UN MUNDO LOCO

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Multimedia: Mad World (cover) –Scarlett Rose.

22 de junio del 2018.

Despierto sobresaltada al sentir como una sensación de terror se apodera de mí. A tientas busco el apagador para poder encender las luces de la habitación, sin querer tumbo un adorno que tenía en el buró. Maldigo mentalmente al recordar que me encuentro en mi vieja habitación de Ajijic, y no en Vallarta.

Con cuidado enciendo la luz de la lámpara que se encuentra encima del buró, agarro el celular mientras me siento. Miro la hora en el celular y me doy cuenta de que son las cuatro de la mañana. Trato de controlar la respiración mientras trato de recordar lo que estaba soñando. Y por más que lo intento, no lo consigo. Solo recuerdo que una terrible sensación en el pecho fue la que hizo que despertara.

Supongo que eso es debido a que fueron demasiadas emociones en un solo día. Mis amigos, mis hermanas, César, mi madre y para finalizar mi padre. Es más de lo que se puede soportar.

Me recuesto otra vez mientras miro a mí alrededor. Hay algunos posters de One direction, de los Jonas Brothers, uno de Metallica, y otro de Kudai. Si, bueno, se nota que es mi vieja habitación.

—Necesito un vaso con agua —susurro en medio del silencio que reina dentro de la habitación. Ya que no creo que pueda retomar el sueño por lo pronto.

Me levanto de la cama y con mucho cuidado salgo de la habitación de puntillas, para no despertar ni a mis hermanas, ni a mi madre. Me llevo ambas manos a la boca cuando veo a la gata subiendo las escaleras, en su boca lleva una lagartija que recién acaba de cazar. Espero a que pase antes de bajar las escaleras.

Estoy a punto de entrar a la cocina cuando veo lo que parece ser una silueta humana. Me acerco con mucho cuidado y sin hacer ruido y veo que es mi mamá. Ella se encuentra sentada en una silla mirando por la ventana —que tiene las cortinas corridas —. No se ha cambiado de ropa, ya que lleva puesta la misma. Esa es señal de que no ha dormido ni un poco.

—Mamá... —la llamo en voz baja, para no darle un susto. Cosa que no funciono ya que se llevó una mano a la boca para callar el grito que iba a salir.

— ¡Ay niña! —se lleva una mano al pecho al decir esto —. No sé llega así, casi me infartas.

—Lo siento —le respondo con una media sonrisa en los labios. Con cuidado me acerco hasta donde se encuentra ella, y tomo asiento en uno de los sillones —. Pero debo decir en mi defensa que también me sacaste un susto.

—Ya sé que no son horas para estar levantada —presto atención a su semblante, luce cansada. No entiendo cómo es que no ha podido dormir —. Pero lo cierto es que no tenía sueño, por lo que bajé a tomar un vaso de leche fría —señala el vaso que se encuentra en la mesita —. ¿Por lo que veo tú tampoco puedes dormir?

—Dormité un poco —omito el hecho de que desperté con una sensación de pánico —. Supongo que es por todo lo que pasó en el día.

—Sí, fueron muchas emociones.

—Mamá, ¿te puedo hacer unas preguntas? —ella asiente con la cabeza —. ¿Después de la pelea, lo fuiste a ver? —esa pregunta es una de las que le quise hacer desde que volvió, pero estábamos tan cómodas al final, que preferí no hacerlo.

—Sí, lo fui a ver —alza una mano para callarme al ver que quiero hablar —. Los motivos, si todo sale bien. Los sabrán dentro de poco, así que te recomiendo que seas paciente —suspira con pesadez —. La paciencia es una virtud, eh Denise —sí, una que por lo visto ya no tengo o que la he ido perdiendo —. ¿Qué otra pregunta me ibas a hacer?

La única excepciónWhere stories live. Discover now