15: talk

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Las últimas semanas habían sido estresantes y divertidas por igual. Al ser la pareja del momento, la prensa había buscado entrevistarlos en cada momento. Cada vez que salían, se publicaban nuevas fotos de ellos.

– ¿Cómo se conocieron?

– Bueno, en realidad la historia es algo chistosa. Fue el primer día de clases de Adrien. Yo me enojé por un malentendido y a la salida, él me lo explicó todo. Estaba lloviendo y el caballero aquí presente me dio su paraguas. – Marinette se giró a verlo, sonriendo al recordar ese día.

– Le di mi paraguas, sí, pero por las vueltas de la vida, se cerró en su cabeza. – rió reproduciendo las imágenes en su cabeza. – Ahí supimos la existencia del otro y nuestros nombres, pero en realidad nos conocimos de otra manera.

– ¿A qué se refiere, señor Agreste?

– Prefiero dejarlos con la duda. – sonrió encantador, más para su novia que para la cámara.

Por solicitud de Gabriel, debieron realizar varias sesiones de fotos con prendas de la nueva colección, modelando ambos para salir en la portada de miles de revistas y representando el genuino amor.

Marinette tuvo que dividir sus horarios de tal manera que le alcanzara para ir a clases, cambiarse, arreglarse, comer, asistir a entrevistas y sesiones, programas en vivo, diseñar, estudiar y dormir. Con tanto revuelo, no había notado la ausencia de akumas en tanto tiempo. No estaba acostumbrada al movimiento en su día a día, pero al estar gran parte de él con su gatito, no le molestaba en lo absoluto. Siempre encontraban el modo de escaparse y mimarse entre ellos, relajándose cinco minutos antes de volver.

– Me siento muy mal por arrastrarte a todo esto, cherie. – suspiró mientras veía sus manos entrelazadas.

– ¿De qué estás hablando?

– Sé que estás cansada y que las entrevistas te ponen nerviosa. Te estresan las sesiones, puedo verlo. – dejó un mechón azabache detrás de su oreja. – Te conozco tanto, princesa... Sabía que en algún momento esto iba a pasar y...

– Oye, gatito, estoy bien. No digas tonteras, estoy muy feliz de mostrarle a todos lo felices que somos y de ayudar a tu padre. Además, podemos pasar más tiempo juntos. No veamos todo tan malo. No te puedo negar que me pongo nerviosa, pero en cuanto tomas mi mano, no hay nada que me preocupe. Estamos bien, chatón.

Las cosas se mantuvieron así por mas de un mes, teniendo que celebrar sus dos meses de relación a escondidas, sin derecho a una cena en un restaurante o una salida por la ciudad. De cualquier manera, habían conseguido que todo fuera perfecto y hermoso para ambos. Cuando ya no habían tantas cosas puestas sobre ambos, lograron relajarse unos días hasta el ataque de nuevos akumas. A veces estaban acompañados de senti-monstruos en peleas agotadoras a pesar de tener a otros compañeros ayudándolos. Estaban preocupados por la fuerza y regularidad de los ataques, pues todos parecían ser mas complicados y violentos que el anterior.

– Esperaremos unos cuantos ataques más.

– Creemos que ya es momento de terminar con esto. Lo tenemos expuesto, en el punto de mira, listos para derrotarlo de una vez. – habló con fuerza Chat Noir, continuando el plan.

– Veremos si eso continúa así en estos días. – le dijo, algo de enojo mostrándose en su voz. – Es necesario, pues no podemos arriesgar nada, hay mucho que perder. Les hemos dado sus miraculous ahora porque necesitamos que estén al tanto, son nuestros más fieles compañeros. Y los únicos, de cualquier modo. Somos bastantes y por nuestras observaciones, podemos estar seguros de que Mayura estará con él en el enfrentamiento final. No será fácil, obviamente, pero veremos que todos volvamos sanos y salvos a nuestros hogares y amigos.

– ¿Qué haremos? No es tan sencillo sorprenderlo.

– Faltan detalles por ver aún. Como ese. Queremos que sepan que, por favor, no caigan ante sus provocaciones. Es muy probable que intente persuadirlos, pero recuerden quién es el verdadero enemigo. – Chat Noir miró a Ladybug de reojo, quien mantenía la cabeza gacha durante esa parte de la conversación. – Siempre hemos sido mi lady y yo contra el mundo... – tomó su mano con firmeza, sonriendo con un deje de tristeza. – pero ese día seremos todos nosotros contra él. Pase lo que pase, recuerden que ambos estamos agradecidos y orgullosos de ustedes. – de alguna manera, lograron hacer que esa charla terminara como una despedida, como si dentro de poco, no volverían a verse y no tendrían oportunidad de hablar.

Cuando se terminó de repasar el plan, quedaron Ladybug y Chat Noir ahí, algo alejados y en silencio.

– ¿Qué piensas hacer si es que lo logramos? ¿Vas a devolver tu miraculous? – preguntó la muchacha de repente.

– No. No podría hacerlo. Además, podemos servir de gran ayuda, aún teniendo magia. Espero que tu tampoco lo hagas, princesa. – la miró mientras el viento de la tarde movía sus coletas y soltaba algunos cabellos de su amarre. – Dijiste que siempre seríamos nosotros, que uno solo no sonaba bien. Espero que eso me mantenga.

– Seguirá en pie, gatito. Pero no estoy segura de hacer esto... Hay tantas cosas que podrían salir mal. – escondió su rostro entre sus palmas, repasando unos ejercicios de respiración que había aprendido con el propósito de dominar el estrés que la consumía y no tener una crisis ahí mismo.

– Así como todo podría salir de maravilla y mejorar la vida de miles de personas, bogaboo. No puedo mostrarte el futuro ni asegurarte que todo resultará perfecto. Aún así, sabes y puedo jurarte que estaré a tu lado cada minuto. – se arrimó a ella y la abrazó por los hombros, dándole el refugio que sabía necesitaba en esos momentos. Temblaba, presa del miedo. Miedo a estar sacrificando vidas inocentes por algo que podría no funcionar. Miedo a las explicaciones que tendría que dar si todo se fuera al extremo. Miedo a perder a las personas que aún tenía. Con el sentimiento en su corazón, se aferró a su compañero con fuerza y rompió al llanto. Nadie mas que él la veía y ninguno podía juzgarla. Estaba con tiempo libre fuera del juego.

– Deberías saber que estaré aquí para ti.

– Lo sé, mi gatito. – murmuró mientras él dejaba un beso en su coronilla. Podía sentir su barbilla temblar sobre su cabeza, separándose un poco para mirarlo y darse cuenta de que ambos estaban en igualdad de condiciones. Rodeó el cuello masculino con sus brazos, siendo envuelta desde la cintura mientras se descargaban en un silencio corrompido por los sollozos de ambos, que crecían cada vez más hasta que el cansancio comenzó a ganar terreno. Cayeron dormidos ahí, en la torre eiffel, sin sus trajes ni máscaras. Sólo ellos, enamorados y temerosos de lo que el destino y ellos mismos tenían planeado.

segunda oportunidad // MLBWhere stories live. Discover now