Capítulo 44: Como piezas en un tablero

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Stark devolvió a Jarvis a su lugar tan solo unos minutos después

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Stark devolvió a Jarvis a su lugar tan solo unos minutos después. El sol que reflejaba en su armadura contrastaba con el simple morral de tela despintaba que congaba de su hombro, lleno de pétalos secos, tubos y esferas de cristal con un corcho, dos pedernales ya que al parecer la posión se preparaba igual que un té de hierbas, con magia, pero como un té al fin y al cabo.

Llevaba un bezoar con un fuerte olor a estómago de cabra, una botella de vinagre blanco, un papel envolviendo granos de sal gruesa, otra de pimienta roja, y desde luego velas.

La pelinegra caminó a paso apresurado de vuelta al castillo para poner sus ingredientes en su lugar, con el sigilo en su mente, pues no podía dejar que nadie sepa porqué llevaba ella una bolsa. Pero cuando llegó a la entrada, el mismísimo Lord Emhyr se cruzó en su camino, casi chocando el uno contra el otro, lo que los obligó a ambos a detenerse en un movimiento seco.

-Ah, tú, apártate, no tengo tiempo para ti- dice el Lord entre dientes.

-¿Y usted a dónde va tan deprisa, milord?- pregunta Stark, decidida a no moverse un solo centímetro de las narices de su enemigo, y mientras con sus ojos miraba los contrarios, una ligera sonrisa se asomó por las comisuras de sus labios.
-Me parece extraño que no esté encerrado en el salón de asuntos reales como había hecho bajo la ausencia de su majestad... ¿es que ya no puede pasar sin permiso previo?-

Emhyr soltó una risa sin gracia, disfrazando su disgusto y rabia con una carcajada que inclinó su espalda ligeramente hacia atrás.
-Recuérdame quién de los dos forma parte de la servidumbre de este castillo, y quién de la familia real... no tengo tiempo de hablar contigo, fenómeno-

Stark se hizo a un lado por la inercia de los pasos agigantados, furiosos y decididos de Emhyr hacia ella, pero no dejó de mirarlo mientras se alejaba.
Desde que Calanthe había llegado, Emhyr se había vuelto mucho más silencioso. No se regocijaba como si fuera el rey de Cintra, no se separaba de Pavetta como lo había estado durante el embarazo, y ya no se encerraba en la sala de estrategias y juntas reales, sin embargo, seguía teniendo guardias de su lado, ¿cómo los habría convencido?, Stark no lo sabía, pero estaba decidida a averiguarlo antes de que la respuesta les explote en la cara en medio de una traición, un intento de suplantación, asesinato, o lo que sea...

Stark miró, entonces, al interior del castillo cuando Emhyr desapareció de su vista a lo lejos, y entró rumbo a su habitación, con la misión que Aaron le había confiado, y esperando que de verdad fuera tan sencillo como éste se lo había planteado. "Está en tus venas", había dicho él, y Stark de verdad esperaba que así fuera, pues una posión así de poderosa, mal hecha, podría arruinarle la existencia a su nuevo amigo.

 "Está en tus venas", había dicho él, y Stark de verdad esperaba que así fuera, pues una posión así de poderosa, mal hecha, podría arruinarle la existencia a su nuevo amigo

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