CAPÍTULO 36: Coronación

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La coronación llegó transcurridos cuatro días desde el entierro del anterior monarca. En aquellas cuatro jornadas Brida y Ervin habían mantenido en secreto su compromiso, pues tal y como la doncella ya había advertido, a nadie le gustaban los períodos transitorios y cualquier noticia precipitada podía acabar con el frágil equilibrio de la corte.

Ambos eran conscientes de que debían aguardar al momento idóneo si no querían desencadenar el caos.

Aquella mañana Ervin estaba especialmente nervioso. Había estado tan ajetreado con los preparativos que apenas había tenido tiempo de pensar en la repercusión de aquello que estaba a punto de suceder, pero en aquellos instantes en los que aguardaba entre las paredes de su alcoba a que llegara el momento de caminar hacia el salón del trono, su mente tenía tiempo de sobras para divagar.

¿Qué sucedería si el pueblo no le aceptara como rey? ¿Se revelarían los nobles cuando anunciara su compromiso con Brida? ¿Reclamarían su cabeza cuando se supiera que la hija de Jorge seguía con vida?

Era el único descendiente vivo de Francis, por lo que ahora recaía sobre su persona todo el odio que el pueblo sentía hacia su familia por cómo exterminaron al anterior linaje real. Y aunque sabía que contaba con el apoyo de Brida, su experiencia le demostraba que eran muchas las ocasiones en las que aquello no era suficiente.

Los humanos son seres frágiles y los asesinos acechan entre las sombras.

Aquellas palabras que les dedicó su padre en el funeral de su hermano Eradwin se repetían una y otra vez en su cabeza.

Ervin sabía que por mucho poder que ostentara y por bien que se protegiera, su vida podía ser arrebatada en cualquier momento a manos de quien menos sospechara. Y aunque intentaba negárselo, aquello le aterraba.

Salió de su alcoba en cuanto llegó la hora acordada. Sus sirvientes ya le habían vestido con las ropas adecuadas para la ocasión y sus guardias, aquellos que antaño sirvieran a su hermano, le esperaban tras las puertas para acompañarle hasta el lugar en el que tendría lugar la ceremonia.

La multitud amontonada en el interior del salón le abrumó. A pesar de que aquel acto se había convocado de manera precipitada dado lo inesperado de la muerte del anterior monarca, eran muchas las personas que habían podido asistir. Estaban allí todos los miembros de las más importantes familias del reino, encontrándose entre ellos Brida y sus padres. Aunque debido a que su rango no era de los más elevados se encontraban en la parte del final del salón, allí donde se amontonaban de pie aquellos que eran considerados de menor importancia.

Y aunque Ervin no pudo ver a la doncella, no le fue necesario para saber que ella estaba allí ofreciéndole su apoyo.

Acabó de recorrer el pasillo con la cabeza bien alta. Tanto su familia como sus maestres se habían asegurado de educarle para que estuviera listo para ese momento, pero a pesar de ello no podía evitar estar nervioso.

Subió los cinco peldaños de la escalinata sobre la que descansaba el sillón del trono y en cuanto estuvo frente a él, se arrodilló dándoles la espalda a los invitados. Ervin no podía verles, pero sentía cómo sus miradas estaban atentas a todos sus movimientos. Aunque al futuro monarca era solo una la que le importaba.

Se vio obligado a dejar a un lado sus pensamientos cuando el anciano que aguardaba pacientemente con la corona entre sus manos se acercó a él. A sus ochenta y nueve años al hombre le costaba caminar. Su cojera le hacía andar despacio y el manto blanco que cubría sus ojos denotaba que apenas era capaz de ver. A pesar de ello, no titubeó un solo instante al pronunciar aquellas palabras que los allí presentes estaban deseando oír.

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⏰ Última actualización: Dec 10, 2019 ⏰

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Crónicas de un reino: amor, guerra y traicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora