D o c e

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"Fools" de Troye Sivan sonaba por el pequeño parlante Bluetooth. Yoongi movía levemente la pierna, siguiendo el ritmo. JungKook recorría su habitación de un lado a otro, ansioso. Un traje negro descansaba sobre la cama, planchado e impecable. Min al verlo casi se largo a reír, JungKook los detestaba. Pero no dijo nada, solo se dispuso a sentarse en el otro borde y verlo andar de una punta a otra.
    El menor prendió los botones de la blanca camisa que traía, alisando la tela con las manos después. Caminó hasta el alto espejo para tratar de arreglar su cabello con los dedos, notando que el tinte empezaba a perderse, notando sus raíces tonos más oscuras.
     —¿Dónde lo llevarás?
     —No tengo ni idea de cómo se llama, pero una compañera de trabajo me lo recomendó —explicó—. Dijo que había celebrado su quinto aniversario ahí y que el lugar era bastante lujoso y bueno.
     —Gastarás todo tu sueldo en eso, ¿lo sabes?
      —Así es, está bien —se encogió de hombros, girando para verlo—. Quiero hacerlo.
     Yoongi solo le dio una sonrisa inefable, la cual recibió con una mueca decorando sus labios. Se acercó hasta donde la ropa lo esperaba, agarrándola para ponérsela. Le quedaba bien, esa era la verdad. El traje le marcaba partes precisas, dejando notar sus músculos bajo las capas de tela. Se veía más grande y reflejaba aún más autoridad.
   —Estoy nervioso —confesó.
   —Lo sé.
   —¿Y si no es de su agrado? Probablemente se aburre...
    —¿Eres idiota o ciego? —lo interrumpió—. Es evidente que TaeHyung babea por ti, por más que se haga el interesante y reservado con todo esto de una cita seria antes de un jodido beso. Te aseguro que se está conteniendo por no tirarse arriba tuyo.
     JungKook sonrió, bajando la cabeza con las mejillas ardiendo. Él también se estaba conteniendo.
     —Gracias, Yoongi..., por estar aquí —murmuró.
     El nombrando supo a qué se refería en realidad. Apretando los labios, asintió. Se puso de pie y caminó hasta quedar frente de él, posándole una mano en el hombro.
     —Sabes cómo es SeokJin, ya se le pasará. Siente como si lo hubieses traicionado por no hacerle caso, pero lo entenderá al final. Kook, es tu felicidad y, cuando te vea contento y bien, él te apoyará. Y si no, que se joda.
     —No le diré que dijiste eso —dijo el castaño cuando paró de reír. Se sentía más liviano.

                                  💧

    La luna estaba en alto, siendo acompañada por las estrellas. Tenía las manos heladas aunque estuviesen metidas en los bolsillos, se balenceaba en el lugar por la ansiedad y sus ojos no se que daban quietos. Veía a la gente pasar apuradas por la acera, cargadas de cosas y atareadas. Una niña se frenó frente de una vidriera a ver una pequeña y llamativa muñeca, pero una mujer, seguramente su madre, solo tiró de ella para retomar su camino. JungKook torció la boca.
     Unas manos le taparon los ojos, sorprendiéndolo y poniéndolo alerta. Poco a poco, sus cuerpo se fue relajando al oír su voz gruesa.
   —¿Quién soy? —preguntó con un tono infantil.
    —Alguien que provocará que muera de hipotermia por llegar tarde.
     Su risa le entró por los oídos y llegó al centro del corazón. Sonrío sin querer evitarlo, girándose mientras tomaba entre sus manos las ajenas, apartándolas. Al estar frente a frente, tuvo que esforzarse por no abrir su boca de asombro. TaeHyung llevaba puesto un precioso traje rosa que le quedaba excelente. Lo escaneó con un disimulo muy malo, que el contrario, aún notándolo, ignoró.
    —Sinceramente, lo siento —TaeHyung hizo un pequeño mohín—. ¡Pero no hallaba el lugar! Jimin tiene un pésimo sentido de ubicación.
    JungKook rió, negando con la cabeza.
    —Te ofrecí traerte.
    —Sí, sin embargo, así es más emocionante —el menor rodó los ojos, incluso con unos sonrisa en sus labios—. Vamos, deja de mirarme y entremos.
     Ambos ingresaron el lugar, a JungKook le preguntaron si tenía reserva y él asintió, diciendo su nombre. El pelinegro le agarró la mano de imprevisto, pasmado por la elegancia del establecimiento. Estaba repleto, lleno de gente con vestuarios caros y rostros serios. Sus ojitos se encontraban abiertos, recorriendo todo.
    —TaeTae —llamó su atención, tirando de él hasta la mesa indicada—, vuelve a la Tierra.
    El mayor sacudió la cabeza levemente, sentándose. Relamió sus labios y lo miró.
    —¿Dónde me metiste? —no estaba molesto—. ¿Qué órgano vendiste?
     JungKook no logró contener su carcajada, cubriéndose la boca con la palma para no recibir miradas. Dejando su abrigo colgado en el respaldar de la silla, contestó:
    —Te advertí que sería formal, ¿ya te quieres ir? —lo retó, divertido.
    Las pupilas color almendra se oscurecieron.
    —No, ¿y tú? —Kook negó—. Bien, pues hay que ordenar, ¿no crees?

                               💧

    ¿Podría Kim TaeHyung llenar la boca de alguien con su bufanda? No lo sabía, pero estaba a nada de descubrirlo. Ya harto de que JungKook no cesara su ruidosa risa, se cruzó de brazos y apuró su caminar. Se sentía completamente avergonzado, el rostro lo tenía rojo, pero podía culpar al frío. Mordía su labio fuertemente para no maldecir. Llegó a una esquina iluminada por una farola alta de luz amarilla, se detuvo ahí para fijarse si venía un vehículo, mas no pudo cruzar la calle. Unos grandes brazos lo rodearon por detrás, clavándolo en el sitio. Bufó en alto, poniéndose rígido.
     —¿Qué quieres? ¿Te seguirás riendo?
JungKook apoyó el mentón en su hombro, susurrando un "no". El cual le erizó los vellos por la cercanía a su oreja, pero se mantuvo firme.
    —Lo siento... Aunque acepta que tiene su gracia.
    Grave error. El azabache se giró, mirándolo ceñudo.
    —¿Gracia? ¡Le tiré el postre encima al mesero! —frunció los labios mientras le pegaba al suelo con la planta del pie—. Perdón si no le veo lo gracioso a eso.
    La cintura le fue apresada por unas manos níveas que lo atrayeron. JungKook, tratando de no sonreír de ternura, pidió silencio.
    —Bien, bien. Cero gracia, entiendo —dijo como si fuera algo sumamente importante, recibiendo otra mala expresión—. Te ves adorable.
    TaeHyung, desprevenido, se ablandó. Boquió un poco, tratando de hallar algo que decir. Pero solo formó un puño con su mano y le dio un débil golpe en el pecho.
    —¡Hey! ¿Por qué eso?
   —Por decirme adorable, tonto. Quiero darte la cabeza contra la pared, ¿no ves?
    Su nariz fue rozada por otra, trabando su respiración. Ahora apretó ambos puños. No se alejaría, ya había tenido su cita -horriblemente vergonzosa-, aunque esta solo halla sido un juego para molestar al castaño. Los segundos se hacían eternos, la distancia seguía igual. TaeHyung volvió a bufar, llevando sus manos hasta la nuca del otro. Mirando aquellas esferas de brillantina, murmuró:
     —Bésame o te patearé las pelotas.
     Riendo nasal, le hizo caso, lo besó. Tomó sus labios con los suyos, lento y preciso. Dándose su tiempo para probar el ya conocido sabor. Lo besó con dulzura, pero con ganas también. Sintió cosquillas en la piel que pasaron hasta su interior, dando vuelta todo.
    Abajo de una pobre luz volvió a encontrarse con aquellos labios que, alguna vez, conoció. Labios que le susurraron hasta tocar su alma y que tanto amó. Abajo de una pobre luz, volvió a besar a la persona que tanto amó, y que ama.
    Recordó la primera vez, aquel día que le reveló que gustaba de él. Ahora podía jurar que era incluso mejor.

N/A:
     Lo siento por esto, jaja, mis ánimos no están para escribir cosas románticas. ¿No les va una historia deprimente y para cortarse las venas? Eso se me daría mejor. :'(
    

   
   

    

Amor de mis existencias•» KookTae/KookV Where stories live. Discover now