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Me despierto gracias a unos golpecitos en mi brazo, estoy bastante cansada pero distingo bien el tacto de mi hijo de a penas ocho años; estoy somnolienta pero abro los ojos para poder mirarle.

Me levanto de la cama y me acerco al armario para poder coger algo de ropa y vestirme.

—Mamá, tengo que ir a clase.— sonrío y despeino su cabello antes de ir a la cocina y prepararle algo para desayunar.—¿Hoy vendrás a recogerme?— intento hacer memoria, saber si esta tarde tengo que trabajar.

—No creo pequeño.— dejo un cuenco con cereales frente a él.— Pero irá el tío HoSeok.— veo a mi hijo sonreír, él realmente ama a sus tíos, incluso si ninguno es un verdadero familiar.

—¿Puede llevarme luego a tu trabajo?— asiento y recojo su bol vacío.

—Claro, pero ve a ponerte el uniforme o no llegaremos.— se levante y sale corriendo hacia su habitación.

Me apoyo en la encimera, es increíble lo mucho que Byong se parece a su padre, tanto en lo físico como en la forma de ser, es igual de juguetón y extrovertido. No puedo evitar sonreí con algo de nostalgia hasta que escucho sus pasos en las escaleras para, poco después, aparecer frente a mí completamente vestido y con la mochila en su espalda, me sonríe y ponemos camino al coche, por suerte su colegio no queda demasiado lejos de casa.

Pero cojo el coche ya que después debo hacer algunas cosas en dirección contraria y, al no poder tomar mi forma animal como harían los demás, resulta bastante tedioso.

Aparco en la puerta del colegio y le doy un pequeño beso en la frente a Byong.

—Pásatelo bien.—  me despido de él, sale corriendo hacia la entrada y yo suspiro antes de volver a arrancar el coche.

Paso por la papelería ya que, anoche, Byong me dijo que ya no le quedaban hojas y sé lo mucho que le gusta dibujar, siempre le gustó y, para ser sincera, creo que es lo único que ha sacado de mí, el amor por el dibujo. También aprovecho para conseguir algunos Edin* para mí, después de pagar vuelvo al coche y pongo rumbo al trabajo.

Para cuando consigo encontrar un aparcamiento libre ya llego cinco minutos tarde, supongo que es lo malo de trabaja en el centro de la capital; cojo la bolsa con lo que acabo de comprar y entro en la tienda.

El olor de la tinta me saluda en cuanto abro la puerta, después lo hacen YoonGi y Nam Joon, que están sentados en el sofá, me siento junto a ellos y escucho su conversación incluso si no tengo demasiado interés en ella.

—No te quejes tanto hombre, Jin está en cinta, es obvio que ahora no te va a dejar salir de casa si no es para trabajar.— bueno, tal vez esta conversación si me interese un poco. Me río junto a YoonGi mientra Nam nos mira con mala cara, está bastante claro que, aunque adora a Jin, necesita salir de casa y no estar constantemente encerrado.

—Al menos el parto está cerca.— suspira, aunque la sonrisa en su cara no es más que una prueba de su absoluta felicidad.— Pero bueno, cambiando de tema...— mantiene silencio durante unos segundos y tengo que ocultar una carcajada, ya me hago una idea de lo que va a decir.—A ver si tienes cachorros de una vez YoonGi, sólo faltas tú.

La mueca que pone YoonGi me resulta graciosa, conociéndole estoy segura de que está deseando tener cachorros, pero entiendo que aún no sea el momento, su pareja apenas tiene veintitrés años, aunque el hecho de que yo tuviese a Byong con dieciocho no es que sea el mejor ejemplo, pero las circunstancias fueron diferentes.

Soy tu Gamma. //JungKook\\Where stories live. Discover now