro, veo demasiados cables que se posan sobre mi piel, agujas que se hunden en mis brazos y manos.

La respiración se me corta cuando empiezo a recordar los últimos días. La imagen de los policías arrebatándome a mi hijo, el frío que sentía en esa habitación llena de moho y humedad, la sensación de un cuerpo caliente dándome todo el calor que no podía conseguir por mi misma.

Las palabras de JeonGguk, sus promesas sobre un final feliz.

Mis ojos se llenan de lágrimas, aunque de mi boca no sale ni un sólo sollozo o quejido. Quiero darle las gracias por haber estado ahí.

Escucho un pequeño ruido, una puerta se está abriendo dentro de la habitación. Veo a un chico vestido completamente de blanco, aunque no llega a dar ni un sólo paso en la habitación, tampoco llego a reconocerle.

Sale corriendo mientras le oigo gritar, "ha despertado", me siento algo desorientada cuando la puerta vuelve a abrirse y huelo el olor a bosque de JeonGguk.

—Sook.— su voz es a penas un susurro; sin embargo el sollozo que escapa de sus labios antes de correr hacia mí es mucho más fácil de oir.—Sook, por fin, ¿cómo te encuentras?— a pesar de que sus ojos están llenos de lágrimas y, muy probablemente, ha debido pasarlo fatal por mi culpa, lo primero que hace es preguntar por mí.

—Bien.— susurro, a penas me sale la voz.—¿Byong?— alcanzo a preguntar por mi cachorro, aunque no me sale la frase completa, sólo su nombre.

—Está fuera, con los chicos.— intento asentir con la cabeza, pero me es imposible.— Nos tenías muy preocupados, joder Sook yo...—  no termina la frase, otro hombre entra en la habitación impidiéndoselo.

—Señor Jeon, necesitamos que salga de la habitación.— sus ojos me dicen que se niega a salir de la habitación, intento sonreirle, lo peor ya a pasado.

—Está bien, cuando pueda volver a entrar, vendré con Byong, te quiero.— siento sus labios posarse con cuidado en mi frente y, por extraño que parezca, un pequeño suspiro de tranquilidad se me escapa.

JeonGguk sale de la habitación y, poco después tengo al doctor sentado a un lado de mi cama.

—Señora Jung, ¿cómo se encuentra?— intento responder, pero no me salen las palabras.—Entiendo, tengo que hacerla unas preguntas, un parpadeo es sí y dos no, ¿le parece bien?— parpadeo una vez.— ¿Le duele la cabeza?— parpadeo una sóla vez.— Intente mover el cuello, los brazos y las piernas, uno a uno.— hago lo que me pide, aunque sólo soy capaz de mover mis dedos.— No te preocupes, es normal, has estado en estado de coma casi dos meses, vas a necesitar rehabilitación durante un tiempo.— mis ojos se abren como platos, ¿llevo dos meses en coma?— Te voy a hacer una última pregunta, — parpadeo una vez más.— ¿Recuerdas algo de lo que sucedió?— mis ojos se llenan de lágrimas sólo por los recuerdos y parpadeo una última vez.— Me alegro, eso acortará su estancia aquí.

El doctor se levanta y comienza a hablar con las enfermeras, aunque no termino de entender lo que están diciendo. Una de ellas se acerca a un aparato que parece estar midiendo mi pulso, aunque la mueca que pone no me da muy buena espina.

Soy tu Gamma. //JungKook\\Where stories live. Discover now