14: the night we meet

216 13 0
                                    

- Señorita, ya puede bajarse. - la muchacha miró a su chófer con desdén, volviendo a mirar por la ventana del vehículo.

- No me apresures. - sonrió con pesar al ver como la pareja del momento reía y jugueteaba en la entrada de la escuela. Son felices juntos, pensó. Suspiró antes de tomar su bolso y abrir la puerta, sin dar mayor señal de despedida y dirigiendo sus pasos a la azabache. - Hey, Marinette. - ambos se voltearon sonrientes a verla, cambiando sus expresiones lentamente a unas mas serias.

- ¿Sí? - respondió, apartando con suavidad las manos de Adrien de su cintura.

- Sólo quería agradecerte por el regalo. Me ha quedado de maravilla y la verdad, es de todo mi gusto. Respecto a la foto... No recordaba que existía.

- Me alegra que te haya gustado y, bueno, era de esperarse. No te preocupes, estamos bien, supongo.

- No hay duda. Quizás en un tiempo... Podríamos darnos el momento para hablar y ver si logramos conciliar una amistad. - la ojiazul sonrió con entusiasmo y genuina alegría.

- Estaré encantada, Chloé. Gracias.

- Sí, bueno, yo tengo que ir a buscar a Sabrina. Los dejo con lo suyo y... Gracias a ti, Marinette.

- De nada. - rubio y azabache la vieron alejarse con asombro, antes de mirarse mutuamente y sonreír.

- Lo has logrado, bichito. - la abrazó contra su pecho con fuerza, feliz de haber escuchado eso.

- No podría haberlo hecho sin ti, chatón. - entrelazó ambas manos con las de él, mirándolo a sus esmeraldas con embeleso.

- Me encanta cuando hablas así. - la tomó por la cintura y dio vueltas con ella en el aire, riendo los dos por igual a vista y presencia de todo el mundo.

- Se ven muy lindos en esa foto. - comentó Alya señalando la portada de la revista. - ¿Cuándo pasó esto?

- Ayer, antes de entrar a clases. - habló abochornada.

- Fue tu mejor ángulo, tienes suerte.

- ¿Qué hay de Adrien?

- Vamos, Marinette, sabes que todos los ángulos de Adrien son su mejor ángulo. ¡Eres su novia, deberías saberlo!

- Oh, gracias. - bufó con fingida molestia. Pasó el resto de la clase admirando la revista. Sí que fue nuestro mejor ángulo, gatito. Sonrió inconscientemente, recordando ese momento en el que se sentía volar entre sus brazos bajo su mirada intensa y enamorada.

"Los futuros Sr. y Sra. Agreste muestran su amor al público." Leyó el título, a lo que se mordió el labio inferior por la ansiedad que le provocaba ser llamados desde ya señor y señora.

El viento movía su melena de un lado a otro, despeinandola sin molestias. Ignoraba su apariencia sin despegar la mirada de las estrellas.

- ¿No hace mucho frío para que estés aquí afuera? - se sobresaltó un poco, más no fue necesario voltearse a mirar.

- Podría decir lo mismo. No tienes nada que hacer aquí.

- ¿Cómo que no, princesa? ¿Es que no sabes qué día es en... 20 minutos? - la azabache giró sobre sus talones, mirándolo con fijación antes de recordar las fechas.

- Ya recordé. ¿Por eso estás aquí, gatito? - él se acercó, titubeante, a su amada, mirándola a los ojos celestes que ella lucía. Acarició con sus nudillos su mejilla, pasando su garra con suavidad y provocando una corriente eléctrica.

- No podía permitir que pasara como cualquier otro. Es importante para mi, bichito.

- Para mí también. - llevó su palma a la mejilla del héroe, realizando los mismos cariños que él le hacía a ella.

- ¿Qué hacías aquí afuera, cherie? - murmuró con curiosidad.

- Sólo pensaba en todo lo que ha pasado en tan poco tiempo. Y, la verdad, de seguro ya no estaría aquí si no fuera por ti. - rió cerrando los ojos al momento de sentir sus labios contra su frente.

- No digas eso. Eres fuerte, con o sin mi, tú habrías logrado permanecer en pie. Siempre lo haces. - la joven apoyó sus manos contra su pecho, mientras el rubio la abrazaba protectoramente. - No quiero hacerte sentir ni volverte débil, mi amor. No lo eres y nadie debería hacerte cambiar eso. Necesitas saber lo resistente que eres y recordártelo cada día. No estaremos juntos por siempre o no sé si así será. Moriremos en algún momento, ¿verdad? - él rió con pesar mientras ella se separaba y lo miraba a los ojos con los propios cristalizados. - Si tenemos suerte, nos iremos juntos y en el cielo, nos mantendremos así, o si es en otra vida, nos volveremos a encontrar. Pero no puedo asegurarte nada y si yo no estoy, no podría dejarte tan rota y desarmada. Quiero protegerte, pero no puedo quitarte lo que eres. - Marinette suspiró, comenzando a llorar al cabo de unos segundos.

- Por Dios, Adrien. - sollozó con la vista pegada al suelo. - ¿Por qué tenías que mencionar eso ahora? ¡Sabes que si tú te fueras, estaría rota de cualquier manera! - se abrazó a él con fuerza, buscando como ahogar sus lágrimas. - Por favor... Por favor, no me dejes. Nunca. - el muchacho, con los ojos húmedos y el corazón encogido, no encontró una buena respuesta para eso, por lo que sólo se quedó ahí, abrazándola y mirando las estrellas, rogando que los deseos de Marinette se cumplieran de algún modo.

Las tan esperadas campanas marcando el nuevo día se escucharon por toda París. La pareja, adormilada, terminó su abrazo, mirándose por un momento antes de reaccionar.

- ¡Feliz primer mes, bogaboo!

- Felices primeros 31 días, gatito. - murmuró para lanzarse sobre sus labios sin duda ni permiso.

- Vaya, iba a decir que me parecía increíble que hace cuatro semanas, habría terminado de conocer gran parte de quien era el amor de mi vida, ahora veo que hay mucho, mucho más. - ambos rieron, compartiendo un nuevo beso lleno de cariño. Un roce suave con un toque de intensidad. Sus corazones latían al mismo ritmo. Los dos funcionaban al mismo ritmo.

segunda oportunidad // MLBWhere stories live. Discover now