Capítulo 8: Un primer vistazo

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La música sobresalía del castillo

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La música sobresalía del castillo. Era un maravilloso día. Jaskier y Geralt entraron al gran salón, en donde más de cien invitados charlaban, bebían, comían y reían juntos.
Había mesas largas, llenas de bocadillos y botellas de vino, los invitados bien vestidos eran Lordes y príncipes que esperaban ganar la mano de la princesa Pavetta quien estaba sentada esperando a su madre sin probar bocado alguno.

Jaskier y Geralt se aproximaron a las mesas.
–Quédate junto a mi, velos feo y finge ser mudo– ordenó el bardo, lleno de nervios, mirando a todos lados.
–No queremos que se enteren de quién eres–

–¡Geralt de Rivia, el poderoso brujo!– de pronto el hechicero de la reina, el mismo que hizo la pócima de la obediencia para Stark, hizo notar su presencia con un grito eufórico que todos fueros capaces de oír, desde la mesa de enfrente, sosteniendo un tarro de cerveza y de un muy buen humor.

–¡Carajo!– maldijo Jaskier.
Geralt miró a su viejo amigo que se aproximaba a ellos.

–No te había visto desde la plaga–

Geralt asintió
–Buenos tiempos Mousesack–

El nombrado rió alegre
–Extrañaba tu carácter agrio, temía que esto fuera aburrido, pero ahora que el lobo blanco está aquí no todo está perdido–. Geralt hizo una mueca muy similar a una sonrisa ladina y Mousesack quitó su sonrisa al ver el atuendo del peliblanco
–¿Oye por qué vistes como un triste vendedor de seda?–

Geralt volteó a asesinar con la mirada a Jaskier quien fingía demencia mientras deseaba ser tragado por la tierra. Mousesack tomó el hombro de Geralt y lo llevó consigo para comenzar una amistosa charla.

Luego una voz gritó:
–¡Por Mousesack!–. Todos festejaron y alzaron sus copas, incluyendo al mismo hechicero panzón. Luego comenzó a hablar con su compañero.
–He sido consejero de los Skellige por años, son un poco toscos al inicio pero es gente sensata, como yo– bebió contándole a su amigo el brujo qué había sido de su vida. Ambos caminaban a lo largo del gran salón, escuchando los brindis de la gente.

–Viejos y oxidados– señaló Geralt –¿Cuánto durará todo este circo?, tolero a la realeza en pequeñas dosis–

Mousesack negó
–No contaría con irnos antes del amanecer, ellos lucharán por la mano de la princesa Pavetta toda la noche–

Geralt miró a la princesa cuyos ojos demostraban lo desagradable que le eran los lordes gritando y bebiendo.
–Emparentar con esta monarquía es un premio poderoso, ¿quién no querría ser rey de la fuerza más poderosa de la tierra?–. Geralt hizo un gesto sarcástico y asintió, luego siguieron caminando.

–Y lo afirmo con certeza después de ser testigo de una fuerza que se ha hospedado desde hace ya un par de meses–

Geralt lo miró
–¿Una hechicera?–

Mousesack negó
–Lo creí al principio, pero creo que es más complejo, así que no la dejé quedarse así de fácil, sin embargo la reina Calanthe no lo dudó ni un segundo desde que ganó la cabeza de un usurpador de sus tierras, sin ayuda–

Geralt frunció el ceño
–Si no es magia, ¿entonces qué es?–

–Todo lo que sabemos es que sin el sol ella no lucha– afirmó. –La princesa Pavetta pasa más tiempo con esa cosa que con ninguna otra persona–

–...y no dejaste que eso la pusiera en peligro– concluyó el peliblanco haciendo que Mousesack riera y asintiera

–Me conoces, Geralt– bebió otro trago –Le llaman "Cadenas líquidas", una pócima de obediencia total, se la estuve suministrando una vez a la semana–

Geralt giró la cabeza para asegurarse de que Jaskier estuviera bien. En efecto, el bardo bebía y charlaba con otros hombres.

–¿Ella sabe?– preguntó

El pelinegro asintió
–Aceptó todo con tal de quedarse, este último mes entrenó a la princesa Pavetta en mandato de la reina, quien nunca duda en aprovechar las habilidades de esa pobre criatura una vez que sale es sol...–

El peliblanco echó un vistazo más a todos los invitados.
–¿Y por cuál de estos gusanos apuestas?– cambió de tema.

Mousesack señaló a uno de los hombres
–Ese pelirrojo vulgar y escandaloso es Crach an Craite, se casará con la princesa, la reina ya lo arregló con el tío del muchacho, Eist Tuirseach–. Luego señaló a un hombre de pelo negro y sonrisa perfecta que mostraba a un grupo de mujeres sus movimientos de muñeca.

–Hábil con la espada, y con las mujeres– dijo Geralt, pero su compañero negó.

–Patrañas, la leona rechazó su propuesta tres veces después de la muerte del rey– confesó –Aún así, ambos de pavoneaban como cisnes en cortejo–

Geralt volvió a mirar a Jaskier, esta vez un viejo robusto semi-calvo se acercó amenazante al bardo, por lo que tuvo que dejar a su compañero para ir a su rescate.

–¡Tú me recuerdas a un sinvergüenza que vi una vez saliendo de los aposentos de mi esposa!– gritaba el viejo a medida que Jaskier retrocedía.
–Bájate los pantalones–

­–¿Qué?– Jaskier abrió los ojos como platos

–No pude verle la cara a ese desgraciado, pero ese jodido trasero no lo olvidaré nunca–

–B-bueno p-pues, ¡Geralt!– tartamudeó el bardo.

Geralt hizo presencia y miró al viejo
–Disculpe, mi lord, esto pasa todo el tiempo– comenzó –Mi amigo tiene cara de canalla y cobarde pero... de niño fue pateado en las bolas por un toro– dijo con tristeza fingida.

–¡Eso es!... cierto– asintió Jaskier lleno de vergüenza.

El viejo sacó unas monedas
–Mis disculpas, toma eunuco, ahoga tus penas– y se fue...–. Geralt sonrió hacia Jaskier, pero él lo miró molesto.

–¡Gracias! Primero arruinas las fanfarrias y luego arruinas mi reputación–

–Te salvé la vida, ahora estás por tu cuenta– ladeó la cabeza –Trata de no hacer que te apuñalen antes del amanecer–

Entonces la atención de todo el lugar se concentró en las trompetas anunciantes de la reina.

–¡Todos de pie ante su majestad, la Leona, Reina Calanthe de Cintra!–

La mujer entró junto al escuadrón real.
Sucios de tierra y sangre.

Ella tomó un tarro de la mesa
–¡Cerveza!– gritó feliz y todos la siguieron en su festejo.

Stark miró a los invitados con desconfianza. Odiaba las concentraciones de gente.

De pronto Geralt encontró su mirada, la mujer alta y delgada no mostraba sus pensamientos a través de su rostro o sus ojos cafés. Él se quedó mirando su silueta olvidando por completo a Jaskier, quien corrió por su instrumento y se juntó con sus compañeros.

–Una disculpa nobles señores– La leona le dio su casco a Stark quien se mantenía cerca.
–Algunos pueblos del sur necesitaban recordar quién es la reina–. Todos le festejaron las palabras. Es bueno para la circulación y el humor– sonrió y bebió un trago largo.

Stark sintió la penetrante mirada de alguien por lo que giró su mirada hasta unirla con la del peliblanco. Aquello se sintió extraño así que prefirió voltear a otro lado buscando a la princesa Pavetta quien a su vez ansiaba por su compañía.

–Preparen sus historias de gloria, señores, mi hija está ansiosa de que esto acabe, más que yo– rió –¡Bardo, música!–. Para cuando esta comenzó a sonar, Stark volvió a buscar con la mirada al peliblanco, pero esta vez no encontró nada.

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