The Witcher | La guerrera

Capítulo 46: Un mal presentimiento

Jarkier entró a la pequeña casa de la mujer, a la expectativa de lo que iba a encontrarse ahí adentro.
Era un espacio rodeado de paredes hechas de piedras y barro con dos ventanas en los extremos.
No había muros que separasen las habitaciones, podía verse una cama seguida por una mesita de comedor con dos sillas, la cocina y un par de armarios.
Era una organización muy extraña y pobre pero no había nada más que eso, lo que hizo pensar a Jaskier que esta vez no había un esposo del cual huir como en otras ocasiones.

Miró el techo, pues de ahí colgaban algunas verduras que solían servirse junto al pescado que solía comerse mucho en ese pueblo.

La pelirroja lo miró emocionada y le señaló la mesa para invitarlo a sentarse.

-Oh... muchas gracias, ¿vives sola aquí?- preguntó mientras la mujer iba directamente a la cocina y comenzaba a sacar dos grandes pescados de una canasta.
-Me siento un poco estúpido tratando de hacerte preguntas, ¿sabes?, no sé si me siento cómodo con esto- comenzó a balbucear mientras se ponía de pie otra vez, por lo que la chica lo miró cambiando su sonrisa por un rostro afligido.
-Creo que sería mejor si me voy ahora, ¿sabes?, no quise importunarla ni nada, pero...-

La chica negó mientras corría a un lado de Jaskier para volver a sentarlo en su lugar y hacerle señas para que se quedara ahí mientras (al parecer) comenzaba a cocinar para él.

-No me malentiendas, adoro el pescado, de hecho es lo que más como con mis amigos, ¿sabes?, es solo que no sé si esta... bueno, esta falta de comunicación entre tú y yo pueda ser algo bueno- se explica Jaskier.
-Bueno, yo... creo que fue un placer ayudarte a vestirte y regresarte a casa pero, será mejor que me vaya- volvió a levantarse pero la chica volvió a correr hacia él con una mirada triste.

-¿Qué pasa?- pregunta Jaskier y la chica abrazó el brazo derecho del castaño, poniéndolo muy nervioso.
-Ehhh, ni siquiera sé tu nombre, ¿cómo podríamos resolver esta brecha?, ¿acaso sabes leer o escribir?-

Ella hizo una mueca y negó varias veces, comenzando a soltar al bardo con un gesto avergonzado.

-Bueno, es una lástima en verdad... muchas gracias por la hospitalidad de todas formas- dice Jaskier asintiendo apenado.
-Cuídate mucho, ¿de acuerdo?, ya no te desnudes en el lago- palmeó su hombro y, nervioso, se retiró de aquella cabaña bajo la mirada desilusionada de la mujer que tan solo lo miró irse como si huyera de ella.

Jaskier suspiró sintiéndose inseguro acerca de lo que acababa de pasar, pues era la primera vez que huía de una mujer de esa forma. Se hizo preguntarse si el motivo de ello era su incapacidad para hablar o un extraño y muy leve mal presentimiento cosquilleando detrás de su nuca.