01. Jace Herondale

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La ciudad se mantenía en silencio bajo la presencia de los shadowhunters, bien porque era bastante tarde o porque nadie los veía, de forma que no llamaban la atención de ninguno de los transeúntes que todavía rondaban por Brooklyn.

Uno rubio y dos morenos, todos uniformados, de negro y cuero, imposible que no se robaran alguna mirada, pero bajo la estela, nadie era poseedor de la visión para poder verlos, excepto yo, que al cruzar la esquina los seguí.

El trío de shadowhunters, más conocido, se decía que uno de ellos estaba en enredos con el mago más poderoso de todas las dimensiones, Magnus Bane, y el otro con la hija del mismísimo Valentine, desde luego era difícil no pasar desaparecido.

La Clave me había solicitado que les echará un vistazo, por si acaso volvían a las andadas con Valentine, como estuvo un tiempo Jace, yo una cazadora de sombras que había renegado de la ardua vida que había que llevar.

Por eso era yo la escogida, una joven de 20 años, que no era conocida en este mundo y que encima se le daba genial esconderse, era la mejor candidata, puesto que a cambio podría ir a visitar a mi padre encarcelado por delitos contra la Clave, me tenían bien cogida.

Tras llegar al instituto y ver que la salida de los 3 jóvenes, no tenía ningún plan maquiavélico detrás, recorrí el camino de vuelta a mi casa, con la sorpresa que al abrir la puerta del viejo departamento al que llamaba hogar, una cabellera rubia, y una espaldas recubierta en cuero, observaban todo con detenimiento.

Jace se dio la vuelta, mostrando que llevaba consigo un cuchillo Serafín, lo lanzó dando en la cornisa de la puerta, centímetros al lado de mí rostro.

-Buenas puntería- arranque el cuchillo de la pares y lo tome, jugando con este en la mano.

-¿Quién eres?, ¿por qué nos sigues a mi y a mi gente? - se detuvo a buscar mis runas - ¿eres una cazadora de sombras?

-Alto vaquero, lamentó decirte que esa información no te la daré - sonreí con suficiencia.

-¿No te preocupa que te mate? - amenazó, cuando le devolví el cuchillo.

-Ya lo habrías hecho si ese fuera tu cometido, pero aquí sigo, con el cerebro funcionando y el corazón latiendo - le guiñe un ojo y me dirigí al salón.

- El cerebro creo que no, estas indefensa contra un cazador de sombras - reí sentandome en el sillón.

-Tu eres el que está indefenso, recuerda que te encuentras en mi hogar, yo se donde están las trampas tu no - agarre un cuchillo del hueco del sofá y lo lancé rozando su mejilla, una gota de sangre cayó.

Este se limpió la mejilla - Inteligente - alzó las manos dejando su arma en la mesa del salón - Ese cuchillo no es de cazador de sombras, ¿qué eres?

-Lo mismo que tú, pero sin el orgullo por ser lo que soy, es decir reniego de vuestro mundo - explique con suficiencia.

-¿Y por qué nos seguías? - alzó una ceja.

-Ya te he contestado a esa pregunta rubio de bote - me levanté y me dirigí a mi habitación, estaba teniendo una conversación muy aburrida.

- Me has dicho que no me dirías nada - habló detrás mía, ¿este hombre no se cansaba?

-Es es mi respuesta, ahora van mis preguntas - agarre una navaja de mi bota y se la puse en el cuello, acorralandolo contra la pared - ¿qué coño haces en mi casa Herondale?

-Sabes quién soy - sonrió frívolo.

-De sobra, responde - dije seria.

-Al igual que tú, te he seguido, sabes, no me gusta que me sigan.

One Shots ~ ShadowhuntersWhere stories live. Discover now