17. Ibrahim - "Errores letales" (Segunda parte)

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—¿Cómo que Jacob desapareció? —inquiero, sobresaltado.

—Juro que no fue mi culpa —farfulla Boris con desesperación—. En cierto momento estaba a mi lado y al otro se esfumó como si nada. Lo siento, amor.

La rabia estalla dentro de mí en cuestión de microsegundos.

—Maldita sea, Boris, ¡te pido solo una cosa y no eres capaz de hacerla bien! —No debería hablarle así, pero no puedo controlarme—. ¡Ni siquiera eres capaz de cuidar de un jodido niño!

—Lo sé, lo siento mucho. —Se le quiebra la voz—. Te juro que lo estaba cuidando, simplemente fui al baño por menos de cinco minutos y cuando volví ya no estaba por ninguna parte. —Habla muy rápido—. Lo busqué por todo el refugio e incluso pedí ayuda, pero nadie lo vio, nadie sabe dónde está y nadie lo vio salir.

—Puede que se haya escondido por ahí —interviene Taurus en un intento por calmar las aguas—. Tal vez quiere estar solo.

—Tal vez, pero no hay muchos lugares en los que esconderse en el refugio —replica Boris. Me hace enojar incluso más, porque arruina cada esperanza de que Jacob pudiera estar dentro de nuestras instalaciones.

—¿Fueron a buscarlo al exterior? —pregunto, esta vez con un poco de tranquilidad. Debo pensar con la mente fría.

—Hay un grupo de personas buscándolo en los alrededores —responde Boris, ahora desesperado—. Lo siento, amor, lo sien...

—Ya sé que lo sientes —corto—. ¿Cuánto tiempo lleva desaparecido?

—Al menos media hora —responde en tono bajo como si temiera mi reacción.

—¿¡Media hora!? —exclamo, la poca calma obtenida desaparece—. ¿Qué esperabas para contarme que le perdiste el rastro?

—No quería revelarte nada sin antes estar seguro de que había desaparecido. —Sus ojos reflejan el remordimiento—. Ya tienes suficiente con lo de Max, no quería darte más problemas.

—Pues me acabas de hacer pasar un susto peor del que habría sufrido si me hubieras dicho antes lo que sucede. —Intento calmarme otra vez, pero resulta difícil. Sin embargo, tras una gran exhalación, logro relajarme—. Como sea, tenemos que buscarlo.

—Perdóname —suplica Boris, a nada de llorar.

—Como sea —reitero. No quiero desquitar mi ira contra él. Después de todo, Jacob no es su responsabilidad. Diría que tampoco es la mía, pero el cariño que le guardo a Aaron me obliga a preocuparme por el niño como si fuera mi propio hermano.

Salgo del rústico centro de mando antes de que Boris me entregue otra excusa. Él me sigue y me pide que le permita ayudarme a buscar a Jacob, pero le digo que lo mejor es que se vaya a la cama. Necesito alejarme de él al menos por esta noche. Por fortuna, Boris acepta mi sugerencia y se va a dormir. Tras darnos las buenas noches, algo frías de mi parte, busco a Jacob de un lado a otro: paso por el comedor, por los baños del estacionamiento que usamos como hogar y por cada rincón del refugio, pero no hay rastro del muchacho.

Me reúno con otros miembros de la comunidad en el vestíbulo y les pregunto si alguien vio algo, pero nadie responde. Ni Camila, ni Chester, ni Ben, Ni Sasha; nadie, absolutamente nadie vio nada.

—Tranquilo, Ibrahim, ya aparecerá —me dice Ben. Suena tan tranquilo como siempre.

—¿Y qué si no aparece? —Me espanto de mis propios pensamientos—. ¿Y si uno de los criminales que enfrentamos esta mañana logró entrar sin que nos diéramos cuenta y secuestró a Jacob?

Renacidos [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora