Capítulo 25: Hechizada

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Stark estaba retirándose la armadura nueva que Yennefer había creado para ella

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Stark estaba retirándose la armadura nueva que Yennefer había creado para ella. Botas, muñequeras y pechera blancas como la nieve, falda y capa rojas y una nueva espada.

Ciertamente era la bruja más poderosa que había conocido en toda su vida, y durante un mes había estado sirviéndole para cosas simples, como cuidar de sus nuevos esclavos (pobre gente que vivía en el castillo, que ahora no podía salir), salir a cazar para ella, conseguir especias, e incluso más gente.

Bueno, no era muy honesto, pero sucede que Stark no podía negarse, pues un hechizo la hacía ponerse a su merced sin límite alguno.

Salió de la armería con un vestido de tono oscuro en verde azulado, un corset café bien ajustado, mangas holgadas, y un corto escote en V. Era la primera vez que se ponía un vestido en mucho tiempo. La última vez, fue en el banquete de Cintra.

No había nada que hacer, así que iba en camino a los establos a alimentar y limpiar a los caballos, cuando vio una yegua que reconoció al instante.

-¿Sardinilla?- se acercó para acariciarla y sonrió. -No puede ser, ¿Geralt está aquí?- lo buscó con la mirada y supuso que había entrado en el castillo. -Hay no, se va a encontrar con la trampa de Yennefer- tomó las riendas y dirigió a Sardinilla a la tina de agua para que bebiera de ella. -Será mejor que lo busque-

Abandonó su tarea original para volver a entrar al castillo, sí, el hedor de Sardinilla que Geralt esparcía la hizo llegar a la cocina, donde encontró al alcalde desnudo y dormido. Se acercó a él para cerciorarse de que estuviera bien, y el hechizo siguiera en el pobre hombre, y luego se apartó. 

-¿Alcalde?-

-¡Mmm!- abrió los ojos de sorpresa y miró a la guerrera, vestida cual doncella. -¿Stark?- preguntó en un tono de voz estúpido.

-¿Vio a un brujo pasar por aquí?-

-Jugo de manzana- señaló a la mesa -Ella quiere jugo de manzana, pero ya no está-

Stark rodó los ojos. No se puede hablar con un hechizado.
Luego de eso, lo ayudó a ponerse de pie.
-Váyase a otro lado-

-Si si- y se fue de ahí, para que Stark dejara de incomodarse tratando de no mirar ninguna parte de su flácido y anciano cuerpo.

The Witcher | La guerreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora