Cap 8

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Selena no había preguntado su nombre. No sabía quién era. Madre tampoco se lo había dicho y ella tampoco quería saberlo; pero ella se hallaba dándole placer a aquel hombre de barba de hace unos días. Se encontraba gimiendo de placer en las piernas de él, estaba extasiada.

Madre le había dicho que había un trabajo para ella, Selena solo preguntó el lugar y fue sin decir nada más. Había llamado un taxi y había pagado con su dinero como lo había hecho otras veces anteriores a esa. El  taxi la llevó a un lugar recóndito de la ciudad. Eran pasadas las doce, por lo que las casas  estaban en completa oscuridad y solo estaban alumbradas por los postes de luz y la luz natural de la luna. Pasó su mirada buscando una casa en particular: la casa con número 697. Tardó unos minutos buscando la casa pero al final había dado con ella. Tomó una gran bocanada de aire y caminó con paso decisivo hacia la puerta. Tocó el timbre y un hombre de mediana edad le abrió la puerta.

-Pasa.- Fue lo único que él dijo. La dejó pasar y asomó para ver si alguno de sus vecinos había presenciado la escena. Entró de nuevo y cerró la puerta. Prendió una luz que inmediatamente iluminó la sala de estar.

Selena pudo notar los pisos inmaculadamente limpios, los muebles caros y una gran barra que tenía todo tipo de vinos. El fue hacia la barra y sirvió dos copas de sidra de manzana.

-Aquí tienes.- Dijo entregando la copa a Selena. Ella la tomó de un trago, más para darse valor que para demostrar algo más. El sonrió de medio lado.-Alejandra nunca mencionó que sus chicas fueran tan jóvenes y hermosas.

-Gracias, ¿Le gustaría empezar ya?- Selena preguntó con una encantadora sonrisa.

-Hermosa e impaciente, Alejandra sabe lo que me gusta. El terminó su copa la colocó en la barra. Empezó a subir las escaleras y le hizo una señal a Selena para que lo siguiera. Ella lo hizo obedientemente.

Llegaron a un gran cuarto de paredes blancas donde había solo una cama y otra puerta que sería seguramente un baño.

-Esperame aquí Preciosa. Ahí hay un baño puedes prepararte dentro.

Selena dio las gracias y él desapareció por la puerta donde antes habían entrado. Selena se quitó la gabardina y dejó su bolsa en una mesita de noche donde también había una lámpara pequeña. Se quedó ahí parada con los ojos cerrados, imaginando como sería su vida si no fuera una prostituta. Como seria si pudiera solamente estudiar, llegar a su casa y dormir en su cama. Si tan solo tuviera el sustento de una familia, pero ella no tenía familia. Lo fácil que sería su vida si no tuviera que trabajar todas las noches en un Cabaret, si tan solo ella pudiera elegir a un hombre para pasar la noche. Salir con sus amigas que no sean de La Oficina. Pero esa no era su vida, se dijo. Una mano la tomó por la cintura, una boca le besaba el cuello. Esa no era su vida. No era la vida perfecta que todos quisieran tener. Otra mano subió acariciando sus glúteos. Su vida era esta y tendría que aceptarlo.

Dos manos tomaron posición de su cadera haciéndola girar. Ella quedó de frente con aquel hombre de mentón cuadrado y de ojos grises. Ella le besó los labios suavemente pasando sus manos por detrás de su cuello. Él la apretó contra si. Selena lo llevó a la cama rápidamente haciendo que el se sentara en el borde de la cama. Se quitó la ropa sensualmente. Él solo la veía tan excitado que sus pantalones estaban a punto de reventar.

Se despojaron de sus ropas como dos amantes que en realidad solo estaban pretendiendo ser. Selena se puso de cuclillas mientras él la llenaba de caricias por todas las partes de su cuerpo y repartía besos por todo su cuello y su clavícula.

Ella lo sintió entrar tan lento que sentía que no podría contenerse tanto. El  estaba bien dotado y él lo sabía. Sabía como moverse. La fue penetrando mientras le decía cosas sucias por el oído. Selena no fingió ningún gemido, no fingió su orgasmo cuando este llegó. Se vino en él pensando en cómo sería enseñarle a Dylan esto. Se asusto tanto por este pensamiento que rápidamente lo rechazo.

Dylan se encontraba en la casa de Selena. Había entrado por una de las ventanas que Selena no había cerrado. Se hallaba sentado en la cama con la bolsa rosa de la tienda que Selena le había hecho ir a sus pies. Estaba molesto e impaciente, llevaba más de dos horas esperando a que Selena regresará a casa. Paso su mano por su pelo revolviendolo, estaba planteándose regresar a su casa y enfrentar a Selena al día siguiente, iría a su coche que estaba aparcado a unas cuantas casas de ahí, y dejaria que su mente se relajara y a que se le pasara el enojo. Pero entonces ella entró. Inmediatamente él olvidó su enojo hacia ella al ver su cara. Se le veía cansada y con mucho sueño.  

-Selena...- Ella pegó un salto.  

- ¡Mierda Dylan! ¿Que haces aquí? ¿Cómo cárajo entraste?- Selena se había enfadado.

-Entre por la ventana.- Admitió Dylan

-Si hubiera sabido que tenias tendencias acosadoras jamás hubiera dicho que si te ayudaría. - Ella tiró su bolsa y se quito sus tacones de una manera poco femenina. Camino hacia su cajonera y rápidamente buscó una muda de ropa limpia. Fue hacia el baño y cerro la puerta de un portazo. Dylan abrió su boca.

-Llevo esperándote dos horas ¿Y solo vienes y me ignoras? Que huevos tienes.

-Estoy muy cansada ahora, no tengo tiempo para tu sentimentalismo, Dylan.- Contestó Selena detrás de la puerta. Dylan podía escuchar el sonido del agua caer.

-Bien. Te esperaré aqui, Señora insensible.

Dylan no esperó mucho, después de unos 10 minutos ella salió con unos shorts para dormir color negro y una blusa de tirantes color azul. Tenia el cabello húmedo y ella lo secaba lentamente con una toalla color rosa.

-¿Por qué sigues aquí? Dylan tengo un mundo de tarea por hacer.

-Vine para hablar sobre la extraña tienda a la que me hiciste ir y también para traerte la estúpida bolsa gay que dieron.- Dijo señalando la bolsa. Selena comenzó a reírse.

-¿Por qué siempre te ríes de mi?- Dylan tenía el ceño fruncido.

-Siempre caes. Si piensas quedarte mejor toma una libreta y haz mi tarea ¿No crees?

-¿Ahora piensas usarme?

-Lo dices como si tu no fueras a usarme igual.- Contestó Selena.

-Como sea. ¿Donde estabas?.- Dylan puso sus manos en la cadera haciendo a Selena sonreír.

-Estaba trabajando.- Dijo ella tranquilamente.- Eres muy posesivo. Ahora ayudame con la tarea.

-Y tu eres muy controladora.

Él se estuvo quejando pero ayudó a Selena con su tarea. Incluso le explicó algunas cosas que ella no sabía y Dylan se sorprendió de lo rápido que Selena lo había comprendido. Normalmente tendría que explicarle a Max mínimo cinco veces una simple formula de Física.

-Pensé que no trabajabas entre semana.

-No lo hago, esta fue una ocasión...especial.

-¿Él te trató bien?.- Selena dejo de escribir y miro hacia Dylan. Estaba tan serio que no se lo ocurrió algo gracioso para decir.

-Si, Gracias por preocuparte.- Dylan sonrió dulcemente. Se quedaron viendo a los ojos tan intensamente que cuando se dieron cuenta ambos voltearon hacia otro lado con las mejillas rojas.

-Bueno... Tal vez sea hora de irme.- Dijo Dylan claramente incómodo con lo que había pasado.

-Claro... Te acompaño. Selena se levanto del piso donde estaban trabajando y guió a Dylan fuera de su casa.

-Gracias por ayudarme y por favor no vuelvas a entrar por mi ventana, o por lo menos avisa antes.

-Lo siento por eso. Todavía tenemos que hablar sobre la tienda esa.

Selena se río otra vez.

-Como sea. Adiós Dylan.

-Adiós Sel.

Selena cerró la puerta lentamente. Se recostó de espaldas y se dejó caer suavemente hasta estar sentada en el piso. Estaba sintiendo algo extraño, algo que no había sentido nunca y se asustó, mucho. No podía ser. Algo estaba mal con ella. Dylan también había sentido eso. Estaba sentado en su auto pensando en Selena, y eso estaba mal. Ella era solo una más, el quería a Nicole y eso nadie lo podría cambiar nunca, eso  pensaba. Pero se sorprendió por los sentimientos recién encontrados, Selena era hermosa pero no podría ser para él,

-Olvidalo Dylan.- Se dijo y arranco el auto, siguió su camino y no miro atrás.

La Pro$tituta #TerminadoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin