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RENNAN

Me encontraba perdido, mi cuerpo podía estar postrado a la cama de la recámara; sin embargo, mi mente era la que viajaba más allá lejos de este simple planeta, yo recorría la galaxia y no podía detenerme.

Al cerrar los ojos podía sentir la proximidad de Eiden; ese bello momento se recreaba en mi mente y una sonrisa se expandía en mi rostro; por primera vez me permití escuchar lo rápido que bombeaba mi corazón y me dio miedo pensar que podría salirse de mi pecho.
No puedo asignar un número a las veces en que esa noche se reprodujo en mi mente; sólo pasaba. Antes de dormir ahí estaba; a la siguiente mañana igual, al desayunar, comer, bañarme, no había un segundo en el cual los labios de Eiden Price no estuviesen presentes; o peor, en que los míos no extrañasen su sabor.

— Rennan...—mi nombre salió como un pequeño suspiro de su parte; al abrir los ojos pude presenciar una pura imagen de Eiden Price con la boca entre abierta y sus largas pestañas revoloteando aún con los parpados abajo.

—¿S-si?— era inutil intentar esconder mi tartamudeo; a este punto seguramente todo mi cuerpo temblaba.

No decíamos nada; ambos generamos pequeños movimientos de cabeza como un intento de aproximarnos más pero no lo suficiente por el miedo que llenaba nuestro sistema. La espera mataba.

Nuestros labios rozaron unos segundos más, mi corazón dió todo un brinco; la danza de los cisnes sonaba de fondo y me parecía no podía existir mejor melodía para explicar este momento; ya que ambos parecíamos danzar buscando los labios del otro con temor.

— Reno...— pronunció aquel apodo tan suplicante que sabía la sufría tanto como yo. Necesitaba sus labios; y él los míos.

Eliminé el espacio existente entre nosotros; la paz estuvo en mí nuevamente. Los labios de Eiden Price era eso que no sabía que necesitaba hasta ahora; así que me permití besarlo, permití sentirlos y morder un poco de estos reclamandolos como míos.

Ni siquiera sé cuánto tiempo permanecímos así; no me importaba, mi atención se centró totalmente en ese chico que tenía entre mis brazos. Pero los bellos momentos no duran para siempre; en algún punto salímos de ahí debido a una llamada que Eiden debía atender. La despedida fue extraña; podía ver un sonrojo en su rostro, ni siquiera la importó saber que iba empapado, aún que claro, ninguno de los dos le tomaba mucha importancia a eso.

Sólo sé que con una sonrisa en los labios se aproximó a mí para besar mi mejilla muy cerca de la comisura de mis labios y susurró un: "Te veo el Lunes niño"

— Necesito que sea Lunes ya...—solté un suspiro

—¿Para qué Rennan?—Me sobresalté un poco. Al observar a mi familia y percatarme me encontraba en el comedor junto a ellos es que mi cara se pintó de rojo seguramente.

— P-por n-a-nada—maldije en mi interior. Ellos saben cuando miento debido a mi tartamudeo; los observé sin mover un músculo, mis padres intercambiaron un par de miradas y Gala por su parte me miró cómplice mientras daba una buena cucharada a su comida. Mierda.

— Bueno; ya mañana es lunes cariño. Así que ese "Nada" es pronto— habló mi madre al tiempo en que llevaba una mano a mi mejilla para acariciarla y sonreír tiernamente. Acto seguido se levantó para ir por el postre.

— Si hijo; por cierto...Me saludas a "Nada Price"— al soltar mi padre ese comentario Gala explotó en carcajadas; ambos chocaron los cinco, yo quería que la tierra me tragara.

— ¡Papá! — llevé las manos a mi rostro como un intento de desaparecer de ahí.

— Cuando vino durmieron un rato en tu cuarto eh? Traviesos— Gala habló con cierta voz coqueta; eso sólo hizo reir más a papá. Cuando ellos dos se juntan para burlar a otro es lo peor que pueda pasar si ese eres tú.

El planeta de EidenWhere stories live. Discover now