-Sabes que no puedo, Ailen- susurra el con la voz rota.

Giro para ver su rostro y confirmo que mira con miedo el agua.

Flashback

-A ver...decime tres cosas que ames hacer- pregunta Sebas haciendo círculos con su dedo sobre mi espalda.

-Escuchar música, dormir y nadar- contestó segura.

-Bueno, eso fue más rápido de lo que  esperaba- contesta sorprendido.

-Es que esas cosas son muy importantes en mi vida- le explico incorporandome en la cama- La música es como mi segunda voz, la representación de mis pensamientos, me ayuda a canalizar todo lo que siento.

-Que profundo- susurra Adams.

-Despues, dormir es mi modo de escapar de los problemas, amo soñar, me parece algo sorprendente, hermoso, ¿entendes que de alguna manera desconectamos la cabeza? Y vivís situaciones agradables...a veces no tanto, pero es como si fuese una vida paralela.

-Yo no recuerdo lo que sueño- se queja Adams frunciendo el ceño.

-Yo sí- río- Y por último, me encanta nadar, la sensación de estar debajo del agua, todo.

-Ojala pudiera decir lo mismo, yo le tengo miedo al mar, no puedo entrar.

Me giro para verlo, sin poder evitar mi sorpresa.

-¿No sabes nadar?- pregunto confundida.

-Sí sé, fui a natación desde los 6 hasta los 8 años- me explica.

-¿Y entonces?

-A los 10 años...mi abuelo y yo tuvimos un accidente- asiento despacio para que siga hablando. El toma una respiración profunda y sigue- Con mi familia habiamos decidido ir por primera vez a Miramar, con mi mamá convencimos a mis abuelos para que pasaran las vacaciones con nosotros. El plan era estar cinco días y después recorrer otras costas. Pero...el segundo día todo se arruinó.

Sebastian deja de hablar y mira fijo la pared blanca frente a nosotros. Siento como su cuerpo se tensa a mi lado, como si estuviese recordando todo lo que sucedió. Rápidamente uno mi mano con la suya y la aprieto, para que vuelva conmigo. Parpadea dos veces y se gira para darme una sonrisa de costado que no llega a sus ojos.

-Mi abuelo y yo estábamos jugando a competir quien hacía el castillo más grande, quien conseguía más caracoles y...finalmente yo le dije que seguramente el no se animaba a ir hasta el fondo conmigo.
Mi madre me dijo que no jugara a esas cosas, que era peligroso, pero yo no la escuché y mi abuelo aceptó el reto. Nos metimos y yo estaba feliz, jamás había llegado hasta ahí...Pero entonces el agua nos empezó a arrastrar, cada vez nos íbamos alejando más de la orilla y las personas a nuestro alrededor nos empezaban a mirar con duda, sin saber cómo reaccionar. Mi abuelo me agarró del brazo y me dijo que no nos separaramos, intentó mostrarse fuerte pero yo sentía lo nervioso que estaba ya que movía muy rápido las piernas debajo del agua. Traté de calmarlo, porque una vez mi profesor me dijo "si no tienen una base donde apoyarse, y se empiezan a desesperar, va a ser peor y se van hundir, tienen que estar tranquilos, respirar hondo y buscar una solución", así que me separé de el para tranquilizarlo...Entonces se aproximó una ola, yo lo empujé  para que pudiera agarrarla y que lo lleve hasta la orilla, o al menos hasta donde estaba la gente, y funcionó. La ola lo arrastró hacia donde estaba toda la multitud observándonos...pero a mi me hundió, y te juro Ailen que recuerdo como el agua entraba por mi boca, como trataba de salir del agua pero no podía, movía las piernas pero nada funcionaba. No sé cuanto tiempo habré estado debajo del agua, pero cuando volví a abrir los ojos ya estaba sobre la arena, con un socorrista que me miraba asustado mientras presionaba mi pecho, y con mi abuelo a mi lado llorando. Nunca más pude volver a entrar al agua.

Dos idiotas enamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora