Planes

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Narrador.

Los siguientes días una castaña junto a una peliazul, vivieron sus días normales, bueno, casi normales.

Después de la llamada de Germán Calle, cierta peliazul buscó ayuda con el contacto de su mejor amigo Alejo. La policía tomó declaración de los hechos a Daniela, al colaborar con ellos ahora la policía protegía el edificio de la castaña junto a su pareja.

Juan Pablo, el oficial a cargo de la investigación de Germán, sabía que el hombre en cualquier momento podía hacer su aparición para arremeter contra su hija cómo un pase para huir, cómo lo ha hecho todo este tiempo.

Ahora el edificio de la abogada estaba custodiado por hombres de la policía, María José había tomado la decisión de contratar un chófer para así no correr el peligro de una posible emboscada.

A pesar de los problemas a su alrededor, Calle y Poché vivían su amor cada día en la cotidianidad de su vida. Cada mañana despertaban juntas para hacer su rutina de aseo y salir de casa para ir a sus respectivas actividades en el día.

Al volver a casa en la noche, cenaban contándose su día para ir a dormir a su habitación abrazadas en pijama o otras veces no.

— Buen día, amor.

Poché saludaba a su castaña con una sonrisa, pero Daniela tenía la cara ligeramente arrugada.

— ¿Qué ocurre?— cuestionó la peliazul preocupada.

— Tuve un sueño feo. — admitió arrugando aún más el gesto.

— ¿Volvieron tus pesadillas?— cuestionó la peliazul acariciando el cabello de la castaña.

— No, pero se sintió cómo una. — murmuró Daniela.

— ¿Qué soñaste?

— Soñé que me ponías el cuerno con un montón de mujeres, y luego me decían “muuu”

La morena no quería reír, pero al oír el sueño de su castaña no pudo evitar soltar una estruendosa carcajada.

— ¡No te rías!— acusó la castaña rodando los ojos.

— Hermosa, lo siento, ¿pero por qué soñaste eso?— indagó María José calmando su risa o eso intentaba.

— No lo sé, dímelo tú. — enchinó sus ojos viendo a su novia por el espejo. — ¿Tienes o tuviste a otras?

— Uy, tuve un montón de amantes. — bromeó comenzando a cepillar sus dientes.

— ¿Qué?

— Estoy jugando. — respondió con la boca espumosa. — En realidad no, tuve citas pero no llenaban mis expectativas.

— ¿Es en serio o lo dices para qué no me sienta mal?— cuestionó la abogada alzando una ceja.

— Es en serio, no tuve a nadie más. — afirmó la peliazulada. — Nadie se comparaba contigo.

— Bien, eso me consuela más.

— Tranquila, no dejaré que te salgan cuernos. — replicó la morena divertida.

— ¡María José!

La peliazul soltó una carcajada otra vez, mientras Daniela rodaba los ojos para ir a la ducha y meterse bajo el agua.

Ambas estaban siguiendo su rutina, cuándo una idea pasó por la mente de la castaña. Salió de la ducha envuelta en una toalla.

— ¿Creés qué podamos salir del estado?— preguntaba Daniela a la peliazul, viéndola terminar de cepillar sus dientes.

Destino || TerminadaWhere stories live. Discover now