Capítulo 20 - Colaborando con el Enemigo

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Oficinas del FBI, Los Angeles

Tras traerme un sandwich y algo para beber, me llevaron al que sería mi nuevo puesto. Estaba rodeada de mesas, pero no de esos cubículos que no veías al compañero que tenías delante, no. Veía absolutamente todo, por lo que ellos también me veían a mí.

No paraban de pasar personas, algunas corriendo de un lado a otro con papeles en las manos. Los días de juicios no eran muy agradables, para ninguna de las partes. Encima de la mesa que a partir de este día sería la mía, había una carpeta con mi nombre impreso "Alejandra Woods - Colaboración". Me senté en la silla, con la pareja de agentes custodiándome. ¿Qué iba a hacer? ¿Rajarles con un bolígrafo? No era mi estilo. Intenté sacarles conversación.

—Bueno, y ahora que vamos a ser compis. ¿Teneis familia? Yo tenía una madre y un padre. Lo típico vamos. Pero ella murió y mi padre dejó de serlo para convertirse en mi padrino... Es raro, ¿verdad? Lo sé. Todo fraude, nada que no sepáis. ¿Y qué años tenéis? Yo voy camino de los 30. Me faltan algunos, pero los veo a la vuelta de la esquina. Yo a ti te echo veintisiete y a ti treinta y dos —no había forma de que hablaran—. Esta relación laboral no tiene futuro alguno. No os invitaré a mi boda.

Después de unos minutos en silencio entre sonidos de teléfonos, se acercó a mí una agente que tendría sobre unos cincuenta años, pelo corto y aspecto fibroso. Vamos, que si te metía una leche podrías incluso acabar en el hospital.

—Woods, acompáñame —me levanté de la silla y la segu. Las lapas que tenía conmigo me siguieron, pero aquella mujer se lo impidió—. Sola. Tranquilos chicos que me valgo por mí misma —vaya zasca.

Caminamos entre un par de mesas y me llevó hasta un despacho. Pude leer en el epígrafe de la puerta "Assistant Director, Los Angeles Field Office". ¿Me estaban metiendo en la boca del lobo o era cosa mía? De repente, una marabunta de nervios me sacudió, esto no me había pasado nunca.

X X X

Debía preparar todo el papeleo para la incorporación inmediata de Alejandra al departamento. De esto debía ocuparse Recursos Humanos, pero Thelonius había decidido que, como había puesto tanto empeño en sacar las pruebas para que no fuera juzgada y se pasase toda la vida en la cárcel, era algo que me tocaba hacer a mí. Sola.

Solamente tuve cinco minutos para comerme a toda prisa un sandwich que compré en la máquina expendedora de la sala de espera. Porque sí, en las oficinas del FBI de Los Ángeles había sala de espera. No podríamos quejarnos de volumen de trabajo. Era sorprendente la cantidad de personas que llevaban una doble vida como delincuentes cibernéticos. Al menos, por día, se juzgan a tres personas, era la media del pasado año. Pero con todo el revuelo de los iDead's seguramente habría más. Habían marcado un antes y un después en este estilo de delincuencia y estaba totalmente convencida de que saldrían imitadores y fans por todas partes intentando tener la misma relevancia y reputación que ellos. Sin importarles si quiera acabar entre rejas.

A pesar del sentimiento de traición que tenía dentro, me alegraba de que finalmente mi trabajo y el de mi equipo por poner todas las pruebas clave sobre la mesa del juez hubiera servido para algo. Alejandra no era una mala persona, solo una criminal y no todos los criminales son malas personas. Al igual que no todas las personas que no son criminales, son buenas. Sufriría las consecuencias de sus delitos sirviendo a la ley que ella misma había violado. Colaboraría con su enemigo, desde dentro.

Pasé las horas hasta la cita que tendría lugar en el despacho de Thelonius entre papeles, dándome cuenta de que la cita era en cinco minutos.

Voy tarde. Me va a matar.

Access Denied (NukaBlack y ClaudiaGalvezB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora