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-Disculpe señor, no pudimos secar con tiempo su campera- Dijo la voz de una mujer, parecía la encargada de todo el boliche.

Yo miraba sin entender la situación, el chico de ojos claros me miró con una sonrisa triunfante y yo rodé los ojos.

Le entregó la campera negra a la mujer y entró por donde quería entrar yo, suspiré y me
volteé a ver a la castaña.

-No puede estar acá, señorita- Dijo con la campera en las manos. -Acompáñeme

Seguí sus pasos pero la duda me estaba matando.

-¿A qué pertenece la puerta en donde estábamos?- Pregunté de manera inocente.

Ella me miró y elevó una ceja. Yo me elevé de hombros y esperé su respuesta.

-No venís seguido, ¿no?- Negué. -Por ahí salen los "famosos" que vienen a cantar, y no sé que hacías ahí si no conocías esa parte.

Tragué en seco, con los cachetes sonrojados a mil, seguramente. Sentía vergüenza por lo que acababa de pasar y tenía la sensación de tener que disculparme lo antes posible con el cantante.

-Uh perdón, sólo pensé que era otra entrada y no tenía ganas de entrar por acá, tenía que caminar un montón- Expresé.

La mujer rió y yo quise esconderme en mi cama y no salir más, la vergüenza me estaba consumiendo.

La castaña me dejó en la entrada por donde había entrado unas horas antes, entré mostrando mi tarjeta vip y pasé entre todos hasta llegar a mis amigas, pero la voz de Kiara me frenó.

-¿Dónde mierda estabas? Imbécil me re asusté cuando no te encontraba- Se quejó Kiara.

Le expliqué por arriba lo que había pasado, desde que salí a fumarme uno, y me encontré a ese cantante. Como confundí las entradas y logré hacerla reír, cosa que me molestó pero no lo demostré.

Me lo merecía por ser tan gila.

-Sos tarada, eh- Dijo agarrándome  del brazo. -Veni que viene el cantante sorpresa

Yo negué con la cabeza pero no me veía, y me arrastró hasta un lugar donde estaban las otras chicas y los chicos.

Se veía de forma clara el escenario y dentro de todo, estábamos cerca de el.

Presté atención y me moría de tan solo saber que era el pibe que confundí, y lo tarada que fui por hacerlo.

El chico salió y los gritos desenfrenados de todos eran incontrolables. Julia, quien seguramente era su fan, estaba saltando y gritaba:

-¡Wos, acá!- Logró que la mirada del ojiazul se centrara en nosotras.

Me miró y yo a él, nuestras miradas se mantenían fijas en la del otro, y él sonrió mientras que me guiñó un ojo.

Rodé los ojos y mi amiga casi se desgarra las cuerdas vocales por haber gritado de esa manera.

Durante todo el show, no dejaba de mirarme mientras cantaba sus canciones, estaban buenas pero con su mirada puesta en mi, se volvía incómodo.

Me miraba como si se burlara, y eso me molestaba. Y además, mi culpa no era que hace banda no viniera a boliches y nunca haya pisado este boliche, yo no era de salir a lugares de chetos.

¿Cómo se suponía que yo iba a saber sobre que había una puerta para cantantes?

Cuando se estaba despidiendo, yo le señalé con la cabeza hacia afuera, y él asintió, mirándome.

Cuando ya todos estaban calmados, actué como si alguien me estuviera llamando, pero en medio de la actuación mi celu empezó a sonar de verdad y me gané la mirada desconfiada de mis amigas, y las risas de los chicos.

Todo mal me salía hoy.

-Ya vengo- Exprese avergonzada y caminé hacia la salida.

Atendí la llamada sin fijarme quién era, pensé que sería mi madre preocupándose por donde estaba pero mis instintos fallaron cuando la voz de Facundo me descolocó.

-¿Qué mierda haces en ese boliche?- Suspiro.

Seguramente había visto la historia que subió Kiara a su insta. La clásica que siempre hace, para perseguirme siempre ve los insta de los demás, esté obsesionado.

Y cabe aclarar que él fue quien me engañó con un montón de chicas.

-¿Qué te importa?- Pregunté y vi a lo lejos al chico que cantaba fumándose un porro, seguramente.

Quien ahora sabía que se llamaba Wos.

-Me importa porque me estás haciendo cornudo, seguramente- Expresó enojado.

Yo rodé los ojos y me acerqué a Wos. Quien me estaba mirando desde que salí del boliche, estaba apoyado contra un árbol y yo me apoyé a su lado.

-No te estoy haciendo cornudo, la única corneta acá soy yo- Dije dolida y me gané una mirada dudosa del chico de ojos claros.

Lo miré y me dijo al oído algo, que no pude entender pero para que no volviera a repetirlo asentí.

Sentía como se quejaba Facundo del otro lado de la línea, pero no podía concentrarme porque Wos se estaba acercando demasiado a mi.

Se me apagó el sonido del mundo exterior y al cerrar mis ojos por su respiración chocando con la mía, el me sacó el celu de las manos y lo puso cerca de nuestros labios.

Sonrió y yo no pude copiar su acción, porque no sabía que mierda intentaba hacer.

Patovica - WosOù les histoires vivent. Découvrez maintenant