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Aún íbamos en camino hacia "su lugar". Nos habíamos adentrado en una calle que desconocía, no tenía ni la más mínima idea de que existía.

Me estaba por dar un colapso mental porque en serio me estresa estar en un auto, con un pibe -que por más que sea famoso, no conozco de nada- y encima yendo a un lugar que desconozco.

-¿A dónde vamos?- Pregunté por quinta vez en menos de diez minutos.

Él suspiró y me miró distrayéndose de la carretera, yo esperé que me dijera algo, pero sólo rodó los ojos y no dijo nada más.

Yo lo miraba mientras conducía, me perdí tanto en él y en preguntarme varias veces hacia donde íbamos, que al volver a ver por la ventana, solo veía puro campo y nada que me de señal de que estábamos en la ciudad.

-Valentín, ¿a dónde mierda me llevas?- Interrogué perdiendo de una vez la paciencia.

Wos agarró mi mano y con sus dedos intentaba dar caricias, que en vez de tranquilizarme, empeoraron la situación. Sacó la mano de forma apurada y volvió a ponerla sobre el volante.

Me desesperaba que no dijera nada, que estuviera en silencio y sólo escuchara su música favorita de fondo. No había más que eso, y mis preguntas eran contestadas con un "ya vas a ver", eso a lo primero, luego sólo suspiros provenientes de él.

-Valentín- Insistí de forma más pesada.

-Chiara, ya te dije que tenes que esperar- Respondió con pesadez. -No te voy a secuestrar, ni matar ni tampoco te voy a violar, a menos que vos quieras- Guiñó un ojo.

Lo miré elevando una de mis cejas, él largó una risita.

-Que gracioso- Fingí una risa, claramente falsa que se veía desde diez cuadras.

Me quedé escuchando las canciones que pasaban por la radio del auto de Valentín. De las mismas sólo conocía un par, por lo general conocía todas las canciones en español que ponía.

Cruzó una calle que daba directamente a la entrada de un campo, que por lo visto no tenía dueño, ya que en un alambre que estaba en el lugar decía claramente "alquilo" y un número teléfonico.

-¿Tu papá alquila campos? o, ¿algún otro familiar tuyo? ¿vos?- Volví a preguntar.

-A todas tus preguntas te digo no- Respondió con una sonrisa abriendo la puerta del auto. -Por favor, deja de preguntar- Dijo una vez ya estaba afuera, elevando un poco más el tono voz para que pudiera escucharlo.

Lo miré desde mi asiento, dudando entre ir a ayudarlo. ¿Tenía que hacerlo?

¿Qué pasaba si Valentín era un delincuente en potencia que se adentraba en campos para alquilar y la policia nos descubría? Yo definitivamente no quería entrar en un crimen.

Aún en contra de mis pensamientos, mi cuerpo estaba siendo manejado por otra persona externa a mi porque en un segundo ya me encontraba al lado suyo viendo como hacia todo el proceso para que nosotros podamos entrar.

-Listo- Anunció.

Lo miré esperando más explicaciones, pero no las dio, sino que agarró mi mano y corrió por el campo.

Mientras más nos acercábamos a un lugar remoto para mi, mejor me iba sintiendo. La culpa iba desapareciendo y la adrenalina corría con más fuerza por mis venas.

A lo lejos cuando más nos acercábamos, vi un gran árbol con un río gigante al lado. Me daba un poco de miedo nadar, además de que estábamos en una época del año donde no era muy recomendado hacerlo.

-¿Te gusta?- Preguntó una vez cuando llegamos.

Me senté abajo del árbol y miré al cielo, como semanas antes estaba con Valentín en un silencio rotundo.

-Me encanta- Respondí con una sonrisa y cerrando los ojos.

Patovica - WosWo Geschichten leben. Entdecke jetzt