Vacaciones.

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La vacaciones de pascuas por fin habían llegado y los nervios de ir a pasarlas con severus me ponían a flor de piel.

Mientras hacia mis maletas me sentía extraña, ya le había mencionado con anterioridad a remus sobre esto y no se opuso en lo absoluto.

Al terminar las maletas, tomé a mi fénix que lo puse en una jaula, cosa que no le gustaba y a mi mucho menos, para finalmente tomar mis maletas y dirigirme al despacho de snape.

Al llegar golpeé la puerta y al entrar estaba remus ahí dentro pero no snape.

-Remus - grite dejando al ave en el piso por un instante y dejando las maletas para poder correr a abrazarlo.

-¿pensaste que te irías sin despedirte de mi? - me sonrió para después besarme tiernamente.

- Claro que no, de hecho venía a dejar las maletas y luego me iría a despedir de ti- argumente -¿pero que haces acá? - le pregunté extrañada.

-Bueno, venía a preguntarle a severus unas cosas, pero son sin importancia cariño, no te preocupes- Remus tomó mi Rostro entre sus manos plantando un beso en mi frente, en ese instante un portazo que ambos ya sabíamos que era.

snape nos interrumpió.

- ¿nos vamos Avery? - pregunto el pelinegro sin alguna expresión facial.

Estaba igual que siempre.

-uhm...sí- le respondí algo insegura sobre si ir o no ir.

- bien, nos iremos mediante aparición - comentó tomando su varia encogiendo mis cosas y metiandolas a su levita.

Mire a remus con algo de melancolía y podía notar que el se sentía de la misma manera.

Nos envolvimos en un triste abrazo y final mente sin corto y casto beso con sabor amargo.

- Te extrañaré como no te imaginas - murmuró pegando nuestras frentes.

- y yo mucho más a ti - lo abraze fuertemente por su cintura para finalmente separarme de él y darle la mano a Snape sin antes dedicarle una ultima sonrisa.

Finalmente llegamos a la calle la hilandera, concretamente al final de esta.

Por fuera, la casa es exactamente igual a todas las de la calle. Es cuadrada, está hecha de ladrillo y tiene ventanas grises y sucias que apenas se distingen en la oscuridad. La puerta es de madera, muy vieja y anticuada, y tiene dos pisos.

Al entrar a la casa de Snape tenía una cámara oscura, cerrada, amueblada con muebles raídos, una lámpara con luz tenue de las velas colgaba del techo, y las paredes estaban cubiertas de libros. La casa estaba al menos a dos pisos de altura, como una puerta oculta en la pared del conjunto de libros revelados por una estrecha escalera ascendente, seguramente el cuarto de Snape estuviera arriba. El lugar tenía un aire de abandono, de aspecto lúgubre y frío.

- Bueno...Combina con tu personalidad - brome lanzando una incómoda risa.

- Ven, aquí dormirás - segui a snape subiendo las escaleras llegando a dar con un pasillo con alrededor de 4 habitaciones. Entramos a la primera a la cual sería bastante acogedora con algo de arreglo.

En ella había una cama que daba para al lado de la puerta en frente de esta una chimenea bastante grande con un espejo y unas cuantas cosas más también un mueble en el cual podría guardar mis pertenencias. Para el lado izquierdo había una ventana por el cual se colaba un poco de luz natural a pesar de que estaba bastante nublado.

- al lado esta mi habitación, y en frente esta el baño que es la última puerta y la de al lado es mi oficina. - snape sacó de su levita mis cosas incluyendo a mi fénix para devolverlos a su tamaño normal.

∆Your Eyes My Downfall∆   -Remus Lupin- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora