Capítulo 13

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En cuanto descendí del Jet he corrido a los brazos de Mirán, rodeé con los mios su cuello dejando oculto mi rostro en el llorando amargamente, volver a verle era un alivio inmenso, llegué a pensar que no volvería a hacerlo, la distancia y lo ocurrido me dejo claro una sola cosa, lo amaba, me enamoré a primera vista de él y ahora estaba súper coladita por este chico.

—¿Que ha pasado? Lola, por Alá no llores así.

Pero no podía articular palabra, todo mi cúmulo de estrés, miedos y ansiedades se disolvían poco a poco con su sola cercanía ¿Alguna vez sintieron que la persona que amaban no era un extraño? Me pasa con Mirán, es como si estuviera esperando por él. Me separó con delicadeza besando mi frente, pero no dejando de ser el chico que conocí.

—Niña, me llenarás de mocos, anda vámonos, te llevaré al hotel donde te hospedarás

—¿Hotel?— cuestioné limpiando mis mejillas— Mirán... Gracias, pensé que huirías de mí por lo ocurrido, mis padres fueron duros contigo, temía no verte de nuevo, temía que...— sus labios, sus carnosos y hambrientos labios de mí, me han callado por completo.

—No te dejaría ni aunque me llevará la vida en ello, me contarás en el camino.

Asentí más tranquila y lo seguí tomados de las manos, en el auto le conté el trato que tenía en mi propia casa, él menciona que fue como estar presa, acepto que así me sentía, mejor dicho, toda la vida me he sentido prisionera de mi familia, de los errores de mis padres. Llegamos ante un lujoso y enorme hotel, no es que no hubiese estado en alguno, pero este rompía estereotipos, era el glamour materializado.

Le pedí que no me dejara sola, así que me acompañó hasta la suite presidencial, una vez en su interior pasamos directo a la sección de descanso, sentándome en el sofa me siguió tomando mis manos sin decir ni "Mu"

—¿Qué ocurre? Seguramente te arrepientes de traerme aquí y no te culpo, las cosas se pondrán difíciles para mí.

—Te dije que te protegería ¿Recuerdas?—Asentí— tengo la solución, la cosa es si te atreverás a hacer lo que te pido lola

—¿Cuál es?— de nuevo solo me miró, como si estuviera sopesando mi respuesta

—Cásate conmigo, una vez como mi esposa nadie volverá a encerrarte, yo te daré esa libertad que añoras, te llevaré a descubrir él mundo— estaba boquiabierta por su propuesta— se que es muy pronto, pero...

—¡Acepto! Acepto ser tu esposa Mirán— ¿Una locura? Tal vez, pero ahora sabía lo que significaba para mí.

Mirán se ha puesto de pie llevándome con él para abrazarme y besar repetidamente mis mejillas, mi frente y por fin mis labios, era el príncipe que tanto había soñado.

Pasaron dos días y mi hermano me mando cientos de mensajes por redes sociales, le dije que esta bien, que no se preocupara, pero los de mi padre eran más una amenaza. Ahora estoy aquí en Dubai usando un precioso vestido blanco con perlas bordadas con hilo dorado, una exquisitez.

—Estas preciosa, mi hermosa lola.

—Tú muy guapo Habibi— entre cerró los ojos con diversión por el apodo asignado.

—Lo busqué en Google, me pareció algo muy cuquis, por cierto ¿No sabes que es de mala suerte ver a la novia antes de la boda?

—Supersticiones, uno se forja su propia suerte— no estaba muy segura de ello, pero confiaba ciegamente en mi futuro esposo.

Bajamos al salón de fiestas, si bien no se había planeado una fiesta en sí, todo estaba preparado ahí, el juez y dos conocidos de Mirán que fingirían como nuestros testigos, un mayor llamado Abraham y otro con mala cara, Mohammed me parece. Entrando mi estómago revoloteo por la decoración, flores de todos colores y especies.

—Es precioso Mirán, si mi familia estuviera aquí sería muy distinto —pero claro que no estarían, no apoyarían esta boda, tampoco estaba la familia de Mirán, es una locura casarte con alguien a quien no le conoces ni la madre, pero el amor es una locura— te amo.

—Vamos, nos esperan.

Lo cierto es que justo en este momento tenia muchas preguntas ¿Que significaba el anillo que hace poco usaba? ¿Por que no vino su familia? Pero todo pasaba a segundo plano, la ceremonia se llevó a cabo convirtiéndome oficialmente en su esposa. Terminando el beso que nos unió los dos hombres aplaudieron, yo me sonroje un poco llena de felicidad.

—Por fin lo hiciste Mirán, nunca nos decepcionas— no entendí del todo el coentario pero lo obvie, en cambio mi marido parecio muy molesto por ello

—Estoy tan feliz.

Como dije antes, a falta de una fiesta brindamos por el matrimonio y nos dispusimos a subir como marido y mujer a nuestra ahora alcoba nupcial, llegando a la puerta Mirán me sorprendió levantándome en brazos, cosa que me hizo sonreír como tonta.

—Habibi puedo caminar.

—No solo es la tradición, quiero hacerlo especial para ti

Sus palabras hicieron arder mis mejillas, se a lo que se refería y me ponía nerviosa que lo decepcionase. Entre risas nos adentramos a nuestra unión, en medio de la habitación he dado un grito se sorpresa, pétalos esparcidos por el suelo formando un camino hasta la cama de dosel, velas aromáticas en cada superficie y música de fondo amenizando la estancia, pude reconocer a Pablo Alborán con "Te he hechado de menos"

—Mirán, esto es tal y como soñé que sería mi primera vez, no solo fuiste mi primer beso, ahora también... Bueno... Eso...

—¿Eso? Si te refieres a hacer el amor, eso será precisamente lo que te haga.

Mis labios se fundieron en los suyos mientras él se desplazaba hasta dejarme lentamente sobre la cama, no apartaba mis ojos de los suyos pesé a que se retiraba el saco y camisa, mi pecho subía y bajaba ansiosa por lo que estaba por ocurrir.

—Mirán...

—Tranquila, prometo ser cuidadoso— esta vez se retira el pantalón quedando en calzoncillos, mi cuerpo se calienta, mi respiración se agita e instintivamente mis ojos miran su entrepierna ¡Dios! Esta muy abultado ¿Todo eso cabrá en mí?

Un beso más, dos, tres y sus manos recorren mis piernas, todo me tiembla, no se que hacer así que opto por acariciar su torso macizo, decidió ponerme de pie y girarme a darle la espalda para bajar con lentitud el cierre del vestido, este cayó al suelo dejando ver la lencería de encaje blanco, pero poco importaba, es más, estorbaba, prosiguió con el sostén y finalmente se inclinó para retirar mis bragas, primero una pierna y luego otra, sus caricias en todo momento eran sutiles y yo sentía la húmedas acrecentarse en mi intimidad.

Desnuda ante él nos hemos observado, sabemos el enorme paso que vamos a dar y sin importar nada, me he entregado al hombre que amo.

SantVict

"Como en mis sueños" © (#3 De la trilogía "En el tiempo equivocado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora