20

1.5K 107 19
                                    

-Chiara, eu- Sentí una voz a los lejos pero no distinguí quien me está hablando. -Despertate

La imagen desaparece, el chico morocho se va y tardo segundos en abrir los ojos. Al abrirlos unos ojos celestes están mirándome, como si estuviera analizándome. 

Bostecé tapándome la boca, y dándome una media vuelta, quedo justo mirando el respaldo del sillón de la casa de mi mejor amiga. ¿Qué hago acá? No sé, pero si sé que ayer después de juntarnos Valentín, Kiara y yo, quisimos tomar y terminamos los cuatro re en pedo. 

La cabeza siento como si explotara y tuve la gran necesidad de un vaso de agua, miré a Valentín y él asintió, como si supiera que quería. Lo miré caminar hasta la cocina, mientras en mi cabeza tuve pequeños recuerdos de lo que pasó anoche, ninguno con mucha importancia.

En realidad, necesitaba dormir, empedarme y estar con mis amigos, fue como una sanación al alma y no me va a alcanzar el tiempo a agradecer que Kiara y Valen se lleven, son como una combinación perfecta. Los dos son divertidos, tiran los mejores chistes y te hacen reír muchísimo, y además se re copan cuando uno quiere empedarse, tomar hasta reventar, practicamente. El mundo necesita más amigos como Kia y Valentín. 

-Toma, está media fría pero te va a hacer bien- Expresó el morocho sentándose a mí lado mientras yo tomo el agua. 

Lo vi de reojo, está mirando un punto fijo y no mueve su vista de ese punto. Está sentado, con las manos en sus piernas y mueve sus dedos sin parar, como si estuviera nervioso. 

Eso me preocupó, nunca está nervioso cuando estoy yo presente, es como si mi presencia no lo incomodara en los más mínimo, tampoco cuando nos conocimos y chapamos por primera vez estaba tan nervioso y perdido. 

-¿Qué te pasa? ¿'Tas bien, Valen?- Cuestioné después de unos segundos de observarlo y no determinar que le pasa. 

Él giró la cabeza hacia mí, me miró a los ojos pero no dijo más nada; Sólo me miró y me ignoró. Sentí una punzada en mi corazón pero la ignoré como él lo hizo conmigo. 

Me paré, sentí mis piernas destapadas y es raro, porque yo llegué con pantalón a la casa de mi amiga. Me asusté y me miré en el primer espejo que encontré en el salón. Tengo una remera negra con un logo en la parte delantera, la misma remera que llevaba ayer Valentín. 

Me di vuelta, mirando a valentín, él ni siquiera notó mi mirada. Se paró y caminó hasta la puerta pero frenó en seco cuando sentimos personas bajar las escaleras. Sé que es Kiara pero, ¿quién más está acá? 

-Hola- Saludó agarrándose la frente. 

Atrás de ella salió el enano, más conocido como Dani. Abrí los ojos con sorpresa, podía esperarme a cualquier persona, menos a Dani. 

No entiendo que pasó ayer, todo comenzó en una juntada tranqui y terminó con todos en pedo, un Dani que no tengo ni una minúscula idea de como llegó, yo con la remera de Valentín, y Valen raro conmigo. 

-No entiendo que pasó ayer pero yo me voy- Dije como pude, caminé hasta donde visualicé mi pantalón, en una esquina al lado del sillón. 

Me lo puse mientras todos me miran en cada movimiento, Kiara parece tranquila, Dani como si no tuviera de que preocuparse, mirando la situación con un poco de diversión y bueno, Valentín está ignorándome como hace minutos. 

Terminé de vestirme de cintura para abajo, aún tenía la remera de Valen porque aún no encuentro mi buzo, por ningún lado. El buzo no tiene patas, así que seguramente tiene que estar cerca de acá pero no puedo encontrarlo. 

-Ya está, quedate la remera y después me la devolves- La voz gruesa del chico de ojos claros me sorprendió. 

Está hablándome y no sé porque razón eso hizo que mi mente se desconectara, que mis nervios tomen el control del resto de mi cuerpo y un escalofrío recorra mi espina dorsal. 

Lo miré a los ojos, esperando ver una especie de aprobación porque no estaba segura de las palabras que salen de su boca. Sus ojitos brillan y lo vi cruzar los brazos. 

Sus ojos hablan un idioma diferente al que su cuerpo expresa. Está ahí parado, como si fuera fuerte pero en sus ojos es como si tuviera toda la debilidad del mundo. 

Me resigné, me dejé la remera y caminé hasta la cocina, donde están los otros dos, comiendo y riendo. ¿Ellos no están igual de desconcertados que Valentín y yo?

-Chau Chiarita- Dijo Kiara, mirándome con una picardía 

-Para la próxima no grites tanto- Ahora habló Dani. 

Yo abrí los ojos hasta donde más pude, y ahí entendí todo.


Patovica - WosWhere stories live. Discover now