Discusión y beso

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Poché.

Entre al despacho de Daniela, subiendo al ascensor para ir a ver la construcción, el ingeniero me había asegurado que el encargado de la obra llevaba todo muy bien y que faltaba casi nada para terminar.

Eso me alegraba porque no quería poner un pie más en este lugar, ayer me tocó hacerlo y para mí sorpresa me enteré que Lauren trabajaba aquí, me sorprendió pero terminamos hablando un rato.

Hasta que Calle salió de su oficina con Alba, no le dirigí la palabra, aunque moría por hacerlo y mi corazón estaba cómo un loco, quise detenerla porque tenía días de no verla, pero mi lado orgulloso ganó.

Al llegar al piso, me dirigí a la construcción a verificar si todo estaba en orden, llegué y me encontré con los trabajadores haciendo nada.

Maldita sea, era lo único que me faltaba, tengo mucho encima para que la obra no esté avanzando por un par de holgazanes.

Me acerqué silenciosamente a ellos, observando cómo reían y jugaban a las cartas, haciendo apuestas. Me posicioné detrás del encargado de la obra.

— ¡Ja! ¡Paguen!— dijo el hombre entusiasmado.

Comencé a aplaudir ganandome la atención de todos en el lugar.

— Pensé que había más seriedad a la hora del trabajo en usted, Ramírez. — hablé con voz fría.

— Arquitecta Garzón-

— La fecha límite para la entrega viene pronto y no veo mucho avance, Ramírez. — lo interrumpí con la mandíbula tensa.

— Nosotros solo teníamos un breve descanso.

— ¡Parece que sus descansos son en horas de trabajo! ¡¿Para eso se les paga?!

— No, arquitecta Garzón.— respondieron todos a coro.

— Espero no se vuelva a repetir si no los despido.— espeté.

—¡A trabajar ahora, muevanse!— gritó Ramírez poniéndose a trabajar.

Salí de la construcción para ir a la oficina de Calle, para mí mala suerte había dejado un plano en mi apuro de irme la última vez. Subí al ascensor presionando el último piso.

— Buen día, Valeria.

— Buen día, arquitecta.

Me adentré a la oficina para dirigirme a mi parte de la oficina y buscar el plano, en ese momento mi teléfono vibró, lo saqué observando un correo.

Era un correo de unos inversionistas que tenían planeado contratarme para hacer un proyecto en España. Habíamos tenido ciertas reuniones por videollamadas presentando algunas ideas, pero no sabía si a fin de cuentas mi propuesta les agradaba del todo.

— Sí, no falles con eso, ¿de acuerdo?

La puerta de la oficina se abrió dejando ver a Alba y a Daniela.

— Tranquila, castaña virgen.

— Y también-

— ¡Bombón!— exclamó la española al verme, le sonreí. — Ya extrañaba verte por acá.

— Solo vine por algo y me iba. — expliqué enrollando el plano junto con otros, no iba a dejar nada más aquí.

— Te olvidas de las amigas. — reprochó Alba, enchiné mis ojos.

— No cuando estás con la mía. — murmuré burlona.

— Calla, eso no se dice. — regañó avergonzada, reí. — Bien,creo que es hora de irme. Te cuidas, Garzón.

Destino || TerminadaWhere stories live. Discover now