Un amor inesperado [CLEXA AU]

12. Perdóname tú a mí.

Terminamos la velada y nos dispusimos a ir directo al parking donde había dejado aparcado el auto. Entramos y no arrancamos lo cual se me hizo raro.

- ¿Todo bien?- le pregunté a Lexa quien estaba mirando fijamente el volante sin hacer movimiento alguno, solo escuchaba su pausada respiración.

- De hecho no, no sé qué me pasa contigo Clarke, me haces sentir bien cuanto estoy contigo.- me dijo mirándome fijamente con sus ojos verdes, unos ojos los cuales se veían brillantes con la tenue luz del parking.

Me sorprendí ante su repentina confesión- Lexa yo...- no me dejó hablar porque se acercó a mi de tal manera que quedamos a centímetros de nuestros rostros.

- Y no sabes las ganas que tengo de probar tus labios, pero no haré nada que no quieras si no me lo permites.- dijo esto y yo no aguanté más.

- Hazlo.- pedí.

Acto seguido posó sus carnosos labios sobre los míos y ambas soltamos un gemido de satisfacción, era cierto que yo también quería probar sus labios pero no pensé que fuera así.

Empezamos con roces suaves y un poco tímidos por ser la primera vez que ambas nos besábamos, ella desabrochó mi cinturón de seguridad y empezó a acariciar mis caderas. La pasión en el auto comenzó a incrementar cuando la lengua de Lexa empezó a abrir paso en mi boca acariciando suavemente mi lengua con la suya, explorando cada rincón, acariciando y lamiendo mis labios de una manera que no supe describir, era la primera vez que alguien me hacía sentir esto, la primera vez que alguien me besaba así, la primera vez que sentía que los besos eran la mejor cosa que había probado, era la primera vez que había besado a una mujer.

Mis manos también empezaron a buscar su cuerpo, acaricié sus hombros por encima de su traje, empecé a pegarme más a ella. Ella lo notó y en un movimiento rápido e inesperado me subió encima de ella, subiendo mi vestido hacia mi cintura para tener una mejor comodidad. Sus delicadas manos subieron poco a poco por mis piernas hasta llegar a mis muslos los cuales ella apretó haciéndome soltar un leve jadeo. Empezaba a hacer tanto calor que ella cogió su chaqueta y se la quitó. No sabemos cuánto tiempo duramos besándonos porque nos despegamos debido a la falta de oxígeno, y ella me miró atenta. Tenía sus pupilas dilatadas, ambas teníamos el deseo de estar la una con la otra pero ese no era el lugar adecuado.

- Lexa...este... no es el lugar.- dije respirando con dificultad por la agitación.

- Tienes razón.-dijo mirando ahora mis labios- vamos a la casa.- propuso.

Acto seguido nos acomodamos y pusimos todo en su lugar para marchar a la mansión Woods. 

Apenas cerró la puerta del auto en el garaje me empotró contra esta y me besó euforicamente agarrando una pierna mía y subiéndola hasta su cintura, haciendo roces con una suya en mi entrepierna. Con este movimiento no pude evitar soltar un gemido. Entre tropezones entramos a la casa y subimos hasta su habitación. En la cual apenas entramos me empujó en la cama y se puso encima de mi besándome por el cuello mientras yo lo hacía a un lado para darle más acceso.