PERDIDA EN EL PARAÍSO.

284 24 12
                                    

Multimedia: Evanescence – Lost in Paradise.

22 de Julio del 2018.

Limpio el vapor que ha causado el agua caliente en el espejo del baño. Y es cuando contemplo mi rostro, una lágrima resbala por mi mejilla al ver que no me reconozco. Tengo las mejillas sumidas, tengo bolsas debajo de mis ojos que cuelgan hasta el suelo. Paso una mano por mi cuello hasta bajar por mis pechos, la clavícula se marca por completo, a causa de que no he querido comer como debería hacerlo.

Me coloco unas bragas, un short algo desgastado y una blusa holgada encima de mi cuerpo desnudo y me dispongo a salir del baño. Al pie de la cama me espera Evangeline, quien ya dejó en una de las mesas un vaso con jugo de naranja, y unas tostadas francesas. La conozco. Va a quedarse hasta que engulla si es posible el último alimento.

Debo decir que ella es la que más nos ha tenido paciencia desde el día en que ocurrió el accidente. Ya que no ha dejado de estar al pendiente de Nereida, de Nínive y de mí. Incluso se ha instalado en la casa para poder estar con nosotras todo el tiempo.

Es la única que no nos juzga por no querer hacer nada, ella ya sabe lo que es perder a alguien y en como todo tu mundo se tambalea de inmediato.

Si no hubiera sido por ella, nosotras no hubiéramos probado bocado alguno... ni siquiera nos hubiéramos levantado de la cama para bañarnos, si lo hacemos es gracias a ella, quien no deja de exigirnos. Tiene toda la paciencia del mundo, así como su familia la tuvo con ella.

Gael también ayuda, solo que no puede quedarse en Ajijic todo el tiempo, por lo que se queda solo el fin de semana y el resto de los días regresa a Vallarta. Es pesado, pero él no se queja en lo absoluto, ya que de su cuenta ya se hubiera quedado aquí las veinticuatro horas y los siete días de las semanas. Pero no quiero que pause su vida por la mía, la cual no tengo la menor idea de cuándo volverá a ser igual.

No igual.

Por lo menos más tolerable.

Resulta que el señor responsable del accidente, no tenía permiso para conducir en los Estados Unidos debido a su condición médica, solamente se le hizo fácil tomar el volante sin importarle que ese acto de negligencia de su parte, pudiera ocasionar tantos destrozos.

Diez fue el saldo de muertos debido a ese accidente.

Melissa, Ian y Ruth fueron sus primeras víctimas al igual que las señoras con las cuales me topé al inició. Mis padres y otras personas fueron los siguientes hasta que se dio al interior de un local. A él no le pasó nada, claro está. Y nadie levantó denuncia, ¿de qué nos iba a servir eso estando en un país corrupto? Aun así... eso no los iba a traer a la vida.

Ian fue el más afectado por el accidente. Ya que no solo perdió a su familia, también perdió la vista. Y según los médicos, ya no había nada que se pudiera hacer. Gerardo y Ricardo se encuentran con él y no lo dejan ni a sol ni a sombra, pues temen que intente alguna locura. ¿En ese estado? No lo culpo.

Pues en estos días que he estado acostada en cama se me han cruzado mil y un ideas para acabar con mi vida. Para acabar con este dolor que me quema por dentro y que no me deja salir de esta depresión. Pero aun así, no tengo el valor suficiente como para tirar del gatillo, si es que lo hubiera. No puedo hacerlo. No puedo dejar a mis hermanas solas. No quiero dejar a Gael.

Pero la tristeza ahí sigue y no sé cuándo dejara irme.

—Denise, tienes que hacer algo por ti misma —me dice Angie mientras le doy un trago al jugo de naranja —. Sé que a lo mejor no soy la indicada para decirte eso, pero si para decirte que entre más caigas en la cama, menos ganas vas a tener de levantarte. Estoy segura de que a tu madre no le hubiera gustado verte así.

La única excepciónTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang