12. Del episodio 11 - Cinco minutos

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Can entró en la habitación y se encontró a Sanem acostada en la cama, estaba llorando. Su llanto era silencioso pero dos personas que se conocen desde hacía tanto tiempo como era su caso, conocían sus silencios
-¡Eh, cielo! ¿Qué ocurre? -preguntó Can al tiempo que se acercaba a la cama.
Se acostó junto a ella y le acarició el pelo como lo había hecho en infinidad de ocasiones.
-¿Qué te pasa? -preguntó por segunda vez.
-He llegado hace un rato de casa de Deren. Hemos estado recordando viejos tiempos y me he puesto nostálgica. He removido los recuerdos de la época en la que nos conocimos. Hemos hablado de los buenos momentos pero eso también ha hecho que me haya acordado de los malos. Ahora, pasado el tiempo, viéndolo todo desde la lejanía y la experiencia de la edad, pienso que, de haber actuado de otro modo, quizás...
Can la besó en la cabeza y la apresó en un abrazo aún más cálido. Su calor la envolvió y ella acarició los brazos que la rodeaban al tiempo que suspiraba tragándose las lágrimas.
-Es curioso. Yo también he estado rememorando los viejos tiempos con Ateş. Creo que ha llegado el tiempo de reunirlo con su destino. Hemos hecho lo imposible por mantenerles alejado estos años. Envié a mi hijo con mi madre. Sólo de pensarlo, se me ponen los pelos como escarpias.
-No te tortures con eso. Sabes que la decisión que tomamos fue pensando en su futuro. Tu madre adoraba a Ateş. Creo que volcó en él y en Aslan todo el amor que no supo daros a ti y a Emre.
»Y sí, Can, yo también pienso que ha llegado el momento. Sólo espero que no sufran en el proceso tanto como lo hicimos nosotros.
-Sí, me volviste loco -confesó Can mientras sonreía bajo su espesa barba-. Me dabas una de cal y otra de arena. No te entendía, no lograba entenderte.  Te tenía miedo, esa es la verdad.
»Eras como el viento, no podía retenerte. Eras impredecible. No podía sujetarte con mis manos ni podía decirte lo que pensaba porque temía que no me entendieras y que salieras corriendo o me pidieras que me fuera. Eso me daba pavor. Porque me enamoré de ti aquella noche en el palco. Me quedé paralizado, fui incapaz de salir corriendo tras de ti cuando te marchaste. Dijiste en el libro que cuando descubriste que yo era Albatros temblaste de pies a cabeza. Aquellas palabras las entendí perfectamente porque yo sentí lo mismo aquella noche del XL Aniversario de la agencia.
Sanem giró la cabeza y buscó la mirada de león de su marido.
-Siempre quise decirte la verdad -dijo con los ojos aún húmedos y velados-,  pero no podía. Aquella noche en la hamaca...
-Sss. -Can le puso el índice sobre los labios para silenciarla-. Aquella noche en la hamaca... -Can sonrió al recordar-, fue la primera vez que dormiste en mis brazos. Hasta ese momento, no me había sentido tan completo. Te pedí cinco minutos, pero rogaba que fueron muchos más. Alguien, allá arriba, me apreciaba mucho porque me concedió mi deseo.
»Analizando aquella conversación sobre Orión... -dijo mientras se humedecía los labios y sostenía la mirada de su mujer-, ahora soy consciente de lo que me estabas tratando de decir... sin decirlo. No fui realmente consciente de ello hasta que me fui durante ese año. Durante el tiempo que pasé en alta mar, entendí muchas cosas, me dio tiempo a reflexionar y rememorar cada una de tus actitudes, tus decisiones y tus palabras. Fue como volver a vivirlo todo desde el inicio, muchas cosas las volqué en mi Cuaderno de Bitácora, ya lo sabes. Fue revivir más situaciones de las que ahora puedo llegar a recordar...

 Fue revivir más situaciones de las que ahora puedo llegar a recordar

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RECUERDOS (¿Spin-off? de Erkenci Kus)Where stories live. Discover now