𝐂𝐇𝐀𝐎𝐓𝐈𝐒𝐂𝐇. | Jacob Black. [1]

ㅤ ㅤ ㅤ𝐱𝐱. regrets.

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ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ  LOS SEGUNDOS, LOS MINUTOS Y LAS horas pasaban ante mis ojos como en una fracción de segundo. Aún estaba en shock: procesando que mis padres habían muerto y que mi hermana había desaparecido o que, en ese mismo momento, me encontraba en el funeral de mis padres. En el cementerio de Seattle. 

Tenía la mirada perdida, fija en cualquier otro punto que no fuesen los ataúdes de mis padres bajando a su fosa. Lo único de lo que era verdaderamente consciente, era la manera en que Paige se aferraba a mi mano; como si temiese que en cualquier momento fuese a perder el conocimiento, caerme al suelo en cuestión de segundos o volver a quebrarme. Y, lo cierto era que no andaba equivocada. Las piernas me temblaban, mi labio inferior lo hacía. Un tembleque se estaba apoderando de todo mi cuerpo. 

Quería llorar, necesitaba llorar. Pero no podía, era incapaz de hacerlo, y eso era lo peor de todo. Estaba en ese punto en que no uno se siente incapaz de expresar lo que sentía, de decir cualquier palabra o siquiera reaccionar, únicamente parecía muerta en vida. 

Desde que mi tía me había dado la noticia, hasta que mi tío y mi prima se habían enterado: había pasado una hora y media, más o menos. Sin embargo, y desde el primer momento, pese a todas las diferencias, enfados y encontronazos que había entre nosotras: Paige no se había separado ni un momento de mi. Se había mantenido a mi lado en todo momento, apoyándome en silencio o con algunas palabras —bastante reconfortantes he de admitir—, sujetando mi mano y otorgándome las fuerzas que parecían abandonar mi cuerpo. Y aunque no le dijese nada, sobre todo porque era incapaz, agradecía lo que estaba haciendo. Porque no lo hacía por deber, no. Podía verlo en sus ojos: lo hacía porque así lo sentía, porque parecía entender con una sola mirada lo que necesitaba en ese momento. Como si estuviera leyendo mi mente o mi alma. 

Cuándo sus brazos me rodearon en un fuerte abrazo, cálido, familiar y reconfortante; me sentí mal. No porque estuviese teniendo ese gesto conmigo, sino porque no podía devolverlo. No podía expresarle el bien que me estaba haciendo en ese momento, lo mucho que agradecía y necesitaba su compañía. Lo que significaba aquel gesto para mi y /mucho más/ viniendo de ella.

──── Todo esto va a pasar, vas a superarlo ──── murmuró dando una suave caricia en mi cabellera antes de apartarse, lo suficiente como para observarme y guiar sus manos hacia mi rostro: acunándolo.──── Sé que ahora es difícil, Sas. Pero eres fuerte. 

Hizo una breve pausa, tanto que ni siquiera me dio tiempo a volver a parpadear o coger y llenar mis pulmones de aire.

──── Te conozco y llevamos la misma sangre, una de supervivientes, y tú no vas a ser menos. Yo voy a estar aquí para ti, para mi madre. Para las dos.