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|Primer día|
𝚂𝙾𝙿𝙷𝙸𝙴
La alarma empezó a sonar y la apagué de mala manera. Había dormido agusto como para tener que dejar la cama tan temprano. Me levanté sin hacer ruido, ya que mis padres seguían durmiendo. Me lavé, me vestí, desayuné, y en menos de 20 minutos ya estaba lista para salir por la puerta. Hoy iba a ser el primer día de clases y sinceramente, no estaba nerviosa. Si había algo que me preocupaba eran mis padres. Si no sacaba, como mínimo, un notable en todas las asignaturas, tendría que volver a Nueva York. Y eso era lo último que quería. Aunque recordando la pelea de ayer por la noche, no iba muy bien encaminada.
Pasó el tiempo y salí de casa. Caminé por las calles concentrada en el paisaje. Mirando cada esquina y teniendo pequeños flashbacks de cuando vivía aquí. En menos de 20 minutos llegué al instituto. Vi a Scott aparcando su bicicleta y me acerqué a él.
—Buenos días —dije con mi mejor sonrisa.
—Hola —dijo cansado.
—¿Estás bien? —dije extrañada.
—Ayer me pasó algo —dijo dejando el casco.
—¿El qué? —dije con curiosidad.
—En el bosque, me mordió un lobo —dijo mirándome.
—¿Un...? ¿Un lobo? —dije confundida—. Pero si no hay lobos en California.
Unas manos me sujetaron de los hombros y apareció Stiles con su sonrisa de buena mañana.
—Enséñame la herida —dijo mirando a Scott.
Este se levantó la camiseta dejando ver su costado con una gran gasa que tapaba la mordedura.
—Uuuuh —dijo Stiles intentando tocarla, pero Scott se apartó.
—Vaya... —dije viendo lo grande que era.
—Estaba oscuro pero estoy seguro de que fue un lobo —dijo poniéndose la mochila.
—¿Te mordió un lobo? —dijo Stiles.
—Sí —dijo Scott.
—No puede ser. —Seguían sin haber lobos en California.
—Oí aullar —dijo Scott muy seguro.
—Aullar —repitió Stiles.
—Sí, aullar. ¿Qué sabrás tú? —dijo Scott mientras caminábamos hacia la entrada.
—Porque en California no hay lobos —¿En serio, genio?—. No desde hace 60 años.
