Despedida de soltera y boda

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Poché.

4 días antes de la boda.

¿Cómo describir la emoción que siento recorrer todo mi cuerpo?

Era imposible no sentirla, cuando en cuatro días me voy a casar con el amor de mi vida, la mujer que amo y me demostró que ama pidiéndome matrimonio de la forma más hermosa que puede haber.

Su propuesta me tomó por sorpresa, siempre pensé que sería yo la que daría el paso.

Es un día que nunca olvidaré, cada detalle fue muy lindo, parecía una laguna por mis lágrimas llenas de felicidad. Nuestros amigos al anterarse se pusieron muy contentos.

Por otro lado Mafe, mi suegra, ha estado ayudando con los preparativos de la boda, acercándose más a Calle. Eso me alegraba, porque ambas se están dando una oportunidad cómo madre e hija, no puedes estar toda tú vida separada de tú madre, después de todo las madres son un eterno amor en nuestra vida.

Mafe poco a poco aceptó nuestra relación y en un momento me pidió disculpas por ser tan grosera, acepté su disculpa porque no me había hecho ningún mal y quería ver feliz a mi prometida.

Me encontraba en mi vieja casa esperando a Calle, por los preparativos y nuestros trabajos, casi no tenemos tiempo para vernos.

Agregando que decidimos casarnos en un mes, todo era una locura y mi prometida quería una boda a lo grande, ¿y quién era yo para quitarle ese sueño? Ella podía pedirme una boda en dónde cerrarán todo el país y vería la forma de conseguirlo.

Mi sala estaba decorado con luces en la sala, rosas de todos colores con globos de color rojo en el techo, fotos mías y de Calle, una mesa perfectamente decorada con la cena lista, ahora sólo faltaba mi prometida.

Una cerradura abriéndose hizo que me pusiera en posición, escuché pasos adentrándose, una vez la vi posó su mirada llevando una mano a su boca asombrada.

Me acerqué a ella con una sonrisa.

— Amor, ¿qué es todo esto?— preguntó observando todo con una sonrisa.

— Una pequeña sorpresa de mi parte para ti, hermosa. — expliqué viéndola embobada.

Mi prometida últimamente estaba más sexy y preciosa que nunca.

—¿Qué haces para estar tan jodidamente guapa todos los días?

Me acerqué a ella para tomar su cintura, metí la cabeza a su cuello, inhale el olor de su perfume que tanto me encanta.

— No lo sé, tal vez el amor me sienta bien. — bromeó clavando sus dedos en mis costillas, reí.

— Hay que darte amor más seguido entonces. — murmuré dejando un beso en su cuello.

— Una oferta tentadora. — mencionó divertida, salí de mi escondite para verla.

— Sé que estamos a días de casarnos. — mencioné con una sonrisa tímida. — Pero no podía casarme contigo si decirte todo esto.

Ella ladeó la cabeza confundida.

— Quiero recordarte que te amo, eres lo mejor que me ha pasado, sin ti mi vida no tuviera color. — mi prometida sonrió. — Desde el primer momento que te vi sabía que darías un vuelco a mi vida, y no me arrepiento de recibir ese portazo.

Calle soltó una risita apenada, sus manos acariciando mi espalda baja.

— Me enamoré de ti para siempre, y sé que llegaremos a viejitas juntas. — limpié las lágrimas de sus hermoso ojos con media sonrisa. — Daniela Calle, ¿te casarías conmigo?

Destino || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora