22. La confesión.

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Iba a poner distancia entre ella y yo pero esta volvió a agarrarme de la cintura besando mi cuello, lo cual me hizo cerrar los ojos y soltar un suspiro.

—Lexa... este no es el lugar ade... —me vi interrumpida por un jadeo que provocó la pierna de Lexa metiéndose en mi entrepierna rozando mi zona lentamente.

—Solo quiero que recuerdes que eres mía y de nadie más —dijo esto mordiendo levemente mi cuello y haciéndome sentir un cosquilleo en el vientre. Me excitaba bastante oír el lado dominante y posesivo de Lexa.
Yo por mi parte quise coger la nuca de ella y aferrarme a esta para hacer más ameno el contacto, pero el sonido de la puerta abriéndose nos sacó de situación haciendo que nos separáramos bruscamente.

—Disculpen molestarlas señoritas, no sabía que la biblioteca estaba ocupada —dijo un hombre mayor, quien nos vio a Lexa recostada en el escritorio con un periódico y a mi sentada en una butaca cercana a esta con un libro en mano que ni sabía de qué trataba.

—No se preocupe, solo estábamos leyendo —le informó Lexa al hombre de forma sonriente.

—Eso está muy bien —respondió con una pequeña sonrisa también—, y señorita, ¿le doy un consejo? —dijo refiriéndose a mí.

—Claro —dije con la respiración más tranquila.

—La próxima vez que vaya a leer un libro asegúrese que esté en el sentido correcto. Ese libro se ve bastante interesante. Las dejo —dijo despidiéndose con una risa divertida antes de volver a cerrar la puerta.

—¿Qué quiso decir con...? —dije interrogante y de repente escuché que Lexa soltó una fuerte carcajada. Entonces miré el libro y me ruboricé de la vergüenza. Era un libro de poses del Kamasutra y además lo había cogido al revés.

—¿Estaba muy interesante el libro, Clarke? —mencionó Lexa burlándose de mí.

—Tú cállate —dije poniendo mis manos en mi rostro totalmente ruborizado.

Salimos de la habitación y en el camino nos encontramos a mi madre quien parecía que también nos estuviese buscando.

—¡Oh! Clarke, te estaba buscando. Pensé que te habías ido con Lexa —dijo esto mirándonos a ambas.

—No, solo estábamos explorando el lugar —dije con una sonrisa.

—Es muy bonita la casa ¿verdad? —dijo mi madre.

—Por supuesto —confesé—. Mmh, ¿mamá?

—¿Sí, cariño?

—¿Podemos hablar?

—Claro, ¿qué sucede?

—Prefiero decírtelo en otro lugar. Vamos afuera —dije señalándole la puerta de salida.

Fue entonces que las tres nos encaminamos hacia fuera para poder hablar más cómodamente sin la atenta mirada de los demás invitados.

—¿Todo está bien? —inquirió mi madre intercalando miradas entre Lexa y yo.

—Sí... es que te quería confesar algo —carraspeé de los nervios—. Te queríamos confesar algo —me corregí mirando a Lexa ya que ella también estaba ansiosa porque al fin mi madre lo supiera.

—Clarke, deja tanto suspenso y dime qué pasa.

Solté un suspiro y hablé—. Lexa y yo somos novias —dije lo más claro y rápido posible para no tener que repetírselo. Los nervios me estaban carcomiendo por dentro.

Mi madre solo se limitaba a mirarnos fijamente con el ceño fruncido y con la boca ligeramente abierta, que diría yo que es por la impresión y no por otra cosa.

Un amor inesperado [CLEXA AU]Where stories live. Discover now