13. Del episodio 18 - Solo mío

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-Me comportaba como una loca celosa contigo. No soportaba que ninguna mujer se te acercase. Cuando me enteré que en tu vida existía Polen... algo se rompió en mi interior. Ni siquiera estábamos juntos por aquel entonces, bien sabes por qué, pero te sentía mío. No sé cómo explicarlo, Can. Ni siquiera en el libro llegué a explicar bien lo que sentía por ti. Cuando estaba contigo, el tiempo para mí se detenía. Muy al contrario de lo que ocurría con el reloj, avanzaba más deprisa de lo que yo quería.
Can giró a Sanem entre sus brazos, tiró de ella y la puso sobre su pecho, abrió las piernas y Sanem se acomodó sobre él. Ahora ya podían mirarse a la cara.
Conocían del otro cada una de las huellas de expresión que el tiempo les había ido dejando, cada arruga, cada cana...
También conocían cada mirada y cada gesto. Eso nunca había cambiado, siempre había sido así, desde el mismo inicio de su relación no-relación.
Can llevó las manos al rostro de Sanem y le acarició las mejillas. Retiró las lágrimas que aún bañaban su rostro y la besó en los labios de manera muy dulce, uno de esos besos cálidos pero en los que volcaba todo el amor que siempre había sentido por ella.
-Siempre me has vuelto loco -dijo rozándole la nariz con la suya-. No hubo nadie más para mí desde el instante cero. Polen dejó de existir aquella misma noche en la Ópera. Me excusé como pude alegando que al día siguiente se marchaba mi padre para no irme con ella al hotel. Sólo podía pensar en la chica que había besado en la oscuridad y cuyo aroma me había marcado para siempre.
Can enterró la cabeza en el cuello de Sanem e inhaló profundamente el delicado y fresco aroma de flores silvestres. Sus manos descendieron por el cuello de Sanem, le acarició los costados y la aferró por la cintura.
-Y sí, llevas razón -continuó-, te comportabas como una loca. Me desquiciabas. Me decías que no me querías pese a que yo sabía que era todo lo contrario. Demostrabas en todo momento que me celabas. Tu comportamiento pasaba de gacela indefensa -dijo buscando su mirada- a fiera leona.
-Tenías a muchas rondándote. ¿Hacemos recuento? -preguntó Sanem-. Comencemos por Deren...
-Deren es mi hermana. No en términos sanguíneos, tampoco en aquella época legales. Me encantó el día que mi padre la adoptó pocas semanas antes de su boda con Bulut. En pocos días pasó de ser Deren Keskin a Deren Divit para convertirse en Deren Cener. Mi padre siempre la quiso como a una hija. Ella se quedó huérfana muy joven y mi padre la acogió bajo su ala cuando se presentó en la agencia pidiendo, bueno, más bien exigiendo, que la contratara. Le robó el corazón al pobre viejo.
-Nunca te lo he contado pero también yo comencé a apreciarla pese a lo dura que era conmigo. Sabía que sentía algo por ti, se notaba a la legua y aun así... dejaba todo eso de lado para dar buenos consejos. En mis momentos más duros también estuvo allí.
Can sonrió. Sus chicas eran increíbles cuando se unían. Ideas locas que siempre funcionaban en las campañas.
-Vale, dejemos a un lado a Deren -dijo Sanem-. La siguiente en la lista fue Gamze.
-Recuerdo el día que llegó Gamze a la agencia. -Can comenzó a reír, Sanem arrugó la nariz y le pellizcó en la cadera.
-No te burles -dijo la mujer-. Gamze era muy guapa. Y tenía algo que yo no podía ofrecerte: su amor por la aventura. Compartiste con ella escaladas, noches al raso y a saber cuántas cosas que no me has contado.
Sanem apoyó la cabeza sobre el pecho de Can y sus cabellos rozaron la nariz del hombre. Can le acarició los cabellos y los apartó de la cara de su mujer para poder disfrutar de su bello rostro.
-Gamze siempre fue una amiga. Nunca la vi de otro modo. Sabía que algún día llegaría esta conversación -dijo Can al tiempo que sonreía con esa sonrisa torcida suya tan característica-. Aquella noche, cuando me fui de la agencia, estando ya a solas en mi habitación, no paraba de reír. Te volvía a ver metida bajo la mesa de mi despacho limpiando lo que ya estaba limpio y todo porque no podías evitar espiarme...

 Te volvía a ver metida bajo la mesa de mi despacho limpiando lo que ya estaba limpio y todo porque no podías evitar espiarme

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RECUERDOS (¿Spin-off? de Erkenci Kus)Where stories live. Discover now