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Paul abre su ventana cuando escucha que John la golpea levemente, se saludan tan afectuosamente como siempre y se sientan con la situación del día anterior rondando en su cabeza.

Ahora saben lo que ellos sienten, pero... ¿Pueden estar seguros de que el otro también está en la misma situación?

Paul sabe muy bien que John camina casi veinte minutos todas las frías noches hasta llegar a su casa, donde trepa por una tubería con las manos heladas y los músculos adoloridos solo para verle durante unas pocas horas, y eso no es algo que se haga por todo el mundo. También sabe que John había roto con su novia, y no se lo dijo, pero Paul tiene la extraña sensación de que su amistad había tenido algo que ver.

Además John tiene claro que el pelinegro ha estado compartiendo su espacio, su tiempo y sus horas de descanso únicamente por él, por nadie más. Y por si eso fuera poco, nota cada noche como Paul trata de retenerlo un ratito más con él, sabe que el chico no quiere que se marche, y que si por él fuera se quedaría a dormir.

Han compartido recuerdos, miedos, sentimientos, planes futuros e ilusiones, y por eso mismo se conocen lo suficiente como para saber que sí es recíproco. Esa afirmación se repite en su cabeza cientos de veces, y parece que ahora pueden respirar con más tranquilidad mientras un par de sonrisas bobas adornan sus rostros.

Esa noche John no espera a llegar a la ventana para tomar la mano de Paul, porque cuando se de cuenta ya llevan horas así.

En tu ventana >>McLennon<<Место, где живут истории. Откройте их для себя