Paso 81º.

3.2K 445 1.3K
                                    

"Paso 81º: Piensa como la otra persona. Olvídate un momento de ti".

~H.

Near.

Cuando abrí esa carta fue extraño. Sentí que alguien me tomaba de la cabeza y me inclinaba sobre su hombro susurrando su contenido. Cerca de mi oído, una voz con brisa de invierno que detuvo mis lágrimas para que lo escuchara:

"Hola.

Ha pasado un tiempo."

Tomé mi mochila antes de dejar el apartamento, ordenando un poco mi espacio para no causarle más problemas a Mirt. Me sentí bien al limpiar, aunque no tenía prisa por hacerlo.

—Buenas noches... —Musitó Nath tropezando en la sala de estar. Apestaba a alcohol—. ¿Limpiaste? Bien, loco de mierda.

—Gracias, soy la mejor mierda —le di la bienvenida frente al umbral—. ¿Por qué parece que te golpeó un camión?

—Nah —negó con la mano izquierda y un cachete en el suelo—. Anoche bebí mucho y me puse en mi modo de jotería pero besé a un chico. No era mi intención y él no me preguntó al respecto peeero, olvidaba que era gay y ahora todo es incómodo.

—Supongo que se llevan bien para que no se haya molestado —supuse a mis adentros pues él ya estaba dando sus últimos alientos—. Volveré noche. Besitos.

" Jaja, no puedo creer que estoy haciendo esto. Espera, soy un cabezota, no se escucha mi risa. Olvida esto, lo rayaré. No, espera, se verá muy feo.

Aaaaah, que difícil está siendo esto para mí, todo.

Es complicado."

Curin chocó manos conmigo al subir a su carro. Tuve que pagarle pues al no tener yo forma de transportarme tampoco quería abusar de su confianza. Me había ayudado ya lo suficiente. Los Vibes eran en serio santos.

Me preguntó un par de cosas sobre las clases y le dije que había asistido pero no había conseguido conversar con Hisao. Tenía miedo a enfrentarlo, o a los demás, pero todo iba un paso a la vez aunque pareciera tarde.

Fue una conversación breve antes de llegar a la clínica y despedirnos. Estuve asustado de entrar, de conocerme mejor. En parte deseaba correr, porque de esa forma algunas cosas que no quería ver seguirán siendo invisibles.

Pero él quería que pisara la tierra.

—Puede pasar, joven. —La asistente me abrió la puerta, dejándome frente a una cortina.

"Jay, esta carta es tonta. Sé que te prometí muchas cosas, como crecer juntos en tu cumpleaños más reciente, adoptar un perro, cortarte el cabello y estudiar en la misma universidad.

Hubieron promesas que me apena recordar, creo que fueron un poco lejos. Planeamos muchas cosas que me hicieron feliz, aunque en estos momentos no puedo recordarlas.

De cualquier forma, tú puedes cumplirlas."

—Puedes sentarte por acá. —Habló una voz fuerte del otro lado de la cortina, su silueta señalaba un asiento color piel.

—¿De dónde viene ese olor? —Cuestioné desorientado mientras me habría paso.

Una serpiente que se alimentaba de una rata yacía en algo como una pecera verde. Mi boca se abrió de sorpresa y un poco de asco. Volteé desesperado con el dedo índice sobre el psiquiatra que también hacía la función de psicólogo clínico.

Cómo ser un acosador en 90 días y nunca olvidar quien eres. {FINALIZADO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora