Lujuria

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La cosa en el Webster acabó con algunas copas de más, porque cuando se fueron los padres de todos, se desmadró un poco la cosa.
Danielle encima de la barra bailando como si no existiera un mañana, Finneas disfrutando de ser el Dj de la noche, todos los amigos de Billie bañados en sudor en medio de la pista y Billie me secuestró y me arrastró al baño y bueno...

-¿A dónde vas con esas prisas? -le dije, mientras su agarre en mi mano me guiaba por los pasillos.

Entramos en el baño y cerró, con pestillo.
Me dió un empujoncito y choqué contra la puerta. Tragué hondo, porque me miraba de una manera que no sabria describir.

-Llebas toda la noche provocándome, señorita Juls. -dijo acercándose y posando un dedo en mis lavios. -Y te dije que esa camisa y la pajarita no durarian mucho en su sitio. -el dedo que posó en mi boca comenzó a bajarlo lentamente, hasta llegar al primer botón. Con la otra mano desabrochó la pajarita y la tiró al suelo. Mientras desabrochaba los botones de mi camisa uno a uno yo no sabia hacer otra cosa que observarla mientras sentia mi corazón en la garganta.

Me quitó la camisa y pasó su mano por mi abdomen, subiendo por en medio de mis pechos hasta llegar a mi cuello y atraerme hacia ella.
No nos besamos, nos deboramos. Nuestras respiraciones eran erráticas y comenzaba a hacer mucho calor.
Me quité esa camiseta que me pedia a gritos ser quitada, y comencé a besar su cuello de manera lenta y húmeda. Tiró la cabeza para atrás dándome más espacio, mientras con su mano en mi nuca me apretaba más hacia ella.

-Eres preciosa. -le dije saliendo de su cuello y mirándola.

-Cállate. -me dijo y volvió a atacarme con sus carnosos labios.

La alcé y la senté encima del lavamanos, y gimió sonoramente cuando le quité el sujetador y masajeé su pecho con mi mano. Su pezón se ensureció enseguida y mi boca hizo el resto. Ella hizo lo mismo conmigo y sentia que mis piernas se doblaban cuando su lengua comenzó a hacerme maravillas. Desabroché el botón de su pantalón y jugueteé un poco rozando su zona.

-Juls, hazlo porfavor. -me pidió, respirando entrecortadamente.

Obedecí sus ordenes, y introducí un dedo haciéndola gemir en mi boca. Sentia que si abria los ojos iba a llegar al límite en dos segundos, porque sus mejillas sonrosadas, sus labios por mi cuello y sus manos despeinándome estaban llevándome a lo más alto.
Introducí otro dedo y augmenté el ritmo de las embestidas, me mordió el labio tan fuerte que creí que me habia echo una herida, pero no.

-Justo ahí, justo ahí. -dijo mientras desabrochaba mi pantalón. No tenia fuerzas para hacerlo y con mi mano libre lo acabé de desabrochar.

Cuando sentí sus dedos entrar tan fácilmente dentro de mi, ella me cogió la cintura. Si no llega a ser por eso estaria sin fuerzas en el suelo.
Nos embestimos fuerte, y gemimos sin tapujos. Con el efecto del alcohol nos daba igual si habia alguien esperando fuera.

-Billie. -gemí.- Dios, justo ahí.

El sonido de nuestros dedos entrando y saliendo, la manera en la que me besaba y sus gemidos me hicieron rozar el cielo en un orgasmo increible. Ella llegó al segundo después y ahogó el gemido en mi cuello. Masajeó la zona mientras juntábamos nuestras frentes y nos mirávamos a los ojos.

-Lo tengo clarísimo, soy jodidamente adicta a ti. -le dije, rozando mis labios lentamente con los suyos.

Suspiró ante el contacto.

-No me drogo, pero tú eres una maldita droga de la que no puedo quitarme. -me dijo.

Nos besamos un rato más, calmando las ganas que guardamos durante toda la noche y salimos. Por suerte no habia nadie fuera.
Nos sentamos junto a Claudia y Jordan y Billie se sentó encima de mi. Olia tan bien...

-Y a vosotras, ¿qué os pasa? -preguntó Jordan.

-Mírales los labios, bien rojos e inchados. Vosotras dos habeis follado! -dijo Claudia, tan tranquilamente.

No supimos decir que no y comenzamos a reirnos sonoramente.
Eran las 6 de la mañana y el taxi nos dejó en mi portal. No dió tiempo a que se cerrara el ascensor que ya nos estábamos besando con lujuria.

-Me vas a matar algún dia de estos. -le dije.

-Tú me matarás a mi, créeme. -respondió.

Las puertas se abrieron y abrí mi puerta con prisas. Se colgó a mi como un koala, abrazando mi cintura con sus piernas y reía mientras la llavaba a cuestas hacia mi habitación. Me encantaba su risa, sus perfectos dientes blancos y sus preciosos labios.

La senté en la cama y hice que se estirara.

-Esta noche mando yo, señorita. -le dije quitándome la camisa.

Ella sonrió pervertidamente mientras le quitaba su camiseta.
Me arrodillé en sus pies, quitándole lentamente los pantalones y la ropa interior. Trepé por ella hasta llegar a su monte de venus donde dejé un beso lento, a lo que ella suspiró y arqueó su espalda. Seguí trepando por su barriga, quitándole el sujetador y quitándome el mio. Me entretuve con sus voluptuosos pechos y subí por su cuello, rozándolo con mis labios, sin llegar a besarlo.
Tenia sus manos agarradas, por lo que no le dejaba tocarme.

-Déjame tocarte, Juls. -pidió.

Negué con una sonrisa, me quité mi ropa restante para quedar en igualdad de condiciones, volví a coger sus manos a los lados de su cabeza, entrelazando mis dedos con los suyos.
Dejé caer mi peso sobre ella y apretó sus manos cuando nuestras zonas se rozaron.
Comencé a moverme mientras la besaba y gemiamos entre besos.

Esa noche lo hicimos sin prisas, sin ánsias, sólo tomándonos el tiempo necesario para saborearnos una a la otra. Estaba enamorada de ella hasta las trancas. Adoraba su manera de ser, su manera de hablarme y de mirarme, adoraba su parte adorable y su parte pervertida. La manera que tenia para vestir, y muchas veces me preguntaba si ella era real. No podia ser que tubiera esa cara y esa voz de angel y ese cuerpo de diosa del olimpo a la vez.
Simplemente me encantaba toda ella y si me la arrebataban de mi lado seria mi perdición.

I met an angel | Billie EilishWhere stories live. Discover now