Capítulo 25 - De charla en charla

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Comstock Apartments, Los Ángeles

Después de que Luna me dejara a solas con Clarke, miré a la rubia. Me senté un poco más cerca de ella en el sofá y dejé caer la palma de mis manos sobre mis propias rodillas.

—Bueno... Pues, ¿quieres otra cerveza? —dije apuntando al grupo de botellines que había sobre la mesa. La rubia se encogió de hombros. Cogí una botella, la abrí y se la tendí. Sentía su mirada sobre mí, y aunque no fuera la primera vez que lo hacía, estaba nerviosa. Aquella mujer me ponía nerviosa, entre otras cosas. Intentaba mirar a cualquier lado con tal de no cruzar la mirada con ella.

—Me tomo esta y me voy, que tengo trabajo que hacer, no como otras al parecer... —dijo la rubia antes de tomar un sorbo de cerveza.

—Bueno, a ver, que estoy en mi tiempo libre, no soy una workaholic como tú. Al contrario, sé disfrutar de mi tiempo libre —alcé una ceja, ya atreviéndome a desafiarle un poco con la mirada. La cerveza de Chloe's estaba empezando a hablar por mí.

—Lexa, he tenido que ir al muelle desde la oficina para traerte a casa, porque —empezó a gesticular con las manos— debe haber algo que no entiendes de la frase, "de casa al trabajo y del trabajo a casa" —se encogió de hombros—. Porque a lo mejor si no hubieras hackeado, robado, falsificado, extorsionado, etcétera... No tendrías que mantener esa rutina —pues la rubia tenía razón. Toda la razón.

—Permíteme que te diga —empecé a decir acercándome un poco más a su cuerpo, igual había suerte— que si no hubiera decidido ir a tomar algo no estarías aquí ahora, tomándote conmigo una deliciosa cerveza tostada doble lúpulo —hice una pausa, para darle más dramatismo—. Y encima, sin filtrar —le di tal trago a la botella que la dejé por la mitad.

—Bueno, tampoco es para tanto, aunque podría haber venido si me lo hubieras pedido —abrí los ojos, sorprendida—. No te lo creas, ¡estaba trabajando, Lexa! Así que, permíteme que te diga —abrevió con un poco de retintín, queriendo imitar mi frase anterior—. Me voy a seguir trabajando —me miró a los ojos mientras se terminaba la cerveza. Tras el último trago la dejó sobre la mesa y se levantó, dirigiéndose a la puerta de casa.

—¿Nos vemos mañana en la oficina? —le pregunté queriendo darle un poco de pena, aunque inútilmente.

—Sí. Ni se te ocurra llegar tarde o verás las consecuencias —cogió la chaqueta de la entrada y cerró la puerta tras de sí.

—Esta mujer me va a volver loca, joder —resoplé. Una cara conocida apareció por el marco de la puerta del salón, me tapé la cara con el cojín más cercano que había.

—¿Habéis podido hablar de algo? —me quité el cojín y se lo tiré. Luna lo esquivó—. Creo que eso es un "no" —dijo mi compañera de piso riéndose.

—Pues no, ha huido cual cobarde... Que tenía que trabajar, que le había sacado de la oficina —me encogí de hombros—. ¡Si ya es la hora de cenar! ¿Qué hace todavía trabajando? —bufé.

—Por si todavía te queda alguna duda, tu amiga tiene una ligera adicción al trabajo —pasó a la sala y se sentó en una mecedora que hacía esquina—. Siempre va a poner su trabajo por delante, sobre todo en el caso que estáis llevando, está siendo muy mediático y para ella significa mucho.

Ahí me di cuenta de que algo más estaba pasando. Estaba muy bien el rollo de adicta a la oficina, o como quieras llamarlo, pero algo más tenía que haber detrás. Y si la rubia no me lo decía yo misma tendría que averiguarlo. Cogí mi móvil, de trabajo, pero móvil al fin y al cabo, y tecleé un número que me sabía de memoria, muy a mi pesar. Un número, que aunque se rastreara, no llevaría a ninguna parte.

Access Denied (NukaBlack y ClaudiaGalvezB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora