Paso 82º.

3.2K 396 1.2K
                                    

"Paso 82º: Pequeñas acciones causan grandes resultados. Por eso cuida tus espaldas y no confíes en tus manos".

~N.

Hisao.

Nunca sabemos lo que será de nosotros o lo que nos rodea en un futuro a largo plazo o dentro de 1 segundo. Muchas cosas pueden ser decididas en pedazos cortos de tiempo. Pero ni siquiera un minuto que ha pasado puede volver a ti; ese minuto es especial.

Fueron 5 años perdidos hasta que pude decir la verdad.

No podemos recuperar el tiempo ni las personas que se han marchado, tampoco sabemos cuánto tiempo nos queda antes de cerrar los ojos. El no saber puede ser contraproducente pero también de ayuda. Porque... es ahora o nunca para que podamos tomar las telas del tiempo y cocerlas hasta sanar las heridas que nos causó.

Es cierto que debemos darle tiempo al tiempo, pero también recordemos que nosotros tenemos tiempo y si tardamos demasiado la brecha será irreparable. Solo nos queda confiar en algo tan tonto como el destino o la improbabilidad del detenimiento.

—Calla ese teléfono. —Pidió Tide desde su vestidor, tirándome una toalla al rostro.

—Cállate tú. —Bufé.

Sequé mi cabello al salir de la ducha, revisando el celular que no paraba de vibrar sobre el lavabo. Lo tomé rápidamente, observándome en el espejo al responder sin revisar el contacto.

—¿Qué? Si es por el proyecto en grupo llegaré a la universidad dentro de... ¡¿Qué hora es?! —Le grité a Tide, golpeando la puerta para que se asomara.

—Las 6, ¿sí? No grites tanto molestas. —Gruñó al otro lado de la puerta, mirándome de reojo por el marco.

Suspiré con los ojos perdidos en el techo cubierto por azulejos grises. Tide solía hacer bromas pesadas, portarse amable frente a las cámaras, y provocar constantemente mi estado de humor. Pero por momentos solo estaba apagado y le irritaba cualquier movimiento.

A Tide Nallan no le importaba nadie. Cuando estás solo emocionalmente ninguna compañía es especial. Así era: una ola del mar muerto que ya a nadie divertía. Lucía agotado por perseguir a alguien a través de la nieve cuando el efecto de luz plana aparecía.

A veces no sabes a dónde vas. La luz plana es común pero la ansiedad de la caída la hace aterradora.

—Eh, no, no estoy en tu grupo... Hisao.

Solté el teléfono de la impresión. Jay me había marcado. A mí. Justo después de salir de una ducha en la casa de Tide. Tras varias semanas de ignorarnos. Aún cuando confesé todo y nunca creí volver a hablar con él su voz hizo presencia en la bocina.

En vez de pálido mi piel se puso colorada por el vapor y me mareé un poco. Lucía borroso frente al espejo. Tomé aire y recogí el celular.

—¿Este es tu número, verdad? ¿Estás ahí? —Volvió a insistir preocupado.

—Sí, soy yo.

Escuché a Tide azotar la puerta. Tenía una grabación o algo de ese tipo, realmente no le presté atención cuando charlamos. Si no se despedía era porque en serio tenía un bajón y se adentraba a su mundo.

Yo me sentía necesitado cuando me sentía decaído.

—Oh, buenos días... Este... —su tono ya no sonaba apagado, era más Narciso—. ¿Podemos vernos hoy? Después de las 6 ya no tenemos asignaturas y hoy no hay clases opcionales para recoger puntos por las protestas.

Cómo ser un acosador en 90 días y nunca olvidar quien eres. {FINALIZADO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora