Capítulo 2: El bardo y la prueba

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Este se quejó, cubriéndose con los brazos.
–¡Gracias por venir a verme!– usó el sarcasmo, y luego tomó un par de panes del suelo para comerlos después. Y no pudo evitar notar a un peliblanco en la mesa de la esquina, callado, pensativo y serio. Vestía con una armadura diferente a la de un caballero, pues era de cuero y plata, y en su espalda dos grandes espadas relucientes.

Se acercó tomando una cerveza de la tabla que sostenía una mesera que iba pasando y recargó su hombro en un poste.
–Me encanta como te sientas ahí y no dices nada–. El brujo lo miró.
–Nadie dudó en compartir su opinión acerca de mi presentación, excepto tú–

–Me gusta beber solo– respondió el peliblanco, usando un tono de voz amargo y severo.

–Si, a mi igual– asiente Jaskier sentándose frente a él. El brujo rodó los ojos y desvió la mirada.
–Por favor... no ignores al pobre hombre con el pan en los pantalones, debes tener una opinión... ¿Al menos tres palabras?–

El contrario lo pensó un par de segundos antes de responder:
–No son reales.–

Jaskier no lo comprendió.
–¿Q-que cosas?–

–Las criaturas de tus canciones–

–¿Y tú cómo es que lo sabes?–. El peliblanco lo miró serio, pero no respondió nada más.

–Que divertido– ríe Jaskier –Un hombre solitario, cabello blanco y dos espadas bastante aterradoras... un momento, ya sé quien eres–

El nombrado se incomodó para ponerse de pie e irse de ahí, pero Jaskier lo alcanzó.
–Eres el brujo, ¿no?, Geralt de Rivia–. Pero fue ignorado.
–Sí, estoy seguro–.

Aquel nombre llegó a los oídos de la multitud, por lo que en menos de dos segundos, uno de ellos se puso de pie para llamar al brujo. Un campesino de risos negros.
–Tengo un trabajo para ti–

Geralt se giró hacia él antes de salir por la puerta principal y escuchó:
–Un diablo está robando nuestro grano... te lo ruego, te pagaré por adelantado–

Geralt accedió
–Quiero 150–

El campesino entregó una bolsa con el dinero
–No dudo de tus habilidades–.

Geralt se dirigió al caballo de inmediato, pero pasos ajenos acompañaban su transcurso. Jaskier, lo seguía cual perro, buscando nuevas letras.
–Ah~ – vaciló. –¿Una ayuda?– suspiró agotado de tanto caminar.

–Lárgate– pidió el brujo.

–Seré tu refuerzo, tal vez estés en lo correcto y las historias reales sean mejores– siguió el mas bajo –Y usted apesta a miles de ellas... entre otras cosas, ¿es cebolla?– balbuceó –No importa, sea lo que sea, hueles a muerte– lo señaló –A grandes hazañas y corazones rotos–

–Es cebolla– cortó Geralt.

–O puedo ser tu voceador, esparciendo las historias de Geralt de Rivia, "El carnicero de Blaviken"–Geralt gruñó para sus adentros, deteniendo el paso y girándose hacia el bardo, realmente odiaba ese apodo desde que se lo pusieron en aquel pueblo.

–Ven– lo llamó sereno.
Jaskier se acercó expectante de alguna información, cuando fue derribado por un fuerte golpe en el abdomen y Geralt continuó su camino.

–Vámonos, Sardinilla– le dijo a su yegua.

–Vámonos, Sardinilla– le dijo a su yegua

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The Witcher | La guerreraWhere stories live. Discover now