— Soy Gris Smith. —se presentó. Ryan enseguida estrecho su mano con la de ella.

— Ryanair Ferrer. —sonrió de lado al decirlo.— Llámame Ryan. —le guiñó el ojo y eso fue mi señal para separar sus manos.

¿Qué pretendía?

— ¡Vámonos! —exclame con fuerza.

Ryan me miro con molestia, mientras que Gris no dejaba de verlo como si fuera el mismísimo señor Jesucristo en carne y hueso.

— Quiero conocer más a fondo a Gris. —eso me tomo por sorpresa.— Esta vez que vaya a mi lado. ¿Va? 

Ni siquiera me moleste en responderle, al escuchar sus estúpidas palabras me llene de coraje hacia él, si de por sí no lo tragaba del todo ahora por esto menos. Era un maldito idiota calenturiento, estaba haciéndome menos por Gris, simplemente me las pagaría.

Suspiré pesadamente y le sonreí a Gris, claramente ella no tenía la culpa de lo idiota que está Ryan. Subí a mí lugar y cerré la puerta, para no estar escuchando la «Conversación.» de ellos saque mis audífonos y puse música a todo volumen en mi teléfono.

Pude ver cómo Ryan abrió la puerta del copiloto para que Gris subiera al auto, eso fue suficiente como para que me recostara en el espacio vacío, iba sola en la parte de atrás. Así que no había problema con eso.

Minutos más tarde: estábamos en la carretera. Sólo miraba por el espejo retrovisor la cara de Ryan, él abría y cerraba su boca repetidas veces, no dejaba de hablar para nada. Por un momento agradecí tener puestos mis audífonos, de otra manera estaría escuchándolo hablar sin parar.

Cerré por un momento mis ojos y cuando los abrí Gris junto a Ryan estaba mirándome.

— ¿Qué? —exprese quitándome los audífonos.

Entonces fue cuando me di cuenta de que el auto estaba estacionado.

— Llegamos, loquita. —musitó Gris.

— Eso es bueno. —me senté en mi lugar y después abrí la puerta para bajar.

Estábamos frente a la casa de Ryan, creí que estaríamos frente a la mía.

¿Que está pensando ese idiota?

— ¿Esa es tu casa? —pregunto Gris apenas bajar del auto.

— No. —respondí secamente, aclare mi garganta y señale mi casa.— Esa si. 

— Eh.. —Ryan se aclaró la garganta, eso hizo que las dos centraramos nuestros ojos en él.— Quería invitarlas un rato a mí casa. Ya saben, para ver películas y todo eso. 

— ¡Eso sería ge...

— La verdad es que no podemos. —interrumpí a Gris.

— Oh, cierto. —al parecer Gris comprendió mis palabras.— Tenemos tarea por hacer y otras cosas, ya será para la próxima. 

— Supongo que está bien. —Ryan no sonó muy convencido.

— Gracias por traernos. —agradecí de corazón.

Gris le sonrió y se giró, yo por mi parte mire a Ryan por un segundo. Él me sonrió dulcemente, pero ese gesto no fue lo suficiente para bajar mi enojo. Me gire hacia Gris y comenzamos a caminar en dirección hacia mi casa.

Al llegar a mi casa rodeamos para ir hacia mí habitación, hice pasar a Gris y después lo hice yo. Ella sonrió al ver mi habitación, parecía como si fuera de su agrado, se aventó a la cama y luego se acomodó colocando sus brazos detrás de su nuca.

— ¿De verdad esta es tu habitación? —pregunto mirando cada detalle, asentí al instante y me agente a un lado de ella.— ¡Es genial! —exclamo.

— Lo sé. 

— Como para una pijamada. —Gris se puso sobre mi cintura y brinco como si fuera de papel.

— ¡Bájate, loca! —grite con molestia.— ¡Estás pesada! —insistí, pero mis palabras no funcionaban.

— Ah. —hizo una mueca de disgusto y se quitó de encima.— ¿Estás diciéndome que estoy gorda? —pregunto indignada.

— Digo que eres demasiado peso para mí. —reí al decirlo.

Gris no dijo nada, sólo me sonrió de lado y sacó su teléfono de su mochila.

Por alguna razón Ryan llegó a mis pensamientos.

Él y su comportamiento tan raro..

La Chica Indicada ✔️ [En Edición]Where stories live. Discover now