Desabotono los puños de mi camisa y me dirijo hasta la habitación de April, la pieza está a oscuras y lo único que ilumina un poco la estancia es su pequeña lámpara de noche, ella se encuentra arropada y sumida en un profundo sueño, así que no me atrevo a despertarla, simplemente me inclino hasta su rostro y deposito un pequeño beso de buenas noches en su sien.

Me devuelvo cuidadosamente hasta la sala y me sirvo un trago de wiski con algunas rocas de hielo dentro del vaso, enciendo la chimenea de la sala y me desplomo en el sofá con cansancio.

Las llamas que arden frente a mis ojos y que comienzan a volver cenizas los pedazos de troncos que yacen dentro de la caldera me hacen recordar a Julia de nuevo, su imagen me persigue desde hace diez años, desde esa mañana en que desperté y supe que había muerto.

Sigo teniendo esas pesadillas en las que la escucho gritar, en las que la miro arder en llamas sin que pueda hacer nada, por fuera soy Darren Lee, el chico que aparentemente sigue su vida, el que se graduó en finanzas y que ahora es vicepresidente de una empresa, el mismo que ahora tiene una esposa e hija, el mismo que desde hace diez años no tiene paz, pero por dentro seguía encadenado a esa mañana, a ese pasado, a la última vez que probé los labios de Julia. Aún era ese chico de preparatoria.

Aún seguía anhelando sentir sus besos, aun cerraba los ojos y podía sentir esa tímida y tierna mirada sobre mí, aun el fantasma de su sonrisa se colaba tras las cortinas, aun Julia estaba conmigo.

— ¿De nuevo aquí? — escucho decir tras de mí.

—Lo siento amor, pensaba ir en un rato —me excuso mientras siento sus manos recorrer mi pecho por debajo de mi camisa. La rubia arrastra su aliento por mi cuello hasta alcanzar mis labios.

—Ven a la cama —sugiere mientras me besa con ternura una y otra vez, me sonríe traviesa y me toma de la mano para conducirme hasta nuestra habitación y ahí me despoja de mi ropa y se desabrocha su bata de seda rosa frente a mis ojos permitiéndome ver su desnudez, no puedo evitar sucumbirme ante el deseo y la necesidad de hacerle el amor a Jessica, así que no me resisto y me hundo dentro y fuera de ella con ferocidad.

Luego del acalorado momento volvíamos a ser los que siempre éramos, un matrimonio vacío y sin amor que intentaba a toda costa ser salvado por nuestra hija de cinco años. Jessica se esforzaba demasiado en demostrarme cuanto me amaba y yo me forzaba a hacerla sentir amada aun cuando no sentía ni siquiera una pizca de amor por ella.

La quería, por ser la madre de mi hija, por ser mi amiga desde la muerte de Julia, por no dejarme sola incluso cuando quise morir, le estaba sin duda agradecido a Jessica por no resignarse conmigo, pero por más que intentaba presionarme a mí mismo a sentir amor por ella no lo lograba, nuestra relación no iba nunca más allá de compartir la misma cama o de entablar una conversación frente a nuestra hija.

Estar con Jessica me hacía sentir vacío y lo comprobaba aún más cuando quedábamos mirando cualquier punto de nuestra habitación sin dirigirnos la palabra.

—Descansa —la escucho decir con la voz entrecortada mientras se acomodaba en su lugar para darme la espalda, yo por mi parte me quedo inmóvil en el lado de la cama que me corresponde y no respondo absolutamente nada.

Siguen pasando las horas y la madrugada me absorbe casi por completo, debo luchar para dormir como siempre lo hago pero mi consciencia se empeña en martirizarme y acabo siendo víctima de sus recriminaciones nuevamente.

El despertador suena y me despierta de mi acortado sueño, mis ojos se sienten pesados, sin embargo hago un esfuerzo enorme por mantenerme consciente, me destino a ir hasta el baño y dejar que el agua climatizada corra por todo mi cuerpo.

QUEMA ESTE AMOR EN TUS LABIOS (COMPLETA ✓ )Where stories live. Discover now