capítulo 26

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—Nerón se ha marchado,  se ha ido Bastián.  Nerón me ha abandonado y no regresará —sollozo temblando sin apartar mis dedos de mi boca.  Estoy en  el piso,  mirando el círculo que si antes estaba perfecto ahora yase entre las pólvoras del fuego que abraza el infierno mismo.  El ambiente es denso,  húmedo,  caliente y a la vez tan frío.  No podría definir lo que ahora siento,  no más que un dolor que me invade hasta oprimir mi alma y dejarme vacía. 

—Lo siento Aisha,  lo siento mucho —susurra envolviendo sus brazos por por encima de mi cabeza hasta acunarme en él.  Lloro más fuerte,  los gritos salen de mi garganta agudizando hasta mis propios oídos.  El dolor se mezcla entre mis lágrimas y la soledad vuelve a reinar en mi vida. Lo he perdido,  he perdido al hombre que me hizo enamorar de una manera única e incomparable.   ¿Qué haré con mi vida ahora que no está?  ¿Acaso mis sacrificios nunca tendrán frutos? 

—Ya no hay nada que hacer,  Bastián.  Todo está perdido,  todo...

Me aprieta contra su cuerpo,  besando mis lágrimas y yo le permito consolarme a su manera,  pero nada quita el dolor que llevo conmigo. 

—Quizás...  Quizás yo...  Yo no debería amar,  quizás mi felicidad está en el odio,  en la oscuridad —repite mi conciencia en voz alta.  Siento que es la verdad,  yo no debería mendigar amor de nadie y tampoco sentirlo,  no debería sufrir por ello. 

—No Aisha,  escuchame ahora —me dice tomando mi rostro y obligándome a mirarlo —,  tú no eres una mujer mala,  no te dejes dominar de tus emociones oscuras,  ya verás que esto sólo será un mal recuerdo.  Confía en mi. 

Me obliga abandonar la sala e ir hacia mi cuarto,  en donde me ayuda a acostarme en mi cama y hace lo mismo para no dejarme sola.  No sé que haría sin Bastián,  es el único que siempre ha estado para mi. 

Al pasar los segundos,  minutos y horas me doy cuenta que no puedo dormir y que el tiempo se me está yendo de las manos.  Que todo se ha pausado en mi vida y que ya estoy perdiendo el sentido de lo que deseo en verdad.  En cuanto dejo de llorar una luz blanca resplandece en mi habitación y achico mis ojos intentando ver lo que hay más allá de la luz,  con la esperanza de que Nerón haya regresado.  Pero no es así.  Una mujer se acerca ante mi  y algo me impulsa a levantarme.  Me siento en la cama  y es cuando me doy de cuenta de que no es Sarah,  es una mujer diferente a ella.  Su cabellera rubia rodea sus hombros,  cuan seda fuera.  Lleva un vestido blanco y sus ojos son preciosos,  azules como el océano.  Sonríe al mirarme y eso me confunde más porque no la conozco. 

—Oh mi dulce Aisha,  hermosa y preciosa Aisha.  Tus ojos son esferas celestiales.  Cuanto añoré verte de nuevo,  mi pequeña —susurra con su voz angelical,  tan dulce y suave como melodías angelicales. 

—¿Quién eres?  ¿Por qué estás aquí?  —Pregunto nerviosa pestañeando varias veces,  porque aún no creo que esto es verdad. 

—Tranquila mi niña,  todo tiene explicación.  Yo he venido a darte respuestas.  Tengo cinco minutos para explicártelo todo. 

—Ya has perdido un minuto —digo secamente y mostrando el poco interés que me invade. 

—Lo sé,  primero quiero que sepas que me llamo Ana Easter,  soy tu madre, Aisha —dice dejándome sin palabras.  Niego con mi cabeza y suelto un burlesco bufido.  Tiene que ser una broma. 

—No...  Es que no es posible,  ¿tú, mi madre? 

Ella asiente intentando tomar mi mano pero se la niego. 

—No me toques,  ya déjese de bromas.  Usted debe ser Airena intentando engañarme. 

—No,  no es así.  Aborrezco a esa mujer.  Aisha,  no estoy viva,  Airena me mató en cuanto te tuve,  ella quería sacrificarte.  Al menos dejame contarte todo antes de que mi tiempo se acabe. 

La Bruja Y El Guerrero De Hielo (Terminada)Where stories live. Discover now