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|El bestiario de los Argent|
𝚂𝙾𝙿𝙷𝙸𝙴
—¿Y bien? —preguntó Scott cuando llegué al lado de los chicos. Solté un suspiro pesado y decidí citarle lo que me había dicho Allison exactamente. La chica estaba siendo controlada por su familia a otro nivel y prácticamente no podía hablar con Scott, ya que ahora su abuelo era el director del instituto, así que la pareja tenía ojos en todas partes. Y ese era el motivo por el que nos tenían tanto a Stiles como a mí yendo de un lado a otro del instituto pasándoles mensajes del uno hacia el otro. En ese momento, acababa de hablar con Allison en la clase de Francés. Y, efectivamente, tenía un mensaje para Scott.
Agarré al chico de las manos y le miré dramatizando la escena para burlarme de ellos.
—Siento mucho lo del otro día —dije empezando a decir todo lo que me había dicho Allison—. Lo intento... Saldremos de esta.
Scott me sonrió y puse una mano en su mejilla izquierda mientras relamía mis labios.
—Lo sé porque... Te quiero —dije acercándome a Scott—. Te quiero más que...
—Vale, se acabó la función —dijo Stiles separándonos. Empecé a reír con ganas viendo su expresión llena de celos—. Tú y Allison tenéis que buscar otra forma de hablar.
—No, solo confiamos en vosotros dos —dijo Scott negando—. ¿Va a venir al partido de hoy?
—Sí —dije rodando los ojos cansada.
—¿Sabe algo del bestiario? —preguntó Stiles.
—¿Del qué? —dijo Scott achinando los ojos.
—Un bestiario —repitió Stiles. Scott soltó una risa y habló convencido.
—Se dice bestialismo.
Miré a Stiles y empecé a reír de manera descarada. Él soltó una sonrisa tonta y miró a Scott.
—No, tío —dijo negando—. Y estoy convencido.
—Scott —dije recuperando el aliento después de las carcajadas—, Stiles se refiere al libro del que Deaton nos habló. Y bestialismo es una práctica sexual.
—Un bestiario es una enciclopedia de criaturas míticas —explicó Stiles.
—¿Soy el único del planeta que no sabe nada sobre eso? —preguntó Scott indignado.
—Sí —dijimos Stiles y yo a la vez.
Scott puso los ojos en blanco, cansado de hacer que nos riéramos de él sin quererlo.
