22. Del episodio 19 - Relaciones

2.8K 101 41
                                    

Antecedentes. Del recuerdo 10...

-Papá me ha contado que aquella noche llegó a la casa del abuelo Aziz tras pasar un rato tomando copas con tía Deren. Dice que se encontró a mamá sentada en el césped y que parecía un ángel vestido de blanco. Que el corazón le dio un vuelco y que esperaba no fuera otro sueño. Que aquello fue como un deja vu, que ese momento lo había vivido días antes. A papá y a mamá les pasan cosas muy extrañas en ese sentido. Conforme más mayor me hago y más conozco de su historia, más me doy cuenta de todo esto.
»Por cierto, tengo que ir a ver a tía Deren y a tío Bulut. Llegué hace dos días y no he pasado por su casa aún. Mamá estuvo ayer allí, podría haber ido con ella pero estoy reventado del viaje. Jamás pensé que iba a echar tanto de menos a la abuela Huma.
-Para ella siempre fuiste su preferido. Se notaba a la legua. Su pequeño león, así te llamaba. A Aslan lo adoraba pero... por ti, sentía debilidad.
Las últimas palabras de Yildiz se perdieron en un susurro. Mi chica bostezó, cerró los ojos y se quedó profundamente dormida con la cabeza apoyada en mi hombro.

(Del diario de Ateş Divit)

...

Murat salió de la habitación de sus suegros que le faltaban piernas para correr. No había sido consciente de lo que había salido por su boca hasta que notó que Can se había quedado paralizado y casi sentía como sus ojos de león se incediaban. Salió al pasillo cerrando la puerta a toda prisa con la loca esperanza de que su suegro no saliera tras él y le diera la paliza de su vida por su descaro. Tenía que buscar a su mujer. Delante de Yildiz, al menos, controlaría el genio; o eso esperaba...
La había buscado por todos lados. Sanem le había dicho que buscara en la habitación de Ateş pero lo veía poco probable. ¿Por qué iría en busca de su hermano? Sus hermanas nunca habían ido en busca suya, siempre se habían buscado la una a la otra para hablar. Él se sentía como un cero a la izquierda cuando ambas estaban en la misma habitación así que, lo normal sería que estuviese en el cuarto de su hermana Derya. Salvo que ésta aún no había llegado de donde quisiera que se encontrara. Vaya culo inquieto que era su cuñada, no paraba en ningún sitio más de dos semanas. Enseguida echaba a volar e iba a parar a otro lugar.
(Yildiz, ¿dónde te has metido?)
¿Estaría realmente con su hermano como le había dicho su suegra?
Murat atravesó el pasillo oscuro hacia la habitación de Ateş y vio la puerta abierta y la luz encendida. Asomó la cabeza por la puerta y allí estaban los dos. Porque era su hermano, que si no...
Ateş le vio y le hizo señas para que entrara. Él así lo hizo.
-Se ha quedado dormida -dijo Ateş-. Iba a llevarla a vuestra habitación.
-Tranquilo, ya me la llevo yo. No sé qué le pasa -dijo al tiempo que se sentaba en la cama y acariciaba los rizos rebeldes de Yildiz-. Se queda dormida por los rincones. Creo que estar en sitios urbanos la agota. Necesita el aire libre del campo. En eso nos parecemos tanto... A mí la ciudad también me abruma y llevamos varias semanas fuera de casa.
Murat volvió a acariciar los cabellos de Yildiz. La chica pareció reconocerle en sueños porque se giró sobre el brazo de Ateş y buscó la caricia de su marido. Murat sonrió y Ateş miró hacia el techo poniendo los ojos en blanco pero, de repente, el corazón le dio un vuelco y pareció fallarle el aliento. Fue un momento fugaz pero lo suficientemente intenso como para provocarle un escalofrío.
-Cuando terminemos aquí -continuó Murat sin percatarse del silencio de su cuñado-, igual nos vamos a los Alpes. ¿Nos dejarías la casa de tu abuela? Sé que ahora es tuya.
-Claro, sin problemas. No sé por qué me la ha dejado a mí. Tiene, perdón, tenía cinco nietos. Tanto Aslan como yo hemos pasado mucho tiempo allí con ella. Podría habérsela dejado a él y a mí el rancho de Australia. No sé por qué lo hizo al revés, la verdad.
-Menuda abuela tenías. La mía era también un caso aparte. Me cuentan cada historia... Dicen que con una mirada hacía que todos temblaran. La perdí hace unos años, cuando empezaba mis estudios universitarios. Mi madre dice que su suegra le daba terror. Sin embargo, tu madre, habla maravillas de ella. La adoraba. Y mi abuela también la adoraba a ella. Decía que era la hija que no había tenido.
Ante el silencio de Ateş, Murat le miró. Estaba pálido. De repente el color se le había ido de la cara.
-Ates, ¿te encuentras bien?
El aludido pareció regresar de donde quisiera que se había marchado y el color volvió a su rostro. Murat tuvo la sensación de haber sufrido una alucinación.
-Sí, claro que estoy bien -dijo mirando a los ojos azules de su cuñado-. El que parece haber visto un fantasma eres tú -dijo riendo nerviosa.
(¿Qué acababa de sucederle?)
Creo que voy a dejarte solo.
En ese momento el smartphone de Ateş sonó. Murat lo vio sobre la mesita de noche que tenía a su lado y vio que era Aslan quien llamaba. Cogió el terminal y se lo pasó a su cuñado.
-Es tu primo.
El hombre le pasó el teléfono a Ateş y se levantó. Se agachó y pasó los brazos por la espalda y las rodillas de Yildiz. La alzó en volandas y Yildiz, en sueños, buscó el calor del cuello de Murat cuando éste la acomodó entre sus brazos.
Salía de la habitación cuando oía a Ateş acordar con Aslan verse en Lucca. Eran casi las once de la noche, en otros tiempos se habría apuntado a la salida, ahora... Murat miró hacia la preciada carga que llevaba y sonrió. Ahora todas las juergas las pasaba con ella.
Bajó la cabeza y frotó la mejilla sobre los rizos rebeldes de su chica. El olor de su champú le hizo sonreír. Seguía usando uno propio de bebés. Volvió a sonreír y sus ojos fueron a parar al colgante que descansaba sobre su pecho: una cadena de plata con un enorme ámbar engarzado: el regalo de su madre el día de su boda. Yildiz lloró como una niña cuando su madre se lo puso al cuello. Jamás llegó a saber qué significado tenía aquella pieza de joyería menor, Yildiz nunca quiso hablar del tema.
Salió de la habitación de Ateş y comenzó a atravesar el pasillo.

RECUERDOS (¿Spin-off? de Erkenci Kus)Where stories live. Discover now