𝑋𝑋𝐼¦ 𝐸𝑙 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑜 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑆𝑎𝑟𝑎ℎ

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Se levantó cansada y bajó las escaleras entre dormida y despierta. Logró despegar las lagañas de sus ojos al pisar mal y casi caerse como una idiota. Habían pasado dos semanas de paz, Honey Pie no había aparecido más y el grupito de Henry estaba tan preocupado por Belch Huggins que prácticamente no se veían en el pueblo.
El coma de Belch fue un alivio para todas las víctimas de bullying. Ningún niño tenía miedo de salir a la calle hasta las 7pm, que comenzaba el toque de queda.
También, como si fuese poco, no hubo asesinatos en dos semanas, lo que sorprendía a todos y hacía que las miradas se enfocaran en el grupito Bowers. A ninguna persona le extrañaba que uno de ellos fuera el asesino serial de Derry. Todos tenían sus antecedentes, Henry estaba enfermo al igual que su padre; Patrick Hockstetter era sospechoso de haber matado a su hermano de dos meses; y Victor Criss siempre seguía a Henry con sus delitos asi que caía también en la bolsa.

-Buenos días-dijo a su hija Donald con el periódico en mano.

Sarah le besó la mejilla con una sonrisa y se sentó feliz a desayunar, hasta que vió el encabezado del diario y se atragantó con un pedazo de tostada...

«𝐑𝐞𝐠𝐢𝐧𝐚𝐥𝐝 𝐇𝐮𝐠𝐠𝐢𝐧𝐬 𝐬𝐞𝐫𝐚́ 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐞𝐜𝐭𝐚𝐝𝐨».

Belch se había ido...

...

Reginald Huggins, mejor conocido como Belch, que significa eructo en inglés. Apodado así obviamente no por ser fino y delicado.
Un idiota sin cerebro que se la pasaba sin seguir reglas al igual que sus amigos. Que se creía impune de absolutamente todo y que según él estaba justificado por la pérdida de su padre, al igual que comerse sus problemas y eructarlos en los oídos de otros.
Y allí estaba Sarah, sentada en el pasillo del hospital, a siete metros de la habitación de Belch para que no la vieran, eran las 6 de la tarde, cuando ya todos los médicos comenzaban a irse porque estaba por comenzar el toque de queda.
No sabía bien por qué, pero no podía parar de llorar, ¿acaso estaba enferma? ¿estaba triste porque su acosador se había esfumado de la noche a la mañana? ¿acaso sentía algo por Belch Huggins? Estaba tan mal que comenzaba a pensar que tal vez era cierto.
Pasó media hora y vio salir a Henry junto a Victor, a los quince minutos a Patrick con sus aires de psicopatía.
Se limpió las lágrimas y se puso de pie, sorbió su nariz y se acomodó un poco el cabello, después miró que no hubiera nadie a su alrededor y claramente no lo había.
Con las manos temblando logró abrir la puerta y entrar, luego la cerró.
El cuarto estaba naranja por la luz del atardecer que entraba por la ventana, Belch estaba en la cama, parecía dormido, aunque en realidad estaba a un paso de la muerte.
Respiró hondo y se acercó...

-No puedo creer que esté haciendo esto-dijo para sí misma-, no sabes las veces que deseé esto-rompió en llanto-verte así, con la parca al lado, rogando por una jalada más de aire-pronunció cada palabra con asco-. Y ahora... no sé por qué me duele tanto, estoy sufriendo... no quiero que te mueras... -susurró-creo que estoy enferma, creo que estaba enamorada de ti... no hay otra explicación para esto.

O tal vez no podía verla y Honey Pie debía mostrarsela...

...

Los médicos entraron corriendo al cuarto de Belch, encontrándolo convulsionando, todo su cuerpo en un frenesí angustiante y desesperante para los doctores.
Belch trataba de hablar pero claramente no podía. Fue entonces que, a los pocos segundos, murió. Dejando a los profesionales atónitos, sin terminar de comprender.
Fue entonces que una enfermera vio, detrás del mueble, un cable desconectado...

-Desconectaron la máquina.

...

Sarah corría por las calles de Derry sintiéndose corrompida y sucia. Queriendo gritar... paró en medio de una calle solitaria, y pegó un alarido lleno de dolor, resentimiento y frustración que tenía atorado prácticamente desde los 12 años.
En su mente solamente se proyectaban aquellos diez segundos en que corrió la mesa de noche y desenchufó la máquina que aún mantenía con vida al repugnante Belch Huggins.
Lo vio abrir los ojos de golpe y le sujetó la mano con fuerza, Sarah se soltó entrando en pánico y salió corriendo mientras escuchaba como el cuerpo del abusador comenzaba su ataque de epilepsia.
«Tal vez los médicos llegaron a tiempo y lo salvaron, controlaron el ataque y ahora está riendo con su madre».

-Claro que no-escuchó una carcajada burlesca detrás de ella.

Y allí estaba su Honey Pie después de dos semanas de exilio. Burlándose de ella otra vez como si todo estuviera bien.

-¿No te dije que pronto ibas a saber quién era el asesino de Belch?-la miró con los ojos rojos, demoníacos y tenebrosos.

Entonces, con mucha claridad, Sarah comprendió que no había llorado todo el día porque fuera una enferma y amara a Belch, no, lloraba porque lo iba a matar. Era una enferma, pero no por lo que creyó serlo, sino por algo muchísimo más oscuro. Su verdadero lado comenzaba a arrastrarse hacia la luz, incrustaba sus uñas para poder llegar a superficie e iba exterminando poco a poco, lentamente, aquella máscara que creó por años.
Y no podía negarlo... tenía miedo de que ese lado saliera, que ese lado que le rogaba que hiciera cosas espantosas saliera. Porque sabía que esas cosas dejarían de ser pensamientos y se volverían realidad.

-¿Qué me está sucediendo, Honey Pie?-susurró.

React; [Pennywise/Bill Skarsgård]Where stories live. Discover now