Sin alma

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Acabé odiándola un poco por no dejarme explicar nada, por desaparecer así de repente, por dejarme destrozada escuchando canciones tristes en el salón y llendo a trabajar como si fuera una persona sin alma.
Podria ahogar mis penas con alguna chica, pero no podia quitarme su olor, sus ojos y su tacto de mi cabeza.
Miles de recuerdos vagaban por mi mente cada minuto del dia, recuerdos que me atormentaban y no me dejaban dormir por las noches.
Claudia vino aquella mañana de domingo a mi casa, y cuando abrí la puerta y me vió a mi y el estado de mi piso, ahogó un grito.

-Por Dios Jul, ven aquí mi pequeña. -me estrechó entre sus brazos y lloré como una niña pequeña. -Sé donde está, Finneas me lo ha dicho y el no se cree nada de lo que ha pasado, sabe como de mala puede ser la fama. Date una ducha y ve, yo te llebo.

Negué con la cabeza, no podria mirarla a los ojos y que ella me volviera a rechazar.

-Vamos, hazlo por ti. Te mereces darle una explicación. -intentó convencerme.

Finalmente acepté, no podia quedarme en casa llorando y destrozándome mientras el amor de mi vida lloraba a escondidas del mundo y maldecia mi nombre por una cosa que no hice.

Claudia llamó a Finneas y le dijo que estaba en un parque con ella y Danielle. Nos mandó la ubicación y fuimos a toda leche hacia allí.
Mis manos sudaban y no podia respirar.
Aparcó y me dijo que bajara, que debia ir sola.

La veia a lo lejos, sentada en un banco de espaldas a mi. No se de dónde saqué las fuerzas para acercarme a ella, pero lo hice.
Cuando estube a un metro de ella sentada de espaldas a mi, Finneas y Danielle se fueron.

-Eh! ¿A dónde vais? -dijo.

Su voz, su melodiosa voz. La habia echado demasiado de menos.

-Billie... -le dije, casi susurrando.

Cuando escuchó mi voz vi como se tensaba al segundo, rodeé el banco y me posicioné delante suyo.

-No Juls, vete. Déjame en paz. -dijo con lágrimas en sus ojos. No podia mirarme a la cara, y eso me destrozó la última pieza intacta de mi corazón. Se levantó y dió un paso para irse, pero cogí su mano y la paré. Me miró a los ojos. Por primera vez en dos largas semanas la tenia enfrente de mi, viéndole sus preciosos ojos azules entristecidos y lágrimas bajando por su rostro.

-Déjame, ex-explicarte. Por favor. -traté de decir como pude, ya que el tacto de su mano y sus ojos mirándome así me clavaban aún más fondo la estaca que sentia en mi pecho.

-No hay nada que explicar, Jul. -dijo soltándose de mi agarre. De repente sentí frio, como si necesitara su tacto para vivir.- Te conocí y al poco tiempo te vi liándote con esa chica, estando conmigo tubiste que rechazar llamadas y mensajes de tus antiguos ligues. -sollozó. -No tube que confiarte mi corazón, no debí enamorarme de ti y me odio a mi misma por seguir estándolo. -lloró y quise acercarme para abrazarla pero dió un paso atrás. -No, por favor no me toques.

Verla llorar, verla así de destrozada, ver cómo la confianza entre nosotras se desvanecia poco a poco, ver con mis propios ojos que me odiaba, que no queria saber nada de mi. La falta que me hacian sus abrazos, el cómo extrañaba su rostro, sus besos, su tacto. Todo eso me llebó a llorar tan fuertemente que me sentí pequeña e miserable frente a ella.

-Creí que nos queriamos de verdad, y no sabes como me siento por que una sucia trampa haya destrozado tu confianza en mi y me hayas destrozado de esa manera el corazón. -le dije, y no supe de donde saqué el aire para respirar y hablar.- No quiero molestarte más, pero quiero que sepas que no voy a poder enamorarme de nadie en mi vida, mi corazón pertenece a la chica que lleva mi mismo colgante. -dije tocándome el colgante que caía por mi cuello, ella se llevó la mano al suyo y comenzó a llorar mientras me miraba a los ojos. -Te amaré toda la vida Billie.

Dicho esto no pude más con la presión de mi pecho que salí corriendo de ahí para subirme enseguida en el coche de Claudia. No tenia ganas de seguir respirando, me parecia inútil. Pero mi familia y la gente que me queria me vino a la cabeza y no podria hacerles daño.
No hablé con Claudia, por mi cara y mi llanto sabia la respuesta. Me dejó en mi calle y me dijo:
-¿Quieres que suba?

-Necesito estar sola Claudia, pero te quiero, que lo sepas. -dicho esto subí a mi destrozado piso, el que Claudia intentó arreglar un poco, y me pasé la tarde y la noche autolastimándome con una canción: The night we met.

Describia a la perfección el cómo me sentia en esos momentos, me hacia llorar hasta quedarme sin aire y me dormí en el sofá reliada en una manta. Mi habitación me hacia recordar muchos momentos y sentia que su olor aún estaba ahí.
Otra semana más pasó. Era viernes y estaba apunto de acabar mi turno de tardes, salí a la puerta y me encendí un cigarrillo.
Recordé el flash de esa cámara y del momento en que mi vida se vino abajo.
Una lágrima bajó por mi mejilla y me quedé mirando un punto fijo al otro lado de la calle.
Casi me ahogo con el humo que inhalé cuando se me encendió la bombilla. Salí corriendo hacia la calle del frente, sin pensar que podrian atropellarme y llegué al otro lado de la acera.
Entré en un local, que al parecer era un banco financiero bastante conocido.

-Por favor! -dije corriendo hacia la secretaria que vi allí.- Por favor, deben enseñarme las grabaciones de la cámara exterior.

I met an angel | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora