PASA POR AL APARTAMENTO 

AHORA?

NO, ANTES DE IR A LA NOTARIA

Celia miró el teléfono un poco confundida ya no sabía que sentir, el autobús se detuvo a recoger unos pasajeros y ella tuvo que caminar más al fondo para hacer espacio, una vez que arrancó volvió a sus cavilaciones.

No tenía por qué darle mucha importancia al papel en sí, era un matrimonio arreglado, pero ella quería que mientras durara fue algo real, entonces en que posición la dejaba eso, era o no era un asunto sin trascendencia, no podía predecir como terminaría eso, pero lo que si sabía era que cada vez se sentía mas perdida en un motón de cosas nuevas y solo algunas eran agradables, pero su determinación de absorber de esa experiencia un poco de amor en su vida le dio más ánimo, después se preocuparía por como romper ese vínculo, como deshacer toda esa locura, un escalofrió recorrió su cuerpo, no necesitaba preocuparse por eso en ese momento.

Al bajar en la parada se tropezó con alguien y pidió disculpas, cuando escucho la respuesta de vuelta se congeló en el sitio.

Tomó su bolso con fuerza y camino más aprisa de lo que normalmente lo hacía, oyó a su espalda.

- ¿Celia? - aceleró hasta el punto de que casi corrió - ¿Celia? espera un momento - no, no ese día.

- ¿Qué haces aquí? - los ojos que ahora parecían casi tiernos la miraban con ¿dolor? no, ¿culpabilidad? imposible.

- Solo quería agradecerte - interrumpió sus discurso y vio como esos tan familiares ojos la recorrían de arriba a abajo - estas muy delgada - decidió sembrarle un poco de culpa aunque estaba más que segura que no conocía esa sensación.

- No me queda mucho para comer - observó como fingía preocupación.

- Oh no mi dulce Celia - tendió una mano hacia ella pero se alejó de inmediato, no volvería a tocarla nunca - Bueno, solo quería darte las gracias, nos veremos en un tiempo - y sin más se volteo y se fue.

Celia respiro más tranquila, ver como se alejaba era un alivio aunque sabía que tenía pensado regresar, sus palabras eran más que claras, nada más pensarlo sus inquietudes por cualquier cosa presente se desvanecieron, era absurdo preocuparse o ilusionarse con sueños de niña cuando sabía que demasiado pronto su inmundicia pasada regresaba para recordarle quien era y que merecía, y dentro de sus posibilidades aun un matrimonio ficticio era demasiado.

Subió las escaleras de su edificio con lentitud, de su agitación inicial solo quedaba la responsabilidad de estar lista a tiempo ¿para qué estar bonita o arreglada? nada de lo que pasaría esa tarde sería permanente en su vida.

Se miró al espejo e imitó un sonrisa ilusionada, frunció el seño, parecía de todo menos una novia feliz o ilusionada, bueno en todo caso no tenía que parecerse, eso no estaba en las expectativas de John, recordó su rostro impasible y volvió a tomar su bolso de cosméticos, no quería ver esa indiferencia, y con nueva resolución intento imprimir mas vida y sensualidad a sus ojos y labios.

Una vez que estuvo mas conforme con su aspecto, empacó algunas prendas en un bolso pequeño, no sabía cuáles eran los planes de John, pero estaría preparada para cualquier cosa.

Escuchó el intercomunicador y sus manos volvieron a sentir ese picor cada vez más frecuente.

- ¿John?

- ¿Esperabas a alguien más? - sintió deseos de abofetearlo fuertemente.

- Sube - presiono para que la puerta del edificio se abriera e intento respirar con normalidad.

No hubo pasado ni un minuto cuando ya escuchaba el sonido de John tocando la puerta y tomó su bolso para salir de una vez.

Al abrir sus ojos se encontraron con una versión de John que tenía mucho tiempo que no veía, le recordó al chico que era cuando lo conoció, John la observaba con mas que interés pero aun estaba molesta, reparó en una bolsa que llevaba en su mano, cuando el vio la dirección de su mirada la extendió hacia ella,

- Olvidaste esto en el hotel después de la boda de Anthony y Sara, me pareció oportuno que lo usaras hoy - Celia tomó la bolsa y la abrió y corrió a su cuarto, no quería que John viera las lágrimas que casi escapan de sus ojos.

Una vez con la puerta cerrada y sin ningún testigo, sacó con cuidado su vestido y lo puso sobre la cama, era tan bello, lo había comprado para usarlo ese día y después de allí no lo había visto, lo había escogido porque se parecía a ella, a una versión que le gustaba imaginarse de sí misma, más pura y sincera de lo que realmente era, se despojó de su ropa y se cambió por el vestido, puesto era incluso mejor, le gustaba como se veía y era consciente del efecto que tenía en John pues esa noche del matrimonio de Sara él no le había quitado los ojos de encima.

Con mucha suerte tendría el mismo efecto ese día, nada le aportaría más emoción a ese día que ir de la mano de un John turbado por su presencia, si definitivamente esa noche podía ser un poco mejor de lo que había pensado.

Lecciones de AmorWhere stories live. Discover now