Capítulo 22 - Otra Oportunidad

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Apartamentos Avenida Comstock, Los Ángeles

—¿Y no crees que te lo va a tirar por la cabeza? ¿Segura? —me preguntó Luna mientras cogíamos los cascos de la sala de estar.

—Joder, pues espero que no, es su café preferido... Espero que los clientes no se queden extrañados por tener a una tía sin uniforme detrás de la barra —salíamos de casa para coger la moto, hoy me tocaba llevar a Luna al trabajo y la noche anterior se me ocurrió llevarle un café a Clarke. Un café de verdad, no esa mierda que dan en la máquina de la oficina.

Aparqué la moto en la puerta, sin molestar a nadie, como había hecho siempre. El entrar allí y recordar que no podría volver a trabajar en quince años me causó un pinchazo en el estómago. Sin duda alguna iba a echar de menos tener a Luna como jefa, aunque por suerte seguía teniéndola de amiga y compañera de piso.

En un cuarto de hora llegamos al establecimiento. Me había levantando dos horas antes de lo que solía y no era natural el sueño que tenía en esos momentos, así que antes de prepararle el café a Clarke pensaba tomarme uno yo. Tenía tiempo y no iba a pasar nada, ¿no?

Entré a la barra como hacía de costumbre, aproveché que Luna todavía no había sacado los productos a la barra para entrar al almacén y coger un par de muffins, uno para Clarke y otro para mí. ¿También me lo tiraría a la cara? Al menos es más blandita que una cookie, eso te da en la cara y, si te descuidas, te mata. Las guardé rápidamente en la bandolera, si se enteraba de su ausencia me haría pagarlas. Costaban un pastón tanto para el proveedor como para el público, no se sacaba nada de margen. Eso sí, las probabas un poco y te convertías en una persona totalmente adicta a ellas.

Cogí un vaso de café para llevar extragrande, ese sería para ella. Bañé los rebordes del vaso con caramelo para darle el toque que debía llevar, pero sin que fuera empalagoso, una gota de extracto de vainilla, café doble y una leche cremosa. Por último le eché mi toque secreto. Tapé el recipiente y terminé de tomarme el mío mientras Luna preparaba todo. Yo ya no trabaja ahí.

—¿Cómo te arreglas sola? —le pregunté mientras la veía ir de un lado para otro colocando las cosas.

—Pues si nos arreglábamos mal dos... Tendré que publicar un anuncio de que busco camarera —me miró—. Entiéndelo, Lex —la miré extrañada.

—Por favor, Luna. ¿Cómo que lo entienda? Estás tardando en colgar ese anuncio, porque si no lo haces, vas a terminar muy quemada y lo último que quiero es que chapes esta maravilla. O al menos, si lo haces, que te lo compren por una pasta —hice que soltara una pequeña carcajada.

—Por menos de cincuenta kilos no lo vendo. Me costó mucho convencer a la franquicia, hasta que no les ofrecí mi compra del local. Y solo eso fueron treinta, sumándole la reforma —bufó—. Mejor vete a trabajar que me haces pensar en las deudas y es lo último que quiero a estas horas —movió un trapo que acababa de sacar de un cajón frente a mi cara—. Al final llegas tarde —ahora era ella la que se preparaba el café.

—Me queda una hora, Luna. Una hora —dije desbloqueando el móvil para verificarlo.

—¿Qué tal todo con Clarke? —bajé la mirada a mi vaso.

—Espero que a partir de hoy mejor. No quiere tener que decir una palabra de más conmigo. Lo mide todo, Luna... Me llama Alejandra. Es que ni mis vecinas me llamaban así. ¡Ni mi abuela! —me rasqué la coronilla.

—Dale tiempo. Sería una estúpida si te dejase escapar —acarició mi antebrazo con la barra por medio.

—Escapar, precisamente, no me va a dejar —señalé al reloj.

Access Denied (NukaBlack y ClaudiaGalvezB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora