Capítulo 3: Diablos y armaduras

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El camino de Geralt y su acompañante parlanchín era la subida de un cerro, en el cual el color amarillo, naranja y blanco predominaban en el suelo y en las montañas

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El camino de Geralt y su acompañante parlanchín era la subida de un cerro, en el cual el color amarillo, naranja y blanco predominaban en el suelo y en las montañas.

–Leyendo entre líneas y puñetazos, diría que tú tienes un problema de imagen– habló Jaskier, con el corazón acelerado de tanto caminar.
–Si me uno a ti, para derrotar al diablo, me encargaría de darte un título... todo el norte estaría ocupado cantando las historias de "Geralt de Rivia", o "el Lobo Blanco", o "el Brujo"–

–Brujo está bien– respondió el contrario.

Jaskier sonrió al saber que no era ignorado.
–¿Puedo subir a tu caballo?, no tengo el calzado adecuado para esto–

–No toques a Sardinilla– advirtió Geralt.

Hubo más palabras por parte del bardo, pero el brujo no las escuchó, ya que llegando a su destino, descendió de su yegua Sardinilla, y la amarró a un árbol.

Adentrándose a los cultivos en los cuales había sido reportado el robo por parte de un diablo.

–Geralt, ¿dónde estás?, espérame– pidió Jaskier.
–¿Qué buscamos?–

–El bendito silencio– gruñó el brujo.

Jaskier rodó los ojos
–Ajá, eso no es lo mío, ¿oye, has cazado un diablo antes?–

Geralt se aproximaba por entre el césped de un metro de altura. Escaneando el terreno con solo su penetrante mirada.
–Los diablos no existen–.

–Ya...– asintió Jaskier –¿Entonces qué estamos haciendo?–

–A veces hay monstruos, a veces hay dinero– explicó Geralt –Pocas veces, ambas– mientras Jaskier miraba a su alrededor.
–Así es la vida– añade.

De la nada, algo pequeño pero muy pesado golpeó la frente del brujo haciéndolo retroceder y Jaskier lo miró alterado.
–¡Mierda!–

–¿Que fue eso?– pregunta el bardo hasta que encontró un pequeño objeto en el suelo. –¡Una bolita de cañón miniatura!–. Entonces una silueta se movió entre la cosecha, asomando lentamente grandes cuernos.
–Geralt, si es un diablo– anunció con miedo.

El nombrado se limpió la sangre de la frente y dirigió su atención hacia el movimiento de la silueta cornuda.

–Wow... yo tengo que ver el valeroso y épico acto de...– Jaskier cesó sus palabras al ser golpeado por otra bolita de cañón. Cayendo de espaldas inconsciente.

Geralt avanzó lentamente, retirando la cosecha hacia un lado con sus manos, agudizando su oído.

–¡Déjenme en paz!– gritó una voz furiosa, y Geralt fue embestido hasta volar unos metros hacia atrás.

La criatura cornuda poseía grandes ojos de cabra.
Cuernos puntiagudos, y baja estatura. Su piel anaranjada le había camuflajeado antes. Vestía con simples camisas y pantalones delgados y sucios.

The Witcher | La guerreraWhere stories live. Discover now