Capítulo 22

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Esperé en la escalera a que este tipo dejase a Lola en su habitación. No me venía ser el Detective Conan pero aquí estaba. Aruna y Betania están esperando en el estacionamiento, en el automóvil que rentamos aquí. Si me descubrían en lo que estaba seguramente podrían quitarme una buena porción de la fortuna que tengo ahora, pero me está comiendo el alma ver que ese tipo la rodea de la cintura, la besa, y se despide. A riesgo de parecer idiota, me escondí detrás de los barrotes de la escalera al ver que el tipo caminaba al ascensor. Cuando lo vi desaparecer y entrar en él llegué delante de la puerta de Lola.

Su mensaje el cuál leí de una cuando me llegó me hizo sonreír, parecía que ambos estábamos luchando contra la corriente, pero ninguno a tratado de lanzarse a la corriente realmente.

Toqué su puerta y me voltee a la pared de al lado para que no me viese por el ojillo de la puerta. Cuando ella abrió, como si se tratase de una página que se voltea, aparecí.

Nuestros ojos se desafían, mis manos no la tocan, están en mis bolsillos. Lola parece ida por un segundo, no quiero perderla.

—Buenas noches.

—Mirán, ¿Qué haces aquí? ¿No te basta con tus espositas?

—Claro que no me basta. —Argumenté mirando por su hombro, Lola escuchaba música, tenía sobre su cama regada mucha ropa, apenado reconocí un poco de música marroquí y devolví la mirada a sus ojos— Lola, no vuelvas a devolvérmelo. —Tomé su mano y volví a poner el anillo en su lugar— Te pertenece, así como tú me perteneces.

— ¡Claro que no! —Se lo ha vuelto a quitar y lo ha lanzado al suelo, lo he vuelto a recoger y se lo he vuelto a poner— Entonces véndelo, devuélvele el dinero a tu papá.

—Vete Mirán... —Lola ha intentado cerrar la puerta delante de mí y yo que he interpuesto mi pié en medio desee que me lo cortaran, Lola era pequeña pero con mucha fuerza— ¡Vete Mirán! ¡Déjame en paz! ¿¡Por qué siempre tienes que aparecer!? ¡Se acabó! ¡Ya no somos nada!

— ¿¡De qué hablas!? ¿¡Entonces por qué me envías mensajes!? ¿Por qué revisas mis fotos Lola?

— ¡Fue un error! ¡Ahora mismo borro esa estupidez!

Logré terminar de abrir la puerta, agitado no pude más y la abracé fuerte. Mi corazón se desbocaba por el amor de Lola, y todo mi ser.

—Te han venido a buscar musulmán de mierda.

Voltee la mirada y vi Aruna de pié en la escalera del edificio. Maldije soltando sapos y culebras. Enfadado miré a Aruna y luego a Lola quién ya había cerrado la puerta.

— ¡ARUNA! ¿¡QUÉ NO TE DIJE QUE NO TE APARECIERAS!?

—Mirán...

— ¡Oh ya vamos! Parece que la única neurona que te queda o te permite razonar.

En el automóvil conduje enfadado como de costumbre, mi paz se había ido a la mierda. Cuando dejamos a Betania dejé claro que no la tomaría por esposa, pero que la ofrecería a un muy buen amigo mío que tenía la estabilidad que ella necesitaba. Gracias a Alá su padre no se enfadó.

Devuelta en los ángeles dejé a Aruna en la habitación del hotel y le advertí que no me siguiera si no quería ser repudiada. Por Aruna no puedo sentir más que cariño, mucho cariño por nuestra historia de niños, pero nada más.

Conduje entonces en mi deportivo de los ángeles hasta casa de los Colleman, aprovecharía que Lola no está aquí, hablaría con su padre, ajustaríamos cuentas.

Reuní valor mirando mis manos. Para salir vivo necesitaría una buena excusa, pero que mejor excusa que Lola.

Llegué a la entrada y toqué el timbre repetidas veces, estoy impaciente, no es ninguna broma.

"Como en mis sueños" © (#3 De la trilogía "En el tiempo equivocado)Onde histórias criam vida. Descubra agora